La periodista y coordinadora de la investigación Pdvsa navega en un mar de irregularidades, Lisseth Boon, detalló cómo en las gestiones de Hugo Chávez y Nicolás Maduro se malversaron unos recursos destinados para fortalecer la flota petrolera. Los miles de millones perdidos representan más de la mitad de las reservas internacionales actuales

Entrevista: César Batiz | Redacción: Sammy Paola Martínez

En 12 años, el gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro malgastó $3.700 millones en la materialización de un plan que fracasó. Este fue el hallazgo de un trabajo sobre la flota de buques petroleros publicado el 17 de noviembre por la Alianza Rebelde Investiga (ARI), que conforman los medios TalCual, Runrunes y El Pitazo, junto con la plataforma de periodismo latinoamericano Connectas.

“El gobierno está en la obligación de aclarar qué ocurrió aquí y quiénes son los responsables de este desfalco”, asegura Lisseth Boon, una de las coordinadoras de la investigación, al director de El Pitazo, César Batiz, en una entrevista que ofreció a través de Facebook Live el 19 de noviembre.

En el año 2006, luego del paro petrolero, Hugo Chávez aseguró que con una flota petrolera venezolana alcanzarían la independencia y la soberanía de la estatal, por lo que a través del Plan de Siembra Petrolera se ideó la incorporación de 42 buques. Por una parte, se aprobó un presupuesto de más $1.200 millones para construir 18 buques que fueron encargados a Brasil, Argentina, Irán y Portugal. Como adelanto, estos países recibieron $540 millones (40% del presupuesto), pero a la fecha solo uno ha sido entregado, el fabricado en Irán. Y por la otra, de esos 42, el gobierno decidió comprar 12: 4 a China, 4 a Corea del Sur y 4 a Japón, en cuyo registro se encontró una sobrefacturación de $120 millones.

De acuerdo con la investigación Pdvsa navega en un mar de irregularidades, los avances de estas construcciones apenas llegan al 30%. En el caso de Argentina están los buques Eva Perón y Juana Arzurduy. Al primero le faltaba un tercio por terminar cuando fue lanzado al río Santiago, en Buenos Aires. “Es el que está más avanzado de los 3 medio construidos. Por ambos buques se invirtieron $122 millones. Pero están ahí, agarrando óxido y esperando a que se terminen”, indicó Boon.

Aunque en efecto solo el de Irán se terminó, no fue sino hasta el 2019, siete años después de construido, que llegó a tierras venezolanas y comenzó a funcionar. Primero estuvo varado en el astillero de Sadras, en el país asiático, por deudas y problemas legales, y luego fue detenido en Singapur.


EN LA MALVERSACIÓN DE ESOS $3.700 MILLONES TAMBIÉN SE CUENTAN $1.800 MILLONES QUE SE FUERON EN GASTOS OPERATIVOS, $177 MILLONES QUE SE PAGAN EN FLETES PARA LLEVAR PETRÓLEO A CUBA Y $105 MILLONES EN TRANSPORTE SIN NINGÚN TIPO DE SOPORTE


En la malversación de esos $3.700 millones también se cuentan $1.800 millones que se fueron en gastos operativos; $177 millones que se pagan en fletes para dos buques que en un principio fueron pensados para surtir de petróleo a todo el Caribe, pero en la realidad solo se limitó a Cuba; y $105 millones en transporte sin ningún tipo de soporte.  

Ese monto total de pérdida patrimonial representa más de la mitad de las reservas internacionales de Venezuela, destaca la ARI en su investigación periodística. No solo eso: con los $3.700 millones se pudieron construir 54 buques.

¿Quién responde?

Los periodistas de investigación identificaron a tres personajes que podrían estar implicados en estas operaciones, todos ligados al gobierno de Chávez y Maduro. El primero es Rafael Ramírez, quien por una década estuvo al frente de la presidencia de Pdvsa y en el Ministerio de Petróleo. Ramírez, actualmente en el exilio, justificó la compra de los 12 buques en que “era necesaria para fortalecer la industria”.

Cuando respondió a un cuestionario enviado por la ARI para este trabajo también esquivó su responsabilidad en los contratos que se firmaron para materializar el plan de Chávez. “Nos dijo que Pdvsa firmaba 100.000 contratos al año y se le pudo haber escapado”, agrega Boon.

El segundo que aparece en escena es Asdrúbal Chávez, primo de Chávez y muy cercano a los negocios petroleros. Dice Boon que siempre estaba presente en los momentos en que se firmaban contratos de construcción y adquisición del Plan Siembra Petrolera. De hecho, fue vicepresidente del Departamento de Comercio y Suministro, es decir, se encargaba de las compras y de las firmas de los convenios bilaterales.


Aquí hay una red de complicidad, tienen que rendir cuentas los países involucrados que firmaron convenios bilaterales y recibieron fondos para la construcción de los buques

Lisseth Boon, periodista y coordinadora de la investigación Pdvsa navega en un mar de irregularidades

Wilmer Ruperti es una de las tres personas que deben responder por esta malversación. Él forma parte del negocio de los fletes y sus empresas siguen apareciendo en los registros de los alquileres de los buques para seguir transportando el petróleo venezolano. Boon destacó en este sentido que el mayor porcentaje de la flota petrolera no es propio, son alquilados, por lo que se evidencia que el gasto en transporte representa una pérdida para la nación.

Boon comentó a El Pitazo que, aunque se han abierto varios casos en tribunales internacionales por corrupción cometida por funcionarios y empresarios relacionados con el gobierno, en Venezuela la justicia no opera.

También cree que la opacidad que existe sobre estos casos conlleva que no se investiguen a los implicados. “Cuando hablamos de gran corrupción no es un caso aislado. Aquí hay una red de complicidad, tienen que rendir cuentas los países involucrados que firmaron convenios bilaterales y recibieron fondos para la construcción de los buques; también con los que vendieron los buques”, dijo.

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Los obstáculos de la investigación

A mediados del 2019, la alianza recibió al menos 350 documentos internos de Pdvsa, entre los que se encontraban auditorías, informes de balances y contratos, que debieron contrastar con 18 fuentes, ligadas a la petrolera y extranjeras. “Sabíamos que teníamos una mina de oro, pero una mina muy complicada, con gran cantidad de documentos, con un lenguaje muy técnico y altamente especializado que nos costó mucho entender al comienzo”, explica Boon, quien tiene más de 12 años en el periodismo de investigación.

Con la llegada de Chávez la opacidad se volvió ley. El acceso a la información pública es mínimo, lo cual significa un gran obstáculo para el periodismo venezolano. Pero a juicio de Lisseth Boon este trabajo es una muestra de que siempre hay una rendija por la cual meterse y lograr mostrar las pérdidas patrimoniales. 


El gobierno está en la obligación de aclarar qué ocurrió aquí y quiénes son los responsables de este desfalco

Lisseth Boon, periodista y coordinadora de la investigación Pdvsa navega en un mar de irregularidades

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