El peor sueldo de Latinoamérica lo devengan los profesores venezolanos, quienes reciben un promedio máximo de 11 dólares mensuales, según reveló el Observatorio de Universidades (OBU) el pasado 5 de diciembre a propósito de conmemorarse el día del profesor universitario. Además del bajo salario, las condiciones de seguridad social han ido mermando para los docentes.
El Observatorio de Universidades, organización que desde 2018 realiza estudios sobre la comunidad universitaria, los estándares internacionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Línea Internacional de Pobreza, indican que quienes ganen menos de 1,9 dólares diarios se encuentran en una situación de pobreza extrema. En esta condición se encontrarían los profesores universitarios en Venezuela, cuyo salario mínimo no supera los 0,25 dólares por día.
Para mostrar la realidad de los docentes de educación superior en varios países del continente americano, el Observatorio realizó un cuadro comparativo:
México: mínimo: $624 – máximo: $2.127
El Salvador: mínimo: $500 – máximo: $2.500
Haití: mínimo: $650 – máximo: $1.408
Costa Rica: mínimo: $1.512 – máximo: $2.094
Panamá: mínimo: $1.369 – máximo: $6.000
Ecuador: mínimo: $2.200 – máximo: $4.700
Perú: mínimo: $520 – máximo: $1.958
Brasil: mínimo: $889 – máximo: $4.082
Argentina: mínimo: $512 – máximo: $2.092
Chile: mínimo:$530 – máximo: $7.127
Venezuela: mínimo: $7 – máximo: $11
El Pitazo conversó con la secretaria de Actas, Memoria e Información de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv), Keta Stephany, y con la antropóloga Ocarina Castillo, profesoras titulares de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ambas se han destacado no solo en el ejercicio de la docencia universitaria, sino también en la lucha y activismo que permanentemente hace el gremio de profesionales de la educación de pregrado y posgrado del país para reclamar sus reivindicaciones laborales.
Una serie de elementos que dan cuenta del deterioro y menoscabo de las condiciones en el ejercicio de la profesión universitaria actualmente en Venezuela fueron expuestas por las especialistas, quienes coinciden en que las autoridades gubernamentales han menospreciado la figura del docente y se han desentendido de la responsabilidad que tienen con el sistema educativo de la nación.
A continuación, El Pitazo presenta un resumen de los aspectos más importantes que muestran cuál es la situación de los profesores universitarios en Venezuela:
Salario irreal
- “El sueldo de un profesor no existe. El mayor y más complejo problema es justamente la desalarización. Los profesores no tenemos salario como tal”, puntualizó la profesora Keta Stephany.
- El sueldo de un profesor titular en Venezuela es de 55 bolívares, equivalentes a 11 dólares promedio, explicó Stephany. Además, el docente recibe una prima por tener formación doctoral, “porque para ser titular o ser asociado hay que ser doctor”, afirmó.
- El salario de los profesores y de todo el personal universitario en general, así como de sus entes adscritos, es pagado a través del Sistema Patria, una decisión que fue tomada por el Ejecutivo nacional el pasado 6 de marzo de 2021 y que se empezó a ejecutar a partir de la primera quincena del mismo mes.
Escalafones
- En la tabla salarial del docente universitario, el sueldo más alto es el del profesor titular. La directiva de la Fapuv explicó que los ascensos o escalafones (de abajo hacia arriba) del profesional de la educación superior que imparte clases son: instructor, asistente, agregado, asociado y titular.
- En algunos casos puntuales, el salario mensual integral de los profesores titulares puede sobrepasar los 12 dólares sin llegar a los 15 dólares.
- Para todos los escalafones se paga una prima por antigüedad y una de alimentación, cuyos montos son imprecisos, según refirió la profesora Stephany. “En realidad, nunca sabemos lo que nos pagan. Por mucho que el vicerrector administrativo nos lo informe, ya no nos importa, porque en una sola ida al mercado para adquirir unos pocos artículos se nos evapora inmediatamente lo que nos pagaron y quedamos endeudados”, expresó.
Seguridad social
- El seguro de salud de Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM) de la UCV es autoadministrado y sostenido en parte por un aporte de las universidades que está establecido en las normas de homologación mediante los acuerdos federativos, que acordaron y ratificaron en 2013.
- Actualmente en casi todas las universidades públicas autónomas del país se retiró completamente el aporte. Las pólizas de salud se sostienen con los ahorros de los profesores.
- “En el caso de la UCV jamás percibimos el beneficio que las cajas de ahorro otorgan a final de año, sino que lo reinvertimos en el IPP (Instituto de Previsión del Profesor). Eso genera ahorros y esos mismos fondos son los que permiten que todavía exista un HCM, que es poco y te permite cubrir solo algunos exámenes, algunos tratamientos, nada que sea muy costoso”, afirmó Keta Stephany.
- Para facilitar la atención de los servicios de salud y funerarios del personal administrativo, obrero, contratado, jubilado, pensionado e incapacitado del Ministerio para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (Mppeuct), en los centros de salud públicos, privados y la red de funerarias afiliadas nacionalmente, el Gobierno nacional creó el Sistema Integral de Salud (Sismeu).
En opinión de la profesora Stephany, el Sismeu no ha sido eficiente para la atención de las necesidades sanitarias de los profesores. Señaló que el sistema no resuelve ni atiende a nadie; además “el dinero desapareció, así de simple”.
Asistencia alimentaria
La profesora Ocarina Castillo señaló que la precarización laboral y la reducción previsional de los profesores universitarios es total. “Al extremo de que hemos puesto en marcha planes de asistencia alimentaria directa a un grupo de profesores muy queridos que no cuentan con los recursos ni siquiera para comer bien, adecuadamente, con una dieta balanceada idónea”, precisó.
- La asistencia alimentaria consiste en la entrega de bolsas de comida, lo cual se hace con el aporte de las propias contribuciones de profesores, de amigos y allegados.
- La iniciativa tiene varios meses funcionando y han ido incorporando a los profesores que requieren esta ayuda. Según dijo Castillo, los docentes “se benefician al recibir una variada cantidad de productos, todos de mercancía seca, como paliativo para garantizar su alimentación”, detalló la catedrática.
- El perfil de los profesores que están siendo beneficiados son casi todos titulares de más de 60 años, jubilados en la mayoría de los casos y con algunas afecciones, enfermedades o patologías degenerativas de la salud.
- Castillo precisó que unos 100 profesores están en esa lista de profesionales que reciben el beneficio de las bolsas de comida. Sin embargo, agregó que no siempre pueden atenderlos a todos.
- Hasta ahora solo realizan la actividad solidaria únicamente con docentes de la UCV, sede Caracas, y que están inscritos en el IPP. A su vez, el personal de este instituto colabora en entregar información sobre los profesores en situaciones más vulnerables.
- La experta en antropología comentó que están trabajando para poder darle un carácter jurídico con matices institucionales a este mecanismo de asistencia social al profesorado, cuyos problemas económicos se han agudizado con llegada de la pandemia del COVID-19.
Profesores sin relevos
La catedrática Keta Stephany explicó que otro de los problemas críticos que enfrenta en la actualidad el ámbito universitario del país es la latente amenaza de que las universidades públicas se queden sin profesores porque no se está garantizando la formación de nuevos grupos en esta área.
- La población de docentes actualmente tiene una edad promedio de más de 60 años, superior a la edad de jubilación de los profesores en Venezuela. Los estudiantes que están egresando de las universidades no desean hacer carrera como profesores universitarios por las actuales condiciones salariales en el sector educativo.