Caracas.- Los comerciantes informales y los negocios de comida prestaron servicio este martes en Plaza Venezuela, aún con las limitaciones que representó el apagón nacional. “Tengo que seguir luchando, ¿cómo hago? Tengo que comer”, expresó Heidy Pérez, quien a las 4:00 pm no había vendido ni dos tostones.
Pérez llegó a las 8:00 am desde Petare, en una camioneta por puesto que le cobró 2.500 bolívares, es decir, 16 veces más de lo que paga diariamente, que es 150 bolívares. Otro comerciante informal, quien no quiso revelar su identidad, pudo prestar servicio en Plaza Venezuela, porque se transportó en moto. “Si no trabajamos cómo comemos, tenemos que sobrevivir” fue su argumento. Aunque durante el martes hubo muy pocos clientes, aseguró que “hay personas que pueden pagar en efectivo y divisas”.
Solo 40 % del personal pudo asistir a uno de los restaurantes en Plaza Venezuela que prestó servicio. Alexander López, uno de los mesoneros, calificó la situación como “fatal”. Él decidió asistir porque “los que somos padres de familia nos resulta más estar en el trabajo, nos ganamos el día y comemos, lo que significa una comida menos en el hogar”.
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Respecto a la solución de la crisis dijo que “aquí lo importante es mejorar, sea como sea, menos con una guerra, con eso no estoy de acuerdo”.
Traki, Arturo’s, El Gran Café, comerciantes informales y algunos restaurantes abrieron sus puertas en Plaza Venezuela, una de las zonas más concurridas de Caracas. Egmar Rodríguez, subgerente de Farmatodo, explicó que la empresa “continúa firme aquí en Venezuela, a pesar de la situación estará aquí para brindar el mejor servicio posible a la clientela”.
La señora Alicia Rodríguez fue una de las pocas personas que asistió a Plaza Venezuela, su motivo fue buscar comida y solo pudo comprar un kilo de cambur. “Que digan qué está pasando realmente con la luz, porque por muy ignorantes que seamos no nos creemos lo que han dicho”, exigió Rodríguez. Destacó que en su zona, la calle El Recreo, no hay ningún tipo de organización vecinal, lo que la hace estar en un estado de indefensión.