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martes, 21 enero, 2025

Docentes se cambian a escuelas privadas para garantizarle una educación de calidad a sus hijos

Una docente de Nuevo Horizonte en la segunda semana del año escolar 2024 - 2025 recibió a 19 alumnos de un listado de 27, lo que representa una asistencia escolar de 70,37% y una inasistencia de 29,63% para la segunda semana del nuevo año escolar 2024 - 2025

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Caracas.- Carmen es una maestra de una de las once instituciones que integran la comunidad de Nuevo Horizonte, al noroeste de Catia, en Caracas, una institución que se enfrenta a las carencias del Programa de Alimentación Escolar (PAE), el acoso y hostigamiento, y los bajos salarios.

Con lágrimas en los ojos esta docente relata cómo va a tener que retirarse laboralmente de su institución buscando empleo en una privada porque es la única forma en la puede costear la educación de su hijo.

Con los sueldos que percibe en la actualidad se le hace difícil cubrir un colegio privado. “En la escuela me dicen: «Profe no se vaya, ¡usted le tiene que dar clases a mi hijo!’ y yo les respondo que yo voy a estar hasta que mi niño vaya para primer grado porque yo voy a buscarle una oportunidad mejor”, dice mientras se limpia sus mejillas mojadas.

Esta educadora pidió proteger su identidad por temor a represalias por parte de la directiva de su escuela o del Ministerio de Educación, y por eso, la identificamos como Carmen aunque ese no sea su nombre real.

Esta situación le rompe el corazón porque tiene 14 años en la institución, y aunque no vive en el sector sino en la parte baja de Catia, recuerda con mucho cariño a sus alumnos, algunos ya en la universidad.

“Uno siembra y recoge ese cariño, es maravilloso, pero es triste cuando los que vienen no van a tener esa opción porque yo di sexto grado el año pasado y todos están viendo cómo hacer para pagarle el pasaje al liceo a los niños que quedaron en la parte baja de Catia”, narra.

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Los padres de Nuevo horizonte le comentan que no tienen recursos para mandar a sus hijos al liceo. “No tenemos cómo pagar un liceo o un colegio acorde”, lamenta. Reconoce que se ha mantenido en un Centro de Educación Integral (CEI) de la comunidad porque los educadores son buenos y tienen muchos años de servicio.

Recalca que los problemas de los docentes no tienen que ver sólo con llegar a las aulas, sino con mantener a una familia, garantizar su alimentación y tratar de brindarle una formación académica adecuada a sus hijos.

“Las maestras tienen hijos en la universidades, en liceos y no todos estudian cerca, por lo que tienen que salir diariamente, costear los pasajes a los niños, el desayuno, el almuerzo, y aunque lo preparen en casa apenas pueden comer medianamente”, narra.

Carmen define la situación del docente como decadente. “El docente que verdaderamente ama lo que hace está triste porque no son los hijos de los demás, son los de todos”.

PAE y las inasistencias

La educadora de 38 años relata que las escuelas y liceos cuentan con comedores pero los padres y representantes tienen que llevar los aliños o dar una colaboración económica para adquirirlos. “¿Pero si no tienen en casa, cómo va a llevar al colegio?”.

“No le puedo cargar al representante la responsabilidad de los aliños de la escuela para la comida, pese a que eso signifique una ayuda para los niños y los hogares venezolanos”, advirtió. Recuerda que como docente ha tenido que enfrentar días duros, como cuando alguno de sus alumnos no lleva desayuno y ella como educadora tampoco tiene nada que ofrecerle.

“En esos casos me toca decirle a los niños: ‘Somos una familia y ¿qué vamos a hacer?’”. A lo que los niños respondieron: “Todos le vamos a dar un pedacito”. Carmen tiene una matrícula de 27 estudiantes, pero el pasado miércoles solo asistieron 19. “Dos representantes me llamaron para comentarme que no han llevado a los niños porque no han comprado el uniforme”, acota.

Estas cifras representan una asistencia escolar de 70,37% y una inasistencia de 29,63% para la segunda semana del nuevo año escolar 2024 – 2025.

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Añade que ella suele hacer dos listas escolares, una con los artículos personales e indispensables para los niños y otra con artículos en general para el salón, como cinta adhesiva para pegar los trabajos a las paredes, de los cuales pide uno por alumno porque entiende que los padres no cuentan con los recursos para adquirir un listado escolar en su totalidad.

“No pido ni 20 Celoven, sino cosas que puedo racionar, como las grapas que usaré con todos, y aún así solo siete niños llevaron las listas e incompletas pero tengo 19 niños que están asistiendo a clases”, asevera.

La educadora reconoce que los bajos salarios no son una situación que afecta solo a los maestros, sino a todos los trabajadores venezolanos que día a día buscan la manera de resolver sus compromisos familiares, laborales y académicos.

Carmen junto a otras docentes tenían previsto realizar una asamblea en el sector Nuevo Horizonte para discutir la dificultades que atraviesa el gremio, pero la reunión fue suspendida luego de que el personal directivo intentara registrar el evento y anotar a los maestros que participaran, lo que les causó temor ante la posibilidad de que les suspendan el salario.

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