Caracas.- Ya pasó exactamente una semana desde el apagón que dejó a todo el país sin electricidad. Este jueves 14 de marzo, se reanudaron las actividades laborales luego de siete días en oscuridad y sin servicios básicos. En Caracas, además de la escasez del agua, se agudizaron las fallas con el transporte terrestre, que se registran desde hace más de un año, y el metro se paralizó. Entre el viernes 8 y el miércoles 13, el sistema de transporte subterráneo no prestó servicio.
José Ponce salió de su casa confiando en que el Metro de Caracas estaría funcionando con normalidad, porque a través de la cuenta de Twitter se notificó que retomaría el horario habitual. Durante el apagón, salió de su casa, en Petare, antes de las seis de la mañana para poder llegar antes de las nueve a su trabajo, en la parroquia Candelaria, caminando, a paso apurado.
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Hoy, creyó que podría utilizar el metro, pero eran las 10 de la mañana y él seguía en Petare, había retraso y las estaciones La California, Los Cortijos, Los Dos Caminos, Miranda, Altamira y Chacao estaban cerradas; por lo que se debía tomar autobuses, o caminar, desde Petare hasta Chacaíto. José prefirió hacer la cola para esperar un metrobús, luego de haber pasado más de una hora en el andén de los trenes antes de que los operadores advirtieran sobre el retraso.
En la cola también esperaba María Mendoza, quien comentó que irse en una camioneta de una línea no autorizada era mucho más rápido, pero los tres primeros días de la semana ya había gastado mucho efectivo. Para llegar a El Hatillo, durante los días más críticos de la crisis eléctrica, utilizaba entre cinco o seis camionetas de diferentes rutas y un pasaje que está aceptado por el gremio y los pasajeros en 100 bolívares, costaba entre 400 y 500.
Por la avenida Francisco de Miranda se perdía la vista del río de gente que caminaba en dirección oeste. Desde el martes 12 de marzo, Emilhy Arias había decidido ir desde Chacao hasta Ciudad Universitaria, aunque sabía que eran bastantes kilómetros, quería ahorrar el efectivo.
En el centro de la capital, en el puente Fuerzas Armadas, Freddy Morales esperaba una camioneta para ir hasta Chacaíto. Tenía cerca de media hora esperando y aseguraba que, si no pasaba una en los siguientes minutos, caminaría.