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jueves, 28 marzo, 2024

Caraqueños esperaron hasta tres horas por un bus debido a cierre del metro durante apagón

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Caracas.- Meris Torres decidió devolverse a su lugar de trabajo luego de esperar durante cuatro horas una camioneta que la llevara desde la avenida Solano hasta Plaza Sucre. Las pocas que pasaban iban abarrotadas, incluso, varios guindaban de las puertas. Pasada la una de la tarde de este lunes 25 de marzo, un apagón dejó sin electricidad a Caracas y a otros 17 estados del país, según conoció El Pitazo de forma extraoficial.

En la capital, la falta de luz significó el cierre del sistema metro, colas kilométricas de personas que esperaban autobuses y camionetas y, una vez más, ríos de gente transitando la ciudad a pie. Por eso, Meris prefirió quedarse en la casa en la que trabaja en Santa Rosa de Lima, donde le ofrecieron cama y comida en caso de no poder regresar a Gramoven, sector de la parroquia Sucre donde reside con su esposo.

En las paradas, las colas se perdían de vista. Como en la Chacaíto-Propatria. Durante el apagón, las tarifas de las rutas urbanas fueron fijadas arbitrariamente por los conductores. En otros días, un pasaje costaba 300 bolívares; este lunes, subió entre 500 y 1.000 soberanos. Algunos hacían «ejercicio de paciencia». En esa parada, Selegne veía a los pasajeros golpearse para intentar subir a una unidad; pasadas las 5:00 de la tarde, ya sumaba dos horas de espera. Aún así, aseguraba: “En algún momento me iré. ¿Tú crees que yo me voy a entrar a golpes así?”, y señalaba el grupo, sobre todo de hombres, que se empujaban. La camioneta comenzó a moverse y todavía muchos luchaban por subir.

A diferencia del jueves 7 de marzo, cuando comenzó el primer megaapagón que dejaría al país a oscuras durante tres días y dos noches, este lunes el metro de Caracas habilitó unidades de metrobús para varias rutas; desde Plaza Venezuela salían hacia Petare, Propatria y La Rinconada.

En La Rinconada, al sur de Caracas, Adriana Santaella, a las 6:00 de la tarde, tenía dos horas en una cola para montarse en un autobús que la llevaría a Charallave, en Valles del Tuy. La cola era de más o menos tres cuadras, aunque las unidades llegaban unas tras otras. Adriana cree que esta vez el sistema de transporte subterráneo tomó previsiones para evitar que los usuarios se quedaran sin opciones. “La vez pasada –el 7 de marzo- yo me tuve que quedar en casa de una tía aquí en Caracas porque no tuve cómo irme”, recuerda.

Foto Ronald Peña

Otros, como Alejandra Martínez, confiaba en que a las 6:30 de la tarde, cuando comenzó a restablecerse el servicio eléctrico, el metro funcionara. “Voy a esperar a ver si el metro abre, porque ver esa cola me da de todo”, manifestó. Aunque el metro no abrió, eran las ocho de la noche y en las calles de Caracas aún había muchos caminantes, solo que esta vez, con un poco de luz alumbrando.

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