Caracas.- Leve o grave, el fenómeno sísmico alarma a la población y obliga a poner al día lo que se debe hacer en caso de un movimiento telúrico. También lleva a preguntarse nuevamente sobre la posibilidad de predecirlos. El profesor Michael Schmitz, quien dicta cátedra de geofísica en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en la Universidad Simón Bolívar (USB), reiteró a El Pitazo este jueves 26 de agosto, que hasta ahora los sismos no se pueden predecir.
“Lo que se hace es estimar las vibraciones (amenaza sísmica) que puede haber en una ciudad en función de la cercanía de las fallas, porque las vibraciones se atenúan con la distancia”, explica.
Schmitz detalla que para generar un modelo teórico predictivo de los sismos se debe contar «con muchísima data de diferente índole», como sismicidad, observaciones de la superficie del terreno, presencia de gases nobles, nivel del agua e, incluso, el comportamiento de algunos animales. También se requeriría una inversión importante de recursos durante varias décadas y, aun así, no habría 100 % de certeza en su eficiencia.
Precisa que la temperatura del ambiente nada tiene que ver con el desarrollo de un sismo, pero la gente siempre recuerda que hacía calor cuando se registró alguno y por eso suele asociarse una alta temperatura ambiental con la ocurrencia de movimientos telúricos.
Explicó que el sismo de magnitud 4,6 ocurrido la noche de este 25 de agosto se registró en el sistema frontal de fallas del flanco Surandino e impactó las cuencas de Barinas-Apure y los Andes en Mérida. Días antes, también ocurrieron sismos de magnitud alrededor de 3 en Trujillo, Zulia y en Trinidad y Tobago. Esta es, señaló, una falla inversa, que se manifiesta por la compresión de dos placas tectónicas, y que, en este caso, se refiere al corrimiento de la montaña sobre las cuencas sedimentarias de ambos flancos.
Con qué cuenta Venezuela
El profesor Schmitz explica que el nivel de amenaza sísmica de Venezuela está contenido en la norma de Construcciones Sismorresistentes cuya última versión es Covenin 1756-1 (2019).
En este sentido, sostiene que instituciones como Funvisis o el Instituto de Materiales y Modelos Estructurales (Imme) de la UCV “enfocan sus esfuerzos en la determinación de la amenaza sísmica por lo que todos los edificios deben ajustarse al nivel de la amenaza en la zona donde se construyen” apegándose a las indicaciones de la norma de Construcciones Sismorresistentes.