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jueves, 28 marzo, 2024

249 familias de El Valle viven sin servicio eléctrico desde hace dos meses

El edificio El Parque quedó sin electricidad el 22 de octubre luego de que una fluctuación generara un cortocircuito en la fase que alimenta a los 106 apartamentos. Mientras la Alcaldía ilumina plazas y paseos, los residentes de El Parque buscan solución a la oscuridad

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Caracas.- El martes 22 de octubre, los habitantes del edificio El Parque vieron cómo salía humo de los tomacorrientes y las brequeras; minutos después, quedaron a oscuras. Desde marzo de este año, cuando el Sistema Eléctrico Nacional colapsó, en la parroquia El Valle, como en casi todo el país, el servicio funciona con irregularidad. Sobre todo, cuando llueve.

Esa tarde, luego de una lluvia, una sobrecarga eléctrica generó un cortocircuito que quemó la fase que alimenta a los 106 apartamentos de El Parque, residencia ubicada en la calle 9 de Los Jardines de El Valle. Desde entonces, 249 familias viven a oscuras. Aunque el ascensor seguía funcionando, después de las cinco de la tarde las entradas, el estacionamiento y los pasillos eran inhabitables.

Mientras, el gobierno del Distrito Capital instaló la decoración navideña en el Paseo Los Próceres y 700 lámparas nuevas brillan a lo largo de dos kilómetros. Carolina Cestari, jefa de Gobierno, aseguró que, al igual que otros 27 puntos de la capital, el monumento fue ambientado para ofrecer a la ciudadanía “espacios dignos para las fiestas decembrinas”.

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Pero los residentes de El Parque ni siquiera saben si podrán celebrar la Navidad con música o a la luz de las velas. Sin respuesta de Corpoelec, la comunidad intenta encontrar la solución al problema, pero eso significa recaudar un presupuesto de 5.500 dólares para la reparación del cableado y el tablero de control.

Hilda de la Concha ha sido la encargada de coordinar las rifas y recolectas con las que esperan poder alcanzar la meta. En casi dos meses, técnicos de Corpoelec han hecho inspecciones y generado informes, pero todo queda en promesas. Raúl Medina, director general de la Oficina de Seguridad Integral del Ministerio para la Energía Eléctrica, recibió una carta de los afectados en los que solicitaban apoyo. Medina les aseguró que eso no compete a la estatal, sino a la junta de condominio.

Vecinos que se iluminan entre ellos

Desde hace dos semanas, los pasillos están iluminados porque algunos habitantes de El Parque saben de electricidad y lograron utilizar la fase que alimenta al ascensor para hacer funcionar las lámparas en los 20 pisos. Las viviendas siguen a oscuras, pero agradecen que los espacios compartidos ya no sean lugares para la delincuencia.

Ámbar Aponte contó que llegar luego del atardecer era arriesgarse a ser robado entrando a la residencia. Para ella, la falla no se ha traducido solo en miedo: también en una planificación diaria, cuando la hacía semanal. “Así se gasta más, porque solo puedes comprar los alimentos que te comerás ese día, máximo en un día y medio para que no se dañen”, dijo. Aunque no lo ha podido comprobar, Aponte asume que su nevera está averiada desde el apagón.

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De la Concha asegura que la mayoría de las familias tienen niños o personas de la tercera edad, por lo que tener iluminación facilita movilidad y el traslado. Además, desde que no tienen electricidad, muchos deben irse a la casa de familiares en otros sectores para poder cargar las baterías de los teléfonos celulares, por ejemplo, o hacer tareas. Como Aponte, que cada tarde va a un cyber con su hijo, que cursa primer año de bachillerato, para poder estudiar.

La reparación manual del cableado que hizo un grupo de hombres permitió, luego de más de un mes, que el preescolar que funciona dentro del territorio de la residencia reabriera.

Trabajar por los que no pueden pagar

A cada familia le corresponde pagar cerca de 50 dólares para las reparaciones. Hasta ahora, solo 20 han pagado. De la Concha sabe que no todos pueden invertir 2.110.000 bolívares, con un salario fijado en 300.000. Por eso insiste en que, como comunidad, se hagan esfuerzos para ayudar a los que no tienen el dinero. “Aquí muchos viven de la pensión. Si yo no estuviera aquí, ¿Cómo haría mi papá? Debemos ponernos en el lugar del otro”, manifestó.

Cuando De la Concha y otros residentes solicitaron ayuda de la Alcaldía de Libertador, Érika Farías indicó que debían pedir un crédito en Banco Nacional de Vivienda y Hábitat (Banavih), pero la entidad les pedía la compra de una póliza que, según contaron, salía casi tan costosa como la reparación. Por ello, prefirieron solucionar por cuenta propia.

“Le decimos a Maduro, que es parroquiano, que se acuerde de cuando vivía por aquí y nos atiendan. Es muy difícil vivir a oscuras”, ironiza De la Concha.

Victoria Aranguren cree que, frente a la indiferencia del Estado, el trabajo colectivo será lo que solucione el problema. Ella misma se ha parado afuera de la estación Los Jardines a vender boletos para la rifa de una cesta de productos de primera necesidad que reunieron entre todos. No les ha ido tan bien como quisieran, pero no se rinden. “Nos tenemos que unir, nos tenemos que ayudar”, expresó.

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