Caracas.- Lisbeth Cordero, coordinadora del programa de Mujeres Emprendedoras de la Asociación de Trabajadores, Emprendedores y Microempresarios (Atraem), fue la encargada de motivar a 160 caraqueñas durante cuatro meses para formarse en liderazgo, convivencia y reconciliación con el objetivo de fortalecer el tejido social en sus comunidades.
El miércoles 4 de diciembre, varias de ellas se reunieron en la Fundación Bigott, ubicada en la zona colonial de Petare, para conversar acerca de sus proyectos y de cómo han transformado las dinámicas de los habitantes de los sectores en los que trabajan. Cordero explicó que se busca lograr la resolución de conflictos mediante el diálogo de los diferentes actores de la sociedad civil.
El programa liderado por Cordero se realizó en el municipio Sucre del estado Miranda como parte del proyecto ReconciliAcción, una iniciativa de la Universidad Monteávila (UMA), la Asociación Civil Oportunidad, Mujer y Ciudadanía y People in Nedd.
Convivencia mediante el espacio público
En siete años, Katiuska Camargo y Silvana Aguirre han coordinado la transformación de más de 15 espacios en los barrios San Blas, La Machaca, Carpintero y Mesuca de la parroquia Petare. Lo que antes eran basureros o sitios abandonados, ahora son lugares de encuentro habitados por niños, niñas, jóvenes y adultos.
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Katiuska asegura que trabajar en la recuperación de los espacios comunes es formar ciudadanía. “Es un proceso que nunca termina. Al principio, gente que ni siquiera se saludaba, ahora se reconoce y cooperan en los mismos proyectos”, contó. Resalta que jóvenes que antes se sentían excluidos por sus vecinos ahora se admiten parte de algo importante. Insistió: “Vamos a reconocernos; a vernos con amor y respeto”.
Resolución de conflictos a través de la sororidad
Sororidad es la palabra que se utiliza para definir la hermandad entre mujeres. Yanis González siempre había escuchado que las mujeres compiten entre sí y no se apoyan ni se acompañan, pero su trabajo en La Dolorita, como parte del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), le demostró que sí es posible crear redes entre mujeres.
Desde hace tres años, Yanis se encarga de coordinar la formación de mujeres que les permita conocer cuáles son sus derechos y cómo defenderlos. “La idea es que ellas se hagan sus propias voceras y puedan identificar los problemas y las soluciones de sus comunidades”, expresó. Yanis insistió en que el objetivo no es sustituir al Estado, sino crear alternativas que permitan paliar la Emergencia Humanitaria Compleja.
Más propietarios, menos conflictos
Alicia Sepúlveda, miembro del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice), considera que en la medida en que la ciudadanía tenga garantizado el derecho a la propiedad, será capaz de generar riquezas individuales en función de beneficios colectivos, haciendo uso responsable de los recursos de la nación. “Es tan sencillo como entender que los conflictos se reducen cuando hay igual bienes para igual cantidad de personas”, dijo.
Insistió en que la lucha por satisfacer las necesidades comienza cuando en un espacio la demanda es mayor que la oferta. Por ejemplo, en Venezuela, para 2019, Alicia estima un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) del que había en 2013 y es insuficiente para la población. “Cuando nos sentimos propietarios, nos sentimos responsables y vivimos en paz y trabajamos en cooperación”, manifestó.