Caracas.- La cadena comercial de tiendas por departamentos Traki inauguró el viernes 15 de septiembre la controversial sede ubicada en La Boyera, en el municipio mirandino El Hatillo, luego de meses de críticas por parte de los residentes de los urbanismos que rodean la construcción.
La apertura de la nueva sede de Traki -con horario de 9:00 a.m. a 10:00 p.m.-, que se suma a las más de 40 tiendas operativas de la cadena comercial en 17 estados del país, puso punto final a la polémica que, primero, desató su construcción, pero eso no hizo que desapareciera el sentimiento de indignación que aún genera entre residentes que consideran abusivo y perjudicial el desarrollo de ese proyecto.
Quienes visitan la nueva tienda Traki en La Boyera notan que la megaestructura comercial, con estacionamiento propio y 3 niveles a los que se accede por rampas mecánicas, no está culminada. El polvo y los ruidos propios de las labores de construcción de un local de grandes proporciones vienen incluidos con 40 % de rebajas en toda la mercancía nueva que se consigue.
«Ya no hay nada que hacer»
José Díaz, de 48 años, residente de uno de los edificios que está justo frente al Traki de La Boyera, en la avenida principal, el conjunto residencial Pikal B -de 14 pisos y 28 apartamentos-, cree que la inauguración a medias, tras las críticas y protestas de residentes de la zona es un gesto de soberbia.
«Es un total abuso. Primero con todo lo que fue la construcción. La Alcaldía de El Hatillo, con el peor alcalde que hemos tenido en años, no debió autorizar eso. Lamentablemente, ya no hay nada que hacer, ahora a llorar al valle. Esa inauguración a medias es como para decir: ‘ya nosotros abrimos y punto'», expresó Díaz a El Pitazo.
La inauguración del Traki el viernes generó nuevas reacciones de usuarios en redes sociales, así como de algunos residentes de la zona, quienes destacaron y criticaron aspectos como la iluminación interna y externa de la sede comercial, comparada incluso con un estadio y considerada excesiva al tratarse de un local comercial de grandes dimensiones en medio de una zona residencial.
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Díaz considera irónico el funcionamiento de la nueva sede de Traki en una zona residencial del este caraqueño también golpeada por la deficiencia de los servicios públicos. «Es un monstruo. Pero es que además aquí tenemos malos servicios de agua, de luz, de internet. Yo, la verdad, estoy pensando en vender».
«Estamos cansados del concreto»
Aunque la alcaldía argumentó que la construcción cumple con todas las exigencias legales desde que la empresa promotora del proyecto contara con la constancia de inicio de obra, concedida en febrero de 2021, según detalló en una publicación el medio digital El Cooperante, el residente del conjunto residencial Pikal B, César Briceño, ingeniero de 80 años, duda tanto de la evaluación técnica de la obra como de la obtención de los permisos.
«Ese permiso quién sabe cómo lo obtuvieron. Soy ingeniero y estaba interesado en conocer los planos, pero eso no apareció por ninguna parte. Aquí no le consultaron a nadie sobre esa construcción. Yo pensé que ahí iban a hacer una caminería, pero resulta que no, se trataba de un Traki; dijeron que eso era un terreno particular. Ahora tenemos ese mamotreto de concreto», explicó Briceño a El Pitazo.
A las quejas por el ruido que generaban los trabajos de construcción fuera de los horarios pertinentes, labores que, según Briceño, aumentaron en las últimas semanas por lo que cree fue la premura de la inauguración y apertura del local, se suman las preocupaciones por el tránsito en la zona y la ausencia de zonas verdes.
«Se olvidaron de las áreas verdes. Donde hoy está el Traki había una zona frondosa de bambúes y un samán. Estamos cansados del concreto. Lo más perjudicial ahora es el tránsito y me preocupa que esto se convierta en una gran venta callejera, como pasa con el Traki que está al lado del centro comercial El Recreo, un caos total», añadió Briceño.
La sorpresa e inquietud que generaron hace un par de años los trabajos de construcción de la megaestructura del nuevo Traki en La Boyera, cuando los residentes de la zona no tenían certeza de lo que habría en el lugar que entonces era verde, son los mismos gestos que se observan ahora entre quienes pasan en carro, caminando o en el transporte público frente a la nueva tienda, con descuento de 40 % en mercancía, grandes vidrios que cubren una fachada de espacios interiores del local aún por terminar, todo adentro ventilado por grandes aires acondicionados y con olor a pintura aún fresca.