Caracas.- La vida de cientos de residentes del oeste y suroeste de Caracas cambió repentinamente desde el miércoles 7 de julio. La zozobra, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de las rutinas de quienes viven en sectores de El Cementerio, El Paraíso, Quinta Crespo, Montalbán y otras zonas que, como La Vega y La Cota 905, se convirtieron en escenarios de largos enfrentamientos armados protagonizados por bandas delictivas relacionadas con el Koki y los cuerpos policiales.
En dos días de enfrentamientos armados, durante el día y la noche, ya no solo eran las detonaciones, las balas, el tipo de municiones, los cinco fallecidos y los al menos siete heridos lo que daba de qué hablar, sino la situación de desplazamiento interno y el encierro que han tenido que padecer habitantes de esos sectores.
Desalojo de viviendas a las 5:00 am
El viernes vecinos del sector Las Palmas, en El Cementerio, se despertaron con la orden de los integrantes de grupos delictivos que operan en el sector de desalojar las viviendas. Ante esa situación, tras más de 28 horas de tiroteos y de no contar con servicio eléctrico, cortado la tarde del jueves, algunas familias comenzaron a abandonar sus casas forzadas a un desplazamiento interno.
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«Familias de la calle Las Palmas y el barrio cercano bajaron con sus hijos en brazos, algunos en pijama. La PNB no permitía el paso de vehículos por la avenida principal de El Cementerio, donde se escucharon disparos. Las personas caminaron por la avenida y tomaban calles alternas para salir de El Cementerio», contó a El Pitazo una persona residente del sector del suroeste caraqueño que por seguridad prefirió mantener en reserva su identidad.
Algunos vecinos optaron por quedarse en sus casas, de acuerdo con lo relatado por la persona conocedora de la situación en El Cementerio. «Los vecinos reclamaron el cese al fuego con cacerolas por miedo a que resultaran heridas personas por balas perdidas. Sin embargo, el enfrentamiento se hizo más intenso», contó el residente de El Cementerio sobre lo vivido en ese sector el jueves.
La falta de servicio eléctrico fue un elemento que agudizó la angustia de los residentes de diversos sectores de la zona en conflicto. «Mi tía vive cerca de Santa Eduvigis, en El Cementerio, y ella esperó a que no se escucharan tiros, que la situación estuviese calmada, preparó unos bolsos y se fue de ahí hasta la casa de su pareja por el peligro y la falta de electricidad», contó otra persona cuyo familiar se vio afectado por los enfrentamientos armados.
Personas vulnerables
En Quinta Crespo, los residentes de ese sector también padecieron las consecuencias de las balaceras registradas desde el miércoles. Quienes son más vulnerables, como las personas de la tercera edad con alguna enfermedad, tuvieron que ser asistidas por parientes que no tuvieron otra opción que trasladarlos a otras zonas de la ciudad.
«Me tocó buscar hoy a mi tía y a su esposo. Dos personas mayores, él con Alzheimer y ella es la que lo cuida. Sus dos hijos viven en el exterior. Ellos en Quinta Crespo y desde antenoche no cesaron de escuchar disparos provenientes de la Cota 905», contó a El Pitazo Carmen González y agregó que debido a los enfrentamientos armados las enfermeras que atienden a su pariente no pudieron llegar a su casa, en un edificio que fue alcanzado por balas del tiroteo.
«Ya el esposo de mi tía no camina, no come por sí solo, imagínate ya una persona que tiene que pasar por la situación de ser cuidadora de un paciente así, tener que lidiar con ese tiroteo», relató González.
Encierro en El Paraíso y Montalbán
Carlos Rodríguez salió a su trabajo el jueves por la mañana, en el este de la ciudad, vive en el sector de Montalbán y no pudo regresar a su casa. Al momento del retorno, los cuerpos policiales habían bloqueado las vías a su residencia. «No poder regresar a la casa es bastante cuesta arriba, porque todos los accesos estaban cerrados: las vías alternas, el paso por la Madariaga estaba cerrado, también la avenida Victoria».
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Rodríguez tuvo que quedarse el jueves en la noche en casa de una persona conocida, en el este de la ciudad. «En líneas generales es un sentimiento bastante complejo, mucha preocupación, mucha zozobra. No entiendes qué sucede. Ves gente armada rondando por las adyacencias de Montalbán, eso también genera pánico».
Si tener que desplazarse o resguardarse en un lugar ajeno ha sido una situación a la que han sido forzadas personas que residen en el oeste de Caracas, el encierro por el miedo es otra de las situaciones que han padecido muchos residentes de los sitios que se han convertido en zonas de conflicto.
Ese es el caso de una vecina de El Paraíso, quien vive en la avenida Páez, cerca de la plaza Madariaga, que contó a El Pitazo que no puede salir de su casa por el temor a la situación.
«Me da pavor salir. No hay disparos desde la madrugada, aquí pararon como a las 2:00 am, donde mi mamá, como a las 4:00 am», contó la vecina de El Paraíso cuyos padres viven en ese sector, en una de las zonas más afectadas. «Pudiera intentar salir, pero donde mi mamá es imposible, sobre todo por lo vulnerable que está su edificio».
Los nombres detallados en este trabajo fueron modificados a solicitud de los entrevistados.