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jueves, 3 octubre, 2024

Exhumación de José Gregorio Hernández: los milagros de los fieles que acompañaron en pandemia

Este sábado, en el cierre de la ceremonia de exhumación de los restos de José Gregorio Hernández, los fieles manifestaron su fervor y celebraron a las afueras de la Iglesia de la Candelaria que pronto será oficialmente beatificado

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La gente puso sus manos entre la reja gris que separa la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de la plaza y un par de mujeres comenzaron a llenarlas con claveles y flores silvestres de colores.

—¡Están benditas! —gritó una señora antes de ponerlas sobre su pecho. —Son el regalo de José Gregorio para la gente que vino y no lo pudo ver.

Con flores en mano y la mirada hacia lo más alto de la iglesia, o tal vez al cielo, todos continuaban su plegaria al venerable, mientras que desde una corneta se escuchaba al cardenal Baltazar Porras dar la misa del acto de clausura de la ceremonia de exhumación de los restos del médico este sábado, 31 de octubre.

Los fieles de la Iglesia Católica y los seguidores del llamado siervo de Dios que se acercaron a la Iglesia de la Candelaria, donde reposan sus restos, no pudieron presenciar la ejecución del penúltimo acto antes de que se concrete la beatificación ya firmada por el Papa Francisco. Sin embargo, permanecieron de pie o sentados en las aceras durante la ceremonia.

Aunque será el martes cuando se entreguen los resultados de la exhumación a la Iglesia, no hay duda de que las reliquias extraídas pertenecen al venerable y de que una parte el cuerpo del José Gregorio de los venezolanos será llevada al Vaticano para sumar la causa ahora como futuro santo de la Iglesia.

Con esperanza, los fieles escucharon al cardenal Porras y luego al monseñor Tulio Ramírez decir que esperaban hacer un acto multitudinario en abril para concretar la ceremonia de beatificación del doctor José Gregorio Hernández.

Mientras tanto, las reliquias de los restos del venerable ya fueron extraídas y una comisión de la Iglesia venezolana irá hasta Roma para entregarlas y ponerle fecha al evento que Venezuela espera desde hace 70 años: la beatificación de José Gregorio Hernández, el médico de los pobres.

Las lágrimas brotaban de los ojos de todos los que decidieron acompañar a su santo mientras oraban porque su eventual canonización no requiera la espera que tuvo la beatificación. Entre tanto, estas son algunas de las historias de los pequeños milagros que agradecen o que esperan los fieles, a los que ni siquiera el COVID-19 detuvo para ir a acompañar a su intercesor ante Dios.

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Ayudantes de la iglesia repartieron flores a quienes se acercaban a la reja gris que permaneció cerrada durante la ceremonia. Foto: Ronald E. Peña

Graciela Gazón le debe la salud de su esposo a José Gregorio

Graciela Gazón y su esposo viven en un edificio frente a la Iglesia donde reposan los restos de José Gregorio Hernández. Toda la familia le debe favores al médico de los pobres, pero el que Graciela dice no tener como pagar es el de la salud de su esposo, quien el pasado 2 de junio sufrió un accidente cerebro-vascular (ACV).

“Hicimos lo que pudimos en casa, rezamos y lo controlamos, y el viernes siguiente logramos ir al médico y la doctora le dijo: ‘Sí fue un ACV, pero o Dios es muy bueno o tienes un santo bueno porque pudo haberte dado un derrame‘”, contó.

Entre el llanto, Graciela cuenta que su esposo está bien. Ya puede caminar y usar sus manos, una sanación que ella vincula exclusivamente a José Gregorio. Su familia le atribuye al venerable incluso la vuelta a la vida de un primo en el año 67. “Mi fe es infinita y la de todo el pueblo, por eso este es un paso que debía llegar”, dice con lágrimas de alegría.

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Muchos se hincaron de rolillas en plana plaza y agradecieron al venerable por favores concedidos. Foto: Ronald E. Peña

José Gregorio salvó del COVID-19 al nieto de María Pernía

Por trabajo, el nieto de María Pernía debió irse a Cojedes en medio de la pandemia. Allá comenzó a sentirse mal, cada día peor, hasta que un día llamó a su madre y le dijo “creo que me voy a morir porque me siento demasiado mal”.

Ese día María corrió a la Candelaria y desde la reja gris entregó la salud de su nieto al doctor José Gregorio Hernández. Trujillana de nacimiento, no imaginó a nadie más que pudiera interceder por la salud de su hijo ante Dios.

La enfermedad se complicó con una parálisis facial, pero las oraciones de María fueron escuchadas y la mejoría llegó poco a poco y le permitió a su nieto volver a Caracas para completar sus terapias y mejorar.

Este sábado, María lloraba mientras agradecía a José Gregorio el favor de sanar a su nieto y devolverlo a casa a salvo en medio de una pandemia.

Las lágrimas brotaban de los ojos de todos los que decidieron acompañar a su santo mientras oraban porque la santidad no requiera la espera que tuvo la beatificación. Foto: Ronald E. Peña

Maryuri Barrios ora en familia para que la sane

Apenas puede decir lo que padece sin llorar. Maryuri Barrios fue diagnosticada con cáncer de ovarios y este sábado, tomada de la mano de su esposo y su hija pequeña, pidió a José Gregorio Hernández que meta su mano por ella y le conceda la sanación.

Su oración no es solo por ella. En su plegaria pidió por la salud de todos los venezolanos, por quienes padecen el nuevo coronavirus, por quienes como ella luchan contra el cáncer y por aquellos que necesitan paz.

Cuando se le pregunta si tiene fe en que estará bien, toda la familia contesta en coro que sí, que tienen fe en que José Gregorio les hará el milagro de “quitar todo eso de su cuerpo” y que es esa es la razón por la que decidieron acompañarlo.

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