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viernes, 29 marzo, 2024

Enseñaron y aprendieron en pandemia: padres, maestros y estudiantes cuentan sus experiencias

El 14 de marzo de 2020, cuando el Ejecutivo anunció la suspensión de las clases presenciales en el país, a consecuencia del coronavirus, el sector educativo tuvo que adaptar repentinamente su metodología de enseñanza a los mecanismos virtuales. Tras 19 meses de encierro, los muchachos regresan a las aulas

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Caracas.- «Estoy emocionado, ya quería empezar clases normales»; «fue horrible esto de las clases online»; «tenía que ingeniármelas para dar clases»; «me sentía sola y ansiosa, extrañaba a mis compañeros», fueron algunas de las expresiones de los padres, maestros y estudiantes que atendieron el llamado de inicio de clases presenciales en Venezuela.

La mañana del 25 de octubre, significó para los alumnos de educación primaria y bachillerato la oportunidad de regresar a las escuelas tras 19 meses de encierro, obligados por la pandemia del COVID-19.

Aunque con baja afluencia en el primer día del año escolar 2021-2022, los centros educativos públicos y privados de Caracas recibieron desde muy temprano a niños y adolescentes que decidieron no desperdiciar ni un instante la emoción de reencontrarse físicamente con sus compañeros.

Aquel sábado 14 de marzo de 2020, cuando el Ejecutivo nacional anunció la suspensión de las clases presenciales en el país, a consecuencia de los primeros casos confirmados de coronavirus en territorio nacional, el sector educativo venezolano tuvo que adaptar repentinamente su metodología de enseñanza a los mecanismos virtuales (online) y de educación a distancia.

Esto representó un gran reto y desafíos para quienes jamás imaginaron que, aun en medio de la constante evolución de la tecnología, debían enseñar y aprender desde el encierro de sus casas. Especialmente porque la conexión a internet en Venezuela es una de las más lentas de la región, de acuerdo con estudios realizados por la Cepal, que determinaron la conectividad del país como la peor de América Latina, mientras que la empresa de medición Ookla calificó el promedio de velocidad de internet en Venezuela como el más bajo de Suramérica.

Enseñar desde casa

Pilar Navarro es una educadora con casi 30 años de experiencia. Afirma no estar preparada para retirarse de la docencia. «Yo amo esta profesión y todavía no me quiero jubilar«, expresó.

Para ella no fue fácil interrumpir su tradicional proceso de enseñanza y dejar de ver a sus alumnos de la Escuela Experimental Venezuela, ubicada en Bellas Artes, del municipio Libertador de Caracas.

«Imagínese usted, esta señora que a duras penas maneja el WhatsApp, pues me tocó aprender más de las redes sociales, aprender cosas interesantes que no sabía y prepararme aún más para enseñar, agradeciendo la paciencia de los estudiantes y teniendo mucha paciencia con ellos, con sus padres y con el internet cuando fallaba, que es casi siempre, y eso llega a ser desesperante», indicó la maestra.

Ahora se siente feliz por reencontrarse con sus muchachos y agradecida por lo aprendido y superado en los meses de cuarentena. «Ojalá todo vuelva a ser como antes, pero debemos seguir cuidándonos mucho», agregó.

Educación física virtual

¿Cómo da clases online un profesor de Educación Física? Esta fue la pregunta que se hizo José Alzuru, a quien le tocó reinventarse para seguir dando su materia en dos instituciones públicas del municipio Chacao.

«Allí es donde se pone a prueba la profesión y la vocación, tenía que ingeniármelas. Grababa semanalmente seis videos de un minuto máximo, uno para cada grupo, de 1° a 6° grado, explicando una rutina de ejercicio o práctica deportiva adecuada al nivel de cada año», indicó Alzuru.

Explicó que tenía que ser muy preciso y breve con la rutina que grababa en los videos, porque no tiene internet y extenderse del minuto por video le consumía mucho saldo. «Uno no gana lo suficiente para mantener una renta así», dijo.

Una de las instituciones educativas le pagaba un bono mensual para recargar el saldo telefónico y el profesor “trataba de rendirlo lo más que podía”. Cuando se le terminaba, asignaba dibujos o maquetas para ser entregados en la escuela.

Aprendieron en el confinamiento

Yanet Rodríguez, madre de Jesús, estudiante de 6° grado de primaria, dice: «Fue horrible estar todo este tiempo lidiando con las clases virtuales», pues tiene que trabajar tiempo completo y debía valerse de varios recursos para seguir apoyando a su hijo en una modalidad novedosa para ellos, y así garantizar la continuidad de la educación de Jesús.

Dijo que como madre le preocupa y asusta toda la situación de los enfermos y muertos a consecuencia del COVID-19. «Pero yo le digo a él (a Jesús), que tenemos que continuar la vida y aprender a vivir con ese virus. Tenía mis reservas de si traerlo o no, pero él estaba desesperado por comenzar clases presenciales. Además, en este tiempo ha subido de peso por tanta inactividad», expresó.

Entretanto, Jesús manifestó sentirse emocionado y con muchas ganas de retomar la presencialidad de sus clases. «Me aburría mucho en casa sin poder venir a la escuela. Me gustan más las clases normales. Le prometí a mi mamá que me voy a cuidar mucho y no voy a compartir mis cosas personales ni a quitarme el tapabocas», aseguró de forma risueña.

Por su parte, Gladis Jiménez es madre de Ivana y Sandra, una niña y una adolescente de 6 y 13 años respectivamente, quienes van a cursar 1er grado de primaria y 2do año de bachillerato.

Gladis comentó que su experiencia no fue «tan traumática», porque recibió el apoyo de sus familiares en el exterior y le han ayudado a pagar un buen plan de internet. Además, valora mucho que en momentos en los que perdía la paciencia con tantas tareas y actividades online, su hija mayor le daba una mano y la ayudaba con la más pequeña.

Justamente Sandra, la hija mayor de Gladis, manifestó sentirse contenta de iniciar un nuevo año escolar de manera presencial.

«Sé que todavía debemos seguir cuidándonos con las medidas de bioseguridad, porque el coronavirus no ha pasado, pero ya quería volver al colegio. Cuando estábamos en cuarentena me sentía sola y ansiosa; extrañaba mucho a mis compañeros. A la mayoría no los volví a ver más, estábamos en 6to grado cuando comenzó la pandemia y ahora voy para 2do año de bachillerato», subrayó la adolescente.

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