Caracas.- La lluvia se convirtió en sinónimo de miedo para las seis familias que viven en el callejón San Miguel, ubicado en la avenida Morán de la parroquia El Paraíso, luego de la tragedia que ocurrió hace una semana y que cobró la vida de una niña de dos años y siete meses. Un talud de tierra se desprendió y aplastó 11 viviendas improvisadas.
Este sábado 28 de octubre, seis días después del hecho, cuatro hombres, junto a sus hijos varones con edades comprendidas entre los 9 y 12 años, se encontraban removiendo los escombros. Intentaban abrir un camino para continuar transitando. Ellos permanecen en el sitio con sus familias en seis ranchos que están a merced de otro aguacero.
Lluvias en Caracas causaron inundaciones en las vías y caída de árboles
Karina Rojas, cuya residencia está en la carretera y no presentó daños, dijo que la tragedia se suscitó después de varios días seguidos de lluvia. Ella pidió a su hijo que condujera al equipo de El Pitazo hasta el lugar afectado.
Al llegar, los hombres detuvieron su faena para explicar con detalle qué fue lo que sucedió. Ronald González fue uno de los vecinos que salió de su casa, pasadas las 10:00 p.m., al escuchar los gritos de los vecinos.
«Ese día llovió demasiado y en la noche escuché un ruido y cuando salí, un vecino estaba pidiendo auxilio. Cuando me acerqué, había una niña de tres años y su mamá, debajo de la cama, con una piedra enorme encima. La piedra era muy grande y por más gente que llegaba, era imposible moverla. Se fueron uniendo más personas hasta que pudimos liberarlas, pero fue algo fuerte porque la niña falleció a causa del derrumbe», contó tras detallar que el peso de la roca era de aproximadamente 150 kilogramos.
Los bomberos del Distrito Capital llegaron al lugar y las socorrieron a ambas. Actuaron en conjunto con funcionarios de Protección Civil y los hombres de la comunidad que salieron de sus casas a atender a sus vecinos.
Laura Margarita Liscano, de 27 años, vivió esa noche el horror más grande para una madre, perdió a su hija y no tuvo posibilidad de ayudarla, ya que ella también quedó atrapada entre los escombros. Ella es conocida en la zona como «la maestra Laura», es docente, y la niña que murió era su única hija. En esa vivienda improvisada vivía junto a su esposo, quien esa noche no estaba porque decidió ir a buscar unas chucherías que vendía en el mercado de Catia.
El equipo de El Pitazo llegó hasta el lugar donde estaba la casa de las víctimas. La piedra sigue allí, al igual que el colchón y lo que antes era una cama. Los zapatos y pertenencias de la niña aún resaltan entre los escombros. «No los hemos querido recoger, nos da mucha pena, cómo le pudo pasar eso a gente buena y trabajadora», resaltó González.
Las 11 casas construidas con tablas y zinc fueron desalojadas y las familias que allí residían trasladadas a un refugio ubicado en La Yaguara. Una fuente extraoficial indicó que fueron llevadas en un galpón que pertenece a la Alcaldía del municipio Libertador.
Pero el peligro sigue latente para las seis familias que quedaron en el lugar. La tierra proveniente del talud desprendido hace presión en las paredes de sus casas. Ellos aseguran que otras lluvias similares a las de hace una semana podrían repetir este lamentable hecho. Hicieron un llamado a la alcaldesa Carmen Meléndez para que los incluya en el plan de reubicación.