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miércoles, 15 enero, 2025

Con presión y persistencia, vecinos de San Agustín lograron que les llevaran agua

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Caracas.- Los vecinos de Hornos de Cal, La Charneca, Jardín Botánico, Marín y Cerro El Alba, en la parroquia San Agustín, no aguantaron más y se lanzaron a las calles este lunes, 11 de marzo, para reclamar la falta de agua que los aqueja; desde hace cinco días a algunos, y hasta dos semanas a otros, menos afortunados.

Los residentes de esta comunidad del oeste caraqueño salieron desde temprano de sus casas a cargar agua en donde podían, pero cerca de las 12 del mediodía tomaron la decisión de trancar la autopista Francisco Fajardo, a la altura de los edificios del Conjunto Jardín Botánico, para exigir que “apareciera” la cisterna de agua que les prometieron,  desde hace tres días,  los consejos comunales y autoridades locales de la zona.

Yofelix Hernández, vecina de esta comunidad, reportó que han estado varias madrugadas intentando cargar agua en distintas tomas. “Aquí si no es el agua es la luz, si no es la luz es el punto que no pasa, entonces, cómo uno hace, no se termina de solucionar un problema para una caer en otra cosa”.

Los vecinos de la parroquia aseguraban que 15.000 litros no serían suficientes para abastecer a toda la comunidad | Ronald E. Peña.

Niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores formaron parte de esta manifestación que no se levantó,  pese a las presiones ejecutadas,  primero, por la Policía Nacional y la Guardia Nacional y luego, por colectivos que se acercaron a la zona e intentaron intimidar a los ciudadanos para que permitieran el paso vehicular.

“De aquí no nos vamos hasta que nos resuelvan. Estamos cansados de que todo el mundo nos quiera joder, de que nos vean cara de pendejos y nos digan que vienen y todo sea mentira. Por eso, aquí no pasa nadie”, gritó Rosa Idalí, vecina de La Charneca, una de las comunidades que más sumó voces a la protesta.

Durante dos horas y media, habitantes de las barriadas de San Agustín protestaron, luego de entre cinco y nueve días sin agua | Ronald E. Peña.

Detrás, en el corazón de las barriadas de San Agustín,  otro gran grupo de vecinos se mantenía en cola a la espera de los camiones cargados de agua. En la comunidad aseguran que son muy pocos los que tienen gas y la contingencia los agarró desprevenidos.

En la autopista ni siquiera permitieron el acceso a los motorizados, salvo muy contadas excepciones, y la situación se tornó tensa cuando con sus tobos en la mano los manifestantes impidieron el acceso a varios policías a bordo de motos y generaron una trifulca en la que dos de ellos cayeron de sus vehículos.

Luego de dos horas y media de protesta, llegaron dos camiones cisternas de 5.000 y 10.000 litros prometidos por los consejos comunales y los cuerpos de seguridad del Estado. Sin embargo, los vecinos se negaron a despejar la autopista, exigían la dotación de, por lo menos, cuatro camiones más.

Niños, jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad cargaban tobos y botellones | Ronald E. Peña.

Se decidió disponer de una cisterna en el barrio La Charneca y otra en uno de los edificios de Hornos de Cal. La impaciencia pudo más y muchos habitantes que esperaban por el agua desde la madrugada del 10 de marzo comenzaron a pelearse por los lugares de la cola. Hubo empujones, jalones e incluso alguien lanzó una botella desde el cerro entre la multitud.

Los consejos comunales prometieron camiones cisternas que llegaron luego de casi tres horas de protesta | Ronald E. Peña.

La PNB intentó mediar entre los lugareños y tuvo que instalar un piquete para organizar la cola. Una mujer que intentó hacer la cola dos veces fue interceptada por los funcionarios; “¿Hasta cuándo esta mierda? Yo quiero agarrar agua, estoy cansada”, gritó antes de comenzar a llorar.

Personas de todas la edades cargaban con tobos y botellas desde la autopista hasta los barrios de San Agustín. Ronald E. Peña.

Durante  las horas siguientes, la distribución del agua ocurrió con calma. Aun así, muchos sabían que no sería suficiente. María Contreras llenó tres tobos de 20 litros cada uno y esperaba que le alcanzara,  por lo menos,  para mantener el baño limpio durante un día; pero para cocinar y tomar debe comprar agua mineral.

En varias ocasiones, los funcionarios de seguridad intentaron detener la protesta | Ronald E. Peña.

Cerca de las cuatro de la tarde, luego de más de medio día de espera, ni siquiera la mitad de los vecinos de La Charneca había llenado sus botellones, faltaban los habitantes de los edificios Hornos de Cal y el Conjunto Jardín Botánico.

Con información de Génesis Carrero Soto y María Jesús Vallejo

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