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miércoles, 9 octubre, 2024

Crónica | La crisis venezolana transformó los rituales para recibir el Año Nuevo

Cuando el bolívar era una moneda fuerte la gente tomaba con fuerza los billetes, agarraba como podía la maleta y corría en las calles con algunos tragos encima

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Caracas.- La familia venezolana cumple con un ritual tradicional para despedir el año. En Venezuela se acostumbra comer las 12 uvas y pedir con cada una un deseo mientras en el fondo suenan las campanas en la radio. Reunirse con el grupo familiar, con o sin pandemia, caracteriza a los criollos, que se niegan a perder ese calor humano insustituible por bienes materiales.

Las malas decisiones políticas y económicas obligaron a la población a pensar cuál ritual, para dar la bienvenida al Año Nuevo, se adapta a su presupuesto. ¿Elegir entre llenar los bolsillos con lentejas o dólares en efectivo para atraer la abundancia? En 2016, cuando la crisis se había acentuado, era impensable tener dólares a la mano y no ahorrarlos para huir a otro territorio. ¡Cuánto cambió el venezolano después de tantos golpes!

Thaís Morales cree que la fe es indispensable para que el ritual funcione. ‘‘El más bonito es el de salir corriendo con la maleta para viajar todo el año’’, destaca la joven productora de 28 años de edad, que con entusiasmo recorre los pasillos de Unión Radio.

El origen de esa tradición se desconoce, pero la gente, así no se le cumpla el deseo que viene aparejado con el ritual, sigue repitiendo esta práctica años tras año hasta que el boleto de avión repose en sus manos.

Cuando el bolívar era una moneda fuerte —no ese bolívar fuerte que pasó de ser soberano a digital, sino el que tenía valor económico y que superó en 1956, en el mandato de Marcos Pérez Jiménez, el valor del dólar estadounidense en todo el mundo—, la gente tomaba con fuerza los billetes, agarraba como podía la maleta y corría en las calles con algunos tragos encima.

El venezolano anhela la riqueza, estuvo acostumbrado a ella. Con las lentejas y la ropa interior amarilla, que tanto hombres y mujeres lucen debajo de la pinta, esperan que el nuevo año los libre de dificultades de dinero.

Este año no hubo escasez de pantis rojas ni amarillas. Por otra parte, las mujeres priorizaron el uso que les darán más allá del significado que tengan en el ritual.

Emigrar y recordar

El éxodo de panas, conocidos, parejas y miembros de la familia hizo que las festividades fueran más solitarias. Mantener cargado el teléfono y con saldo para recibir la llamada de Feliz Año es la nueva tradición.

Las caras se sustituyeron por pantallas, los abrazos por emojis y las llamadas por notas de voz que adelantas a 2x. La nostalgia invade al venezolano dentro y fuera del país, tanto que Sariana Guerra, que vive con su mamá, ya no recuerda por qué dejaron de sacar las maletas. Cree que se debe a que todos sus hermanos se han ido del país. De igual manera, son fieles a cenar lentejas después de las 12 am porque ‘‘atrae la abundancia. No sé si se cumple, pero es tradición’’, alega.

Aunque algunas costumbres carecen de efectividad o de verdadera devoción a la religión católica, a una amiga de Sariana se le cumplió el deseo. «Se metió debajo de la mesa para conseguir novio y le funcionó».

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