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martes, 15 octubre, 2024

Los jóvenes emprendedores en Venezuela marcan la pauta para el cambio

En El Pitazo celebramos el Día de la Juventud este #12Feb con tres historias de esos emprendimientos que definen por estos días al comercio venezolano y representan, tal como lo afirman los propios emprendedores, una oportunidad de salvar al país

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Caracas.- En 2018, la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) ubicó la tasa de desocupación para el grupo etario entre los 15 y 24 años en 23%, una cifra que supera por mucho la media mundial de desocupación juvenil estimada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de ese mismo año, que fue de 13,1 %.

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A esta cifra se suma el reciente estudio diagnóstico sobre la situación laboral de jóvenes en condición de vulnerabilidad social en Venezuela, a cargo del investigador y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Renato Cerullo, en el que se estima que 19,2 % de los 532 jóvenes consultados forman parte de la población económicamente inactiva.

Pero los muchachos venezolanos no se rinden y saltan con entusiasmo e ingenio ante cada cifra negativa. Tal como lo reseña la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, se trata de personas en un periodo de la vida “donde se forma y se consolida la personalidad y la proyección de futuro”, y los chamos venezolanos lo entendieron. Por eso, entre 15 % y 20 % de los venezolanos mayores de edad deciden crear su propio negocio, de acuerdo con cifras aportadas a finales de 2018 por el Centro de Emprendedores del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa).

En El Pitazo celebramos el Día de la Juventud con tres historias de esos emprendimientos que hoy marcan la pauta del comercio venezolano y representan, tal como lo afirman los propios emprendedores, una oportunidad de salvar al país.

Para ella la situación que atraviesa el país solo abre un nicho de oportunidades para nuevos
emprendedores | Foto: Andrés Rodríguez

Gabriela Correa: “Si algo ha sacado la crisis es ese vamos a echar pa’ lante como sea”.

Con la visión de que “Venezuela no es más difícil, sino diferente”, Gabriela Correa,
comunicadora social de 28 años de edad, se introdujo en el difícil camino del emprendimiento hace dos años con su proyecto Creadores que creen, con el que desarrolla productos para consolidar “el sentimiento de logro”.

“Recopilamos distintas técnicas de productividad, gestión del tiempo y motivación para ayudar a aquellos soñadores que están dispuestos a trabajar por una idea, un proyecto que quieren materializar. Desde un maratón hasta su empresa personal”, es así como Gabriela describe su emprendimiento. Para ella, la situación que atraviesa el país representa un nicho de oportunidades y por eso decidió emprender y materializar su plan de ayudar a otros a hacer realidad sus ideas.

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Tal como lo afirma, Gabriela trabajó duro por alcanzar su emprendimiento: ahora cuenta con dos productos desarrollados en Creadores que creen y comparte su tiempo entre un trabajo formal y su propia empresa.

Cuando se le pregunta sobre la idea de salir del país y trabajar fuera de las fronteras es clara: “Siento que salir de Venezuela me apaga las ganas de emprender porque afuera hay muchísimas más ofertas. Mientras que Venezuela es un país de oportunidades, un país donde hay muchas cosas por hacer y donde las personas están muy dispuestas a ayudar. Creo que si algo ha sacado la crisis es ese vamos a echar pa’ lante como sea”.

Para Gabriela, esas ganas de ayudar a todos los que se embarcan en el universo de nuevos emprendedores es la clave para el éxito de tantas ideas en Venezuela. “Todos estamos dispuestos a dar el 100 %, porque todos sabemos que estamos pasando momentos difíciles y, aun así, estamos dispuestos a trabajar duro”, dice.

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Uno de los productos que desarrolló fue el “diario de productividad”, que es hoy el sustento de su empresa y la consolidación de su idea. Gabriela muestra con orgullo la agenda que fue producto de horas de investigación, preparación, planificación y desarrollo. Asegura que ese es el mayor logro de ella y los jóvenes venezolanos, trabajar duro por hacer tangibles esos planes que demuestran que los jóvenes pueden hacer cosas de calidad, siempre que entiendan que aprender a volar exige muchas horas de suelo”.

Vlybels y Yuelvic hacen ponquecitos y tortas a la medida del cliente | Foto cortesía Summer Cakes

Vlybels y Yuelvic apuestan a crecer “siempre en Venezuela”

Vlybels Santoyo y Yuelvic González son las manos tras los postres de Summer Cakes, un
negocio de tortas y ponquecitos para celebraciones de todo tipo. Ninguna de las dos supera los 25 años de edad y fueron sus ganas de independizarse las que impulsaron el deseo de tener una empresa propia en la que pudieran mostrar su talento para los dulces, que era antes un pasatiempo y ahora es su modo de sustento.

Estas reposteras creen que ser jóvenes, lejos de alejarlas de la consolidación, les ha servido para mostrarse en nichos novedosos, como las redes sociales, y eclipsar un mercado distinto. “Hemos tenido algunas dificultades, pero siempre nos hemos apoyado y hemos trabajado duro sin rechazar nada, ni siquiera intercambios”, dice Yuelvic.

Creen que su juventud les ha dado ventaja para desarrollarse en el mercado digital | Foto: Cortesía de emprendedoras

“Apostamos 100 % al país. Estamos seguras de que aquí en Venezuela todavía hay potencial y en apenas un año yo siento que nos ha ido muy bien”, dice Yuelvic. Para ella y su socia, la meta es tener una tienda física que les permita crecer.

Las chicas coinciden en que hacer lo que les gusta es la motivación principal para trabajar, aun cuando están estudiando y siguen preparándose académicamente. “Poco a poco vemos los resultados de nuestro empeño y de seguir creyendo en el país”, asevera Vlybels, para quien el trabajo no es solo de vender sus postres, sino ser ejemplo para otros que quieran independizarse y tener un negocio propio.

“Siento que ser jóvenes nos ha dado algunas ventajas”, dice Yuelvic cuando es consultada sobre las dificultades de emprender en un país en crisis. Pero, pese a la adversidad, las chicas celebran tener un año con su emprendimiento y poder mantener ese equilibrio necesario para prepararse para el futuro con ideas novedosas y trabajo duro.

Bárbara Lugo: “Tiene más valor a que seas un joven y estés intentándolo aquí en Venezuela”

En la familia de Bárbara Lugo todos creen que la economía venezolana debe basarse en los rubros agrícolas poderosos que existen y deslastrarse del petróleo. Esa idea sembrada en ella como una semilla fue la que germinó para que naciera Bit&Nibs, un proyecto que no solo exporta cacao, sino que hace seguimiento a la cadena de productividad de este producto.

Bárbara aún no alcanza los 29 años de edad y ya tiene año y medio trabajando en esta idea de negocio. El detonante para decidir emprender fue su frustración al ver que tenía un trabajo de ensueño como periodista, pero no recibía la remuneración adecuada para el esfuerzo y la dedicación que le imprimía a su empleo.

Barbara Lugo tiene un año trabajando para comercializar y hacer seguimiento a la cadena de productividad del cacao venezolano | Foto: Cortesía de emprendedoras

Pero, aunque no se ha librado de las dificultades, Bárbara asegura que su apuesta siempre será por Venezuela. “Ha sido muy difícil emprender en Venezuela. Hay dificultades desde el aspecto legal, porque te encuentras con muchos vacíos que debes sortear y te obligan a construir algo que termina siendo muy endógeno y luego destaca también la dificultad que trae la inflación.

Ahora, su visión es reeditar su proyecto para transformarlo completamente en una empresa de triple impacto que genere valor en las comunidades a las que llega, reconocimiento en el producto que ofrece y mejora en el impacto ambiental.

Está convencida de que el emprendimiento marca tendencia en Venezuela y regirá el cambio
del país | Foto: Cortesía de emprendedoras

“La apuesta siempre será Venezuela, porque siempre tendremos el mejor cacao y porque mi visión es dejar una huella importante para el sector”, sostiene esta emprendedora, a la vez que reconoce el valor de los negocios emergentes en el país “como una fuerza económica que obliga al sistema a cambiar algunos patrones” y en donde “tiene más valor que seas un joven y estés intentándolo”.

“Tengo fe de que en el momento en el que el país cambie, todos estos pequeños esfuerzos que se hicieron en los momentos más duros salgan a relucir, sean valorados por el colectivo y sean parte de esos nuevos granitos para reconstruir todo lo que hay que reconstruir en Venezuela. Por eso estoy y sigo acá”, dice con seguridad.


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