Caracas.- Valentina Quintero cree que cada persona es un potencial guía de su zona, no importa en qué sector de Caracas viva, solo necesita interesarse, caminar y conocer cada rincón para luego difundir y compartir.
Durante una Esquina de Ideas realizada en la Plaza de Los Palos Grandes, en el municipio Chacao, en el marco de los 452 años de Caracas, la periodista insistió en que la única forma de querer un lugar y sentirse arraigado es conociéndolo.
Hay que conocer la ciudad, dijo: buscar los edificios más bonitos, los apamates que más florecen, los datos históricos de las esquinas, el mejor lugar para comer empanadas. Quintero apuesta por el arraigo como una herramienta para construir la Caracas futura de la que tanto hablaron durante la tarde.
Como Quintero, Andrés Schloeter, impulsador del programa Alimenta la Solidaridad de Petare, sueña con una Caracas que se muestre en puentes y no que se divida en barrios y urbanizaciones. “Caracas da miedo, pero en Petare yo he conseguido una visión de Caracas diferente: la del (río) Guaire cuando no estaba contaminado. Una ciudad que conecta, en la que la gente se pueda encontrar. Una Caracas que se reconcilia”, expresó Schloeter.
Aseguró que, en medio de la crisis, este es el mejor momento para que los caraqueños den todo lo que tienen y saben por la ciudad.
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Conocer Caracas, profundamente, también es la tarea que asumió Ronald Aristimuñoz, creador de la Gastro.No.Mía, un proyecto con el que comenzó a hacer reseñas de restaurantes capitalinos a través de la red social Instagram. Para él, hablar de comida y de locales de Caracas no es solo escribir sobre el servicio o la calidad de lo que sirven, es conectar con la gente que sigue acá y la que se fue del país y quiere volver.
“La gente se comenzó a conectar”, dijo. Además, aseguró, la gastronomía de un lugar representa, en gran medida, el arraigo.
Maickel Melamed, conferencista motivacional, también habló de pertenencia. Describió a Caracas como la ciudad en la que, por ser una de las más violentas de la región, no debería pasar nada, pero nunca se detiene. “Estamos viviendo momentos difíciles y aun así tenemos el coraje de sonreír, de ser amables, de coexistir”, aseveró Melamed.
Para otros, pertenecer a un lugar es asumir responsabilidades sociales. Como Ramzi Souki, fundador y director de Futuros Vinotinto, quien comenzó en 2006 entrenando a 10 niños y ahora ocupa cinco canchas con 600. Insistió en que, para construir ciudad, se debe pensar mucho más allá de la individualidad. Para él, Futuros Vinotinto no es solo entrenar, es crear conciencia e incentivar valores para hacer a Caracas una ciudad menos hostil.
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Miriam Bravo, madre de siete, habitante de la parroquia Petare y colaboradora de Alimenta la Solidaridad, manifestó: “Yo quiero una Caracas en la que pueda salir a cualquier hora del día. Quiero gozar de los servicios”; y cree que, desde su labor en el programa, que atiende a 10.000 niños y niñas a nivel nacional, contribuye con la Caracas futura.
Caracas también es cultura. Así lo cree Elisa Vegas, directora de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal Ayacucho, quien aseguró que durante la emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela el arte es un respiro para la ciudadanía.
Confía en que el trabajo de cada persona, que hace lo que le apasiona, hace el camino hacia una mejor ciudad: “Los que estamos en este país somos o los locos o los héroes. Los que seguimos aquí tenemos y sentimos una responsabilidad social y Caracas está llena de gente que sigue apostando; no lo dice, lo hace”.
Luis Carlos Díaz, periodista y defensor de los derechos humanos, expresó: “Ser ciudadano en este momento exige hacer mucho más de lo que ya estamos haciendo. Debemos coinspirar, compartir, educar”. Además, insistió en la responsabilidad ciudadana de informarse y formarse para poder exigir al Estado que cumpla con lo que le corresponde, como hacer cumplir las leyes.
“Caracas es una de las ciudades más violentas por una decisión oficial”, dijo Díaz, y aseguró que la impunidad le ha quitado espacio en las calles a los habitantes de la capital. Insistió en que también se debe registrar lo que pasa a diario y difundir para garantizar, además de la construcción de la sociedad, la no repetición de los errores.