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martes, 19 marzo, 2024

Gerente del Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano: en pandemia generamos nuevas propuestas 

El informe de gestión 2020-2021 del Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania) destaca, entre otros aspectos, la alta dependencia de programas gubernamentales y privados entre los residentes de la comunidad del oeste caraqueño, así como la alimentación poco variada y de baja calidad nutricional en una realidad nacional signada por la inseguridad alimentaria generalizada

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Caracas.- El Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), ubicado en el oeste de Caracas, cumplirá el próximo mes de julio 27 años de labor vinculada con la atención a la malnutrición de niños, adolescentes y embarazadas. La gerente general de la institución, Carmen Brito, resaltó en entrevista con El Pitazo que no detener las labores fue el primer desafío de Cania, tras la irrupción de la pandemia del COVID-19 en el país.

Cania, cuya sede en 1941 fue la primera planta cervecera de lo que posteriormente sería Empresas Polar, es una iniciativa relacionada con el compromiso social de la compañía. El centro de atención nutricional, según destacó Brito, nació en 1995 como una respuesta a una necesidad de la comunidad del oeste caraqueño y 27 años después no solo brinda atención gratuita a los residentes del sector, sino a quienes acuden a la institución provenientes de cualquiera de los estados del país.

«Cania es un centro que brinda atención para la malnutrición infantil y también genera actividades para la prevención de esta patología que abarca desde la desnutrición hasta la obesidad. Es decir, todo lo que implica una alteración de la salud nutricional. También brinda formación en todos los temas de salud nutricional y sus factores asociados. Comenzamos primero con la atención en la parroquia Antímano, luego con la Gran Caracas y ahora tenemos pacientes de todo el país», detalló Brito.

Un equipo interdisciplinario conforma el grupo de trabajadores de Cania. Foto: Ronald Peña/El Pitazo.

La llegada del coronavirus al país, en marzo de 2020, supuso retos y desafíos lógicos para Cania, entre los que destaca la urgencia de no detener la atención de quienes más la necesitaban, en un contexto signado por la inseguridad alimentaria.

El enfoque de la institución, explicó Brito, lo constituye la conformación de equipos interdisciplinarios con la participación de especialistas en nutrición comunitaria y clínica, psicología, pediatría, auxiliares de dietética, enfermeras, servicios de alimentación, así como de desarrollo psicosocial y comunitario, entre otros. 

«Tenemos equipos interdisciplinarios porque no solo atendemos el tema de la nutrición y la alimentación, sino todo lo que rodea la situación que pueden estar viviendo los niños que atendemos, así como sus familias. ¿Qué pasó en pandemia? Que no podíamos parar porque había muchos niños con dificultades a nivel nutricional, entonces generamos propuestas a distancia, no sin temor, y las familias agradecieron que estuviéramos pendientes de ellos en una situación tan difícil», añadió Brito.

En Cania retomaron el ritmo y la dinámica de atención presencial desde marzo, tras los cambios por la pandemia. Foto: Ronald Peña/El Pitazo. 

En la sede de Cania, un cartel indica que las consultas y citas deben gestionarse vía telefónica por la dinámica que impuso la pandemia del COVID-19. En marzo de este año, el centro comenzó a retomar la atención presencial. 

«La pandemia se convirtió en una oportunidad de generar nuevas propuestas y actividades muy positivas, como las consultas a distancia y opciones de respuesta de acuerdo con las características de cada paciente. Mantenemos la atención presencial con un ritmo progresivo que retomamos en marzo. Desarrollamos forochats mediante WhatsApp, en donde se envía una lámina informativa más una grabación, a través de grupos, para concertar la participación de mamás y representantes sobre temas específicos y es una vía para aclarar dudas, responder consultas e incluso recibir propuestas y plantear necesidades».

La sede de Cania fue la primera planta cervecera de Empresas Polar en los años 40. Foto: Ronald Peña/El Pitazo.

El informe de gestión 2020-2021 de Cania, destaca, entre otros aspectos, la alta dependencia de programas gubernamentales y privados en Antímano en los últimos años, así como alimentación poco variada y de baja calidad nutricional, en una realidad nacional signada por la inseguridad alimentaria generalizada y niveles crecientes de desnutrición, de acuerdo con el más reciente boletín de Caritas Venezuela.

En ese contexto, Brito resaltó algunos de los principales desafíos de Cania. «El mayor reto es el fortalecimiento de las personas, de la familia, porque muchos contamos con recursos que no conocemos y que no hemos desarrollado, por eso el enfoque de Cania es muy formativo también, de acompañamiento, para el desarrollo del potencial de cada persona. No es una tarea sencilla y por eso los lazos y vínculos son tan valiosos para ir fortaleciendo y empoderando a cada persona para generar un cambio».

La especialista en nutrición muestra los modelos de los tipos de alimentos (artificiales) que usa para las capacitaciones. Foto: Ronald Peña/El Pitazo.

Cania reportó 2.440 consultas individuales presenciales y a distancia, como parte de sus resultados de la gestión 2020-2021, información que destaca en su sitio web.

Pese a que el programa de atención a la malnutrición, uno de los tres que implementa Cania, es la iniciativa bandera del centro, Brito resaltó lo vinculado con la gestión del conocimiento en los 27 años de trayectoria. 

«El programa de gestión del conocimiento es el que nos ha permitido sintetizar todo lo que hacemos para poder transmitirlo a otros. La única manera de que como institución, por ejemplo, podamos llegar a lugares remotos en el interior -donde estamos muy claros que hay importantes limitaciones- es con la formación de terceros, una herramienta que debemos seguir implementando porque es nuestra manera de aportar en medio de un aumento de casos de desnutrición», explicó Brito.

Personas de todo el país acuden a la sede de Cania, en el oeste de Caracas, para recibir atención. Foto: Ronald Peña/El Pitazo.

En la institución, según la vocera, hay conciencia de que el reto para los años venideros es continuar con las labores de atención a la malnutrición y todas sus implicaciones.

«El fortalecimiento de la formación de personas  y profesionales, reforzar la creencia de la capacidad del cambio de cada uno es, sin duda, parte de nuestro norte porque sabemos que contribuir a la recuperación que necesita el país no es fácil. Nuestro reto es continuar, seguir creando propuestas que nos permitan generar nuevas actividades», concluyó Brito. 

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