Caracas.- “Refrescos a Bs. 28” se leía en el aviso sobre una pequeña cava que tímidamente cargaban un par de jóvenes. Son Andrés Bastardo y Scarlet Zorrilla, estudiantes de Contaduría Pública y Artes, respectivamente, en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Este viernes 9 de junio salieron de sus aulas de clase para ganar algo de dinero con la venta de estas bebidas.
Así, mientras miles de egresados se reencontraban y revivían sus años universitarios, Andrés y Scarlet, al igual que muchos estudiantes de la UCV, aprovechaban las elecciones de autoridades para ganarse un dinerito extra.
“Es la primera vez que vendemos aquí. Lo hicimos porque creímos que habría mucha gente dispuesta a comprar, y como son refrescos, podían aligerar un poco la cola”, dijeron con un tono de decepción, pues a las 5:00 pm no habían concretado las ventas que esperaban.
A esa hora, en la pequeña cava todavía les quedaban unos cinco refrescos y Andrés Bastardo aseguraba que no que volvería a vender en la UCV porque no estuvo contento con el resultado.
“En la situación en la que estamos es necesario el dinero y me ha ido bien con los refrescos, pero en un sector de El Valle donde normalmente los vendo”, señaló el joven estudiante.
Por su parte, Scarlet estaba convencida de que continuaría vendiendo perfumes entre sus compañeras de clase, negocio que mantiene regularmente, pues sus padres no cuentan con los recursos para cubrir sus gastos.
La jornada electoral también fue una oportunidad para que Marianny Castellanos pudiera vender con más rapidez sus brownies. Ella los ofrece en la universidad tres días a la semana, pero normalmente las ventas son bajas. “Me cuesta porque los estudiantes no tienen para comprar siempre”, dijo con voz de lamento.
Este viernes, Marianny, quien es estudiante de Ingeniería Civil, aprovechó una mesa que colocaron a las afueras de su facultad y vendió parte de sus dulces. También recorrió con su bandeja los espacios de la universidad para intercambiar trozos de brownie por comentarios en redes sociales, actividad con la que también adquiere ingresos adicionales.
Esta joven tiene 25 años y estudia en la universidad desde 2015, pero le ha costado avanzar en la carrera debido a diversas situaciones, tanto del país como personales. Dice que durante este tiempo ha sentido frustración y desánimo. “Es una lucha entre seguir y no seguir, pero es lo único que tengo, es difícil lidiar con eso. Mientras tanto me ayudo con los brownies y hago marketing”, relató.
A propósito de las elecciones, Javier Báez, estudiante de ingeniería química, se animó a vender vasos de té frío para generar recursos tanto para la escuela como para él. “Decidimos hacer esto hoy porque sabíamos que iba a ser bastante concurrido y no tendríamos problemas con los profesores”, dijo Javier. Su termo estaba en un banco plástico cerca de su facultad. También ofrecía tortas que le ayudaba a vender a una profesora.
“Sabemos que no es el deber ser, pero estamos en un país donde no se puede simplemente estudiar. Siempre hay que tener un ingreso porque al final hasta una copia representa dinero”, expresó Javier sobre la necesidad de que los estudiantes busquen opciones como la venta de productos para generar recursos y así no interrumpir o abandonar su proceso de formación.
La escena de jóvenes recorriendo con cavas, termos o bandejas los pasillos de la UCV fue una constante este 9 de junio. Helados, tequeños, bebidas, tortas u otros dulces eran parte de las ofertas de los estudiantes a miles de personas que acudieron a elegir las autoridades.
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Comerciantes y motorizados también aprovecharon
Los estudiantes no fueron los únicos que aprovecharon las elecciones en la UCV para mejorar sus ventas. Tanto dentro del campus como en los alrededores, los comerciantes y motorizados aprovechaban para ofrecer sus productos o servicios a la comunidad universitaria.
“Facultades: 10 bolívares” decía un letrero cerca de la puerta Tamanaco. Eran mototaxistas que ofrecían sus carreras a las diversas dependencias de la universidad. Del otro lado, en Ciudad Universitaria, otro mototaxista relataba que desde mediodía había realizado más viajes que en un día normal. “Es que hay algo en la universidad y hay mucho movimiento de gente”, dijo sin conocer con detalle la actividad que se desarrollaba en la casa de estudios.
En el interior de la institución, justo en el famoso pasillo de Ingeniería, Pedro Loretti aprovechaba la afluencia de personas, especialmente de egresados, para ofrecer sus suéteres, chaquetas, franelas y gorras con el logo de la UCV. “El 26 (de mayo, día de la jornada electoral suspendida) fue mejor la venta. Hoy, 9 de junio, ha estado un poco lenta, pero igual se ha vendido algo bueno”, dijo.
Mientras tanto, en la plaza cubierta caminaba un par de jóvenes con una caja de dulces que ofrecían a 30 bolívares o 1 dólar. No se trataba de estudiantes universitarios, aunque dijeron que querían ingresar a la UCV, pero desde hace una semana viajan a la Ciudad Universitaria desde Charallave para vender las llamadas bombas, que en la madrugada buscan en Ocumare del Tuy.
“Hoy, gracias a Dios, nos ha ido un poco mejor. En días anteriores nos ha costado un poco más salir de la mercancía; vendemos entre 24 y 30 dulces. Hoy trajimos 50 y en 3 horas hemos vendido lo de un día”, relató Abraham Silva, uno de los jóvenes.
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