El politólogo plantea a la oposición unir esfuerzos y trabajar desde el próximo año en una estrategia para las elecciones presidenciales de 2024. Advierte que en el oficialismo se generará una crisis sucesoral, porque no es seguro que Maduro sea el candidato

Entrevista: César Batiz | Redacción: Kemberlyn Talero

Con las elecciones regionales y municipales del pasado 21 de noviembre se abrió el camino para el trienio del cambio democrático, un período que comprende los próximos tres años en los que la dirigencia opositora debe prepararse para una contienda electoral de tipo presidencial, que podría representar “la última oportunidad para recuperar la democracia” en Venezuela.

Así lo plantea el politólogo Luis Salamanca, quien conversó con el director de El Pitazo, César Batiz, sobre esta propuesta que surge desde la preocupación por recuperar la vía electoral como “el mejor camino para resolver el problema político”.

El trienio del cambio democrático invita a la dirigencia opositora a ver los próximos tres años como un ciclo político electoral que requiere estrategias frente a las elecciones presidenciales de 2024.


El campo opositor está más lleno de líderes que de seguidores

Luis Salamanca, politólogo

“Es un llamado a los sectores opositores, aquellos que se sientan convocados con una idea como esta, a que veamos los años 2022, 2023 y 2024 como un período íntegro”, dijo Salamanca, quien es doctor en Ciencias Políticas, politólogo y abogado, profesor universitario, exdirector del Instituto de Estudios Políticos y exrector de la Comisión de Participación Política y Financiamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Para el experto en este período, la oposición debe escoger un candidato con el máximo respaldo posible que, de mantenerse las condiciones actuales, pueda ganar una elección presidencial, pero además considera que el carácter unitario debería continuar si se logra la victoria y es reconocida por el gobierno de Nicolás Maduro, de manera que compense a los partidos que participan. “Además, le daría un atractivo adicional a ese experimento”, señaló.

–¿Qué contiene el ciclo del trienio?

–Estaría formado eventualmente por un posible referendo revocatorio en el año 2022, que servirá no solo para revocar al mandatario, sino para seguir movilizando a la población. Sería una continuación del 21 de noviembre. El año 2022 puede servir para profundizar y resolver los problemas que surgieron este año. En 2023 no hay elecciones y no se pueden pasar dos años seguidos antes de una presidencial sin prepararlo. Allí hay un temazo: ¿Cómo preparar la elección presidencial para que se presente por la oposición un candidato unitario, preferiblemente único, apoyado por el mayor número posible de opciones y que se presente ante el venezolano como lo mejor que se puede hacer? El objetivo es que al final del ciclo, en el año 2024, podamos tener una alegría, pero tenemos que prepararla.

–¿Qué corresponde a los gobernadores electos en Nueva Esparta, Cojedes y Zulia durante este trienio?

–El hecho de que ellos sean quienes ganaron en sus estados obedece a un conjunto de situaciones que no tienen nada que ver con la generación. Se debe aprovechar la experiencia de estos dirigentes para crear las condiciones para que el trienio del cambio político tenga una feliz realización.
En el caso de los estados ganadores hubo potencial de cambio en la población, existencia de una plataforma unitaria que permitió que ese potencial viera en la plataforma algo digno de ser votado y el interés de los electores. Estos tres elementos son iguales a victoria. La ecuación para 2024 tiene que ir por el mismo camino.


Tenemos, como ciudadanos, la responsabilidad de darle cinco minutos a la democracia

Luis Salamanca, politólogo

–Dados esos resultados, ¿qué deben hacer líderes como María Corina Machado, Julio Borges, Henrique Capriles y Leopoldo López?

–Deberían sumar sus esfuerzos para empezar a resolver la agenda de problemas políticos que plantean los próximos tres años. Veo muchos rollos personales que se generan por distintas razones, pero hay un tema central que tienen que abordar y es la preparación de la vía electoral. Si las cosas se mantienen como están y Maduro llega a 2024, la oposición debe estar preparada con una plataforma unitaria, el candidato si es posible único y eso se debe resolver con reglas internas.

–¿Qué opina del llamado de María Corina Machado a convocar a una elección para escoger a los líderes de la oposición?

–A mí no me parece mala la idea de llamar a una elección interna, el tema es la implementación. Para una elección presidencial es un tema complicado, porque pondría a los opositores a pelearse por este cargo pero, además, María Corina Machado planteó el asunto con una descalificación y por eso puede ser rechazado. No me disgusta la idea de que se resuelva de esa manera el liderazgo interno, pero ¿quién va a participar ahí? Porque, además, hay que tomar en cuenta que los líderes están en situaciones diferentes.

–¿Cómo harían figuras como Henri Falcón, que dijo que no dejará su liderazgo?

–El campo opositor está más lleno de líderes que de seguidores. Están cristalizados unos liderazgos que serán hasta morir, porque están ahí, aunque las personas ya no los voten. La idea de buscar un líder producto de una elección solo es posible tras una elección presidencial democrática. No veo la forma práctica de implementar la propuesta de María Corina Machado.


Con las elecciones del 21 noviembre se demuestra que la unidad es vital

Luis Salamanca, politólogo

–¿Qué papel debe cumplir la generación de Juan Guaidó en función del trienio?

–Yo no creo que el problema de la oposición sea generacional, la lucha por el cambio democrático es intergeneracional. Lo que está planteado es ver cómo la oposición arma una fórmula política que logre expresar la gran oposición social de 80 % que tiene Maduro y que, por distintas razones, no se traduce en oposición política, entre ellos el propio régimen.
El gobierno de Guaidó tiene dos bases, nacional e internacional. La base nacional ha decaído completamente, pero la internacional, que también ha perdido algunos apoyos, aún lo mantiene en la lucha como gobierno interino que tiene funciones y capacidad de decisiones ejecutivas. Hay que poner el interés por Venezuela por encima de todo.

–¿Qué debe ocurrir en el CNE durante este trienio?

–Hay que partir de la idea de que el CNE forma parte del régimen político que sostiene a Maduro e hizo las concesiones este año con dos rectores opositores más la restitución de la tarjeta de la MUD. Hay que preguntarse si fue solo por esta elección. En ningún momento se puede pensar que el CNE es democrático. Hay que seguir exigiendo condiciones, pero lo predecible es que el CNE va a volver a las prácticas habituales, porque vienen elecciones presidenciales.
Por otro lado, no comamos casquillo nosotros mismos con la idea de que si no tenemos todas las condiciones no vale la pena votar, porque es el juego del régimen durante sus años en el poder para que la gente se desencante. Las condiciones internas de la oposición son las que se deben generar.


Los ciudadanos tenemos que pedirle a la dirigencia que no pierda el sentido de lo que viene en los próximos tres años

Luis Salamanca, politólogo

–¿Qué hará el oficialismo? Maduro puede enfrentar el proceso de la Corte Penal Internacional y, según una encuesta que vi del mes de septiembre, Diosdado Cabello supera a Maduro en la preferencia del voto oficialista.

–Ese es otro elemento adicional para plantearse el trienio. Va a haber una crisis sucesoral dentro del chavismo por el cargo de candidato a la presidencia, para eso hay que prepararse. La investigación que solicitó la Corte Penal Internacional debilitó la posibilidad de Maduro y se puede pensar en un refrescamiento del chavismo. Van a tener que pensar bien en cuál será el candidato; Maduro es el peor.

–¿Cuál debe ser el papel de los ciudadanos?

–Los ciudadanos tenemos que dar un paso al frente para pedirle a la dirigencia que no pierda el sentido de lo que se requiere para estos cuatro años. Sería inexcusable que la oposición llegue a 2024 sin estar preparada, porque se estaría jugando la última oportunidad de generar un cambio democrático. Tenemos, como ciudadanos, la responsabilidad de votar y darle esos cinco minutos a la democracia.

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