Primero lo anunciaron. Después dijeron que Fito Páez se presentaría en dos fechas en la sala Ríos Reyna del teatro Teresa Carreño. Por último, a mediados del mes de mayo, se definió la cita definitiva: jueves 13 de octubre de 2022 en el Poliedro de Caracas, un día antes de la presentación de El Alfa y días después de la explosiva presentación de “la mujer de fuego”, Olga Tañón.
La fugaz visita de Fito Páez en el marco de su gira El amor 30 años después del amor alimenta la hoguera de comentarios sobre una superficial recuperación económica en algunos sectores productivos, y la producción de eventos es uno de ellos.
La tarde en que se presentó Fito Páez llovió en el oeste caraqueño. Aunque el mal clima causó lagunas y riachuelos que hacían difícil cruzar la calle sin mojarse los tobillos, el acceso al Poliedro no colapsó y el ingreso fue organizado. Todo un alivio, si el lector recuerda los comentarios de los asistentes al concierto de Wisin y Yandel en el abarrotado estacionamiento del mismo recinto.
Dentro del Poliedro y justo antes del ingreso a las gradas, los stands de los patrocinantes otorgan algunas pistas de la magnitud del dinero involucrado: Menta & Romero vendía tarjetas recargables para el consumo de alimentos, bebidas y alcohol durante el evento, la emisora Ranking 100.7 instaló una cabina con llamativos paneles de imágenes vibrantes para la toma de selfies y en otros lugares los asistentes VIP podrían tomarse videos hechos en 360° grados (con un mecanismo parecido al del Glambot de la cadena estadounidense E!).
El estruendo de la música urbana de la antesala contrasta con el auditorio semivacío: a las 7:00 pm solo el 60% de la zona del concierto había sido ocupada (se habilitó únicamente la mitad del Poliedro y se ubicó la tarima en el centro).
Las gradas superiores, más lejanas de la tarima y, por tanto, con las entradas más económicas, no se llenaron. De la mitad del Poliedro hacia abajo, se ocuparon los puestos con algunas eventuales manchas vacías.
Me acerco a una de las asistentes: una mujer de edad dorada, con una franela azul marino manga ¾ con líneas blancas en el busto. Le pregunto por qué le gusta la música de Fito Páez y, mientras me responde, comienzan a brillarle los ojos a la luz de una ternura que despierta lágrimas: “Es que su música es muy íntima…; muy triste, pero muy bonita. Todo lo que él hace es bonito”.
La música de Fito Páez expone los conflictos y la vida del músico, reconocido como uno de los principales exponentes del rock argentino. Cuando Fito canta los versos El sacrificio de mis madres / los zapatos de charol en Mariposa Technicolor, recuerda con amor a Josefa Páez y Belia Zulema Ramírez de Páez, abuela y tía del cantante, asesinadas brutalmente el 7 de noviembre de 1986. La energía de animal herido con la que Páez canta Ciudad de pobres corazones fue su manera de digerir aquella tragedia personal.
El fanatismo hacia la figura y música de Fito Páez permiten entender lo que quería decir José Ignacio Cabrujas mediante el personaje de Elvira Ancízar en El día que me quieras, cuando se entera de que Carlos Gardel llegó a Caracas:
Hoy era el día. Dijeron… va a venir Gardel, y yo no lo creía. Yo dije: es mentira… ¿por qué va a venir? ¿Qué necesidad tiene de venir? Y está aquí. Uno quiere ver la historia y termina siempre por oírla.
Es la cuarta vez que Fito Páez visita Venezuela en los últimos 20 años. En el año 2006 se presentó en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela; luego en el auditorio del Sambil; en 2010, y posteriormente en la Terraza del Centro Ciudad Comercial Tamanaco (Ccct), en 2013. Ese mismo año se presentó de manera gratuita en la plaza Diego Ibarra, en un concierto que levantó más de una ceja y bastante suspicacia.
El zuliano Jorge Luis Chacín, autor de los éxitos Si usted la viera y Como es tan bella, entre otros, se encargó de calentar los motores de la noche. Y su música, empapada de su paso por la agrupación Guaco, hizo que la audiencia se levantara a bailar al ritmo de luces violetas y con copa en mano.
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Samir Bazzi fue el animador de los eventos preconcierto y el conductor de una rifa patrocinada por el Grand Casino Ccct, con tres premios en moneda estadounidense: 1.000, 600 y 400 dólares, para sumar un total de 2.000 dólares. Las bebidas eran servidas en termos marca Contigo con el logo grabado del Casino, y las cigarreras, vestidas de leotardos negros y un top blanco semejante a un frac masculino, obsequiaban mentas, chicles y bombones de chocolate rellenos.
Hacia las 9:15 pm, hora y 15 minutos después de la hora anunciada como inicio del concierto, apareció la banda del argentino con la particular voz en off de este, cantando los primeros versos de El amor después del amor:
El amor después del amor tal vez
se parezca a este rayo de sol
Y ahora que busqué y ahora que encontré
el perfume que lleva el dolor
Solo en el coro de la canción es cuando aparece Fito Páez enfundado en un traje azul cielo que parece haber sido cosido sobre su cuerpo, con el pelo ensortijado rebotando con gracia sobre su cabeza, y sus ojos pequeños viéndolo todo a través de unos lentes redondos con cristales azules.
Dirige a los músicos, diestros y capaces de entender las señas del rockero rosarino y de seguirle el ritmo a su interpretación en el piano. “¡Caracas, cómo te quiero, Caracas!”, saluda Páez ante el público que ha aguardado su regreso durante casi 10 años. También hace comentarios sobre el nuevo sonido del Poliedro de Caracas y dice que “ahora suena mucho mejor”.
Se sienta en el piano, y el grito desgarrado de una admiradora lo interrumpe. “¿A vos te gusta la música o te gusta gritar?”, pregunta Fito con sarcasmo.
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Hay quienes describen a Páez como “un limón”. Mientras Olga Tañón da la mano y regala selfis a quien se las pida, se dice que Fito Páez rechazó tomarse fotos o hablar con quienes lo esperaron en el Meliá Caracas, donde presuntamente se hospedó.
Pero Páez supo rematar el regaño con un comentario coqueto. “Yo te puedo hacer gritar de muchas maneras. Hasta con música”, completa mientras acaricia las teclas del piano para arrancar inmediatamente con La Verónica.
Durante el concierto El amor, 30 años después del amor se interpretó completo el disco que consagró a Fito Páez como uno de los grandes cantantes de todos los tiempos y uno de los principales impulsores del rock argentino. Aunque también se incluyeron breves piezas de otros discos, como Circo Beat y Ciudad de pobres corazones.
Se sabe que las presentaciones de Fito Páez son conmemorativas de la música que ha moldeado su carrera y su estilo. En Caracas, el trovador menciona a Mercedes Sosa, a Charly García, a Luis Alberto Spinetta, incluso a Los Beatles. “La nueva generación tiene la responsabilidad de hacer algo mejor de lo que se hizo en los sesenta. Si no, estaría a la deriva, y nadie quiere eso”, afirma mientras recibe los aplausos del público.
El concierto cierra con Ciudad de pobres corazones, con toda la energía de la banda que lo acompaña y agradeciendo al público que coreó todas y cada una de sus canciones.
En una ciudad como Caracas y como la Ciudad de pobres corazones, donde todo se incendia y se va, el público quedó prendado de un Fito Páez con 59 años a cuestas, que demostró cómo crece y evoluciona el amor, así hayan pasado 30 años.