En los alrededores de las avenidas Baralt y Andrés Bello, transeúntes retornaron a las calles, pese al crecimiento alarmante de casos de coronavirus durante este fin de semana, la necesidad de generar ingresos y de adquirir productos a precios solidarios sobrepasa el miedo de un posible contagio.
Aunque los mercados municipales de Quinta Crespo y Guaicaipuro no abrieron sus puertas este lunes 27 de junio, comercios aledaños ofrecieron sus servicios, contando con una considerable afluencia de personas que visitaron sus establecimientos. No obstante, llegada las 11:00 am, funcionarios de la Guardia Nacional ordenaron el cierre de comercios y la retirada de los buhoneros de la zona. Algunos propietarios señalaron que su jornada laboral se ha reducido solo a tres horas, de 8:00 am a 11:00 am. «qué tanto puede vender uno en ese tiempo», sentenció uno de ellos.
Un funcionario que prefirió no dar su nombre, mostró preocupación por el comportamiento de la población con respecto al cumplimiento del distanciamiento social, por parte de consumidores que visitan los comercios ubicados en los alrededores de Quinta Crespo, luego que un transeúnte le estornudara encima.
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Con relación al efecto que han tenido los cuatro meses de cuarentena en la vida de los vendedores informales, un buhonero que decidió mantenerse en el anonimato, aseguró que todo se ha puesto más complicado porque las prioridades de compra de la clientela han cambiado. “Todo el mundo anda pensando es en comida”, manifestó el vendedor, que ha tenido que comenzar a vender muchas cosas de su casa, hasta su propia ropa, porque los beneficios como la pensión y las bolsas Clap no son suficientes para cubrir su alimentación diaria.
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