Aún con las fallas en el sistema eléctrico nacional, el presidente de la Asociación Nacional de Criptomonedas considera posible que el proceso de minería digital pueda industrializarse en el país para atraer “un beneficio financiero a la nación donde ganemos los privados, el Estado y se distribuya a la sociedad de forma tangible”

Entrevista: César Batiz | Redacción: Lewin Granados

El colapso de la economía venezolana de los últimos siete años, caracterizada por el exiguo poder de compra del bolívar y la consolidación de un ecosistema multimoneda con el dólar a la cabeza, ha atraído el interés de los venezolanos al mercado de los criptoactivos como una forma de obtener ganancias y proteger su patrimonio.

Con la proliferación en Venezuela de billeteras digitales y plataformas exchange, equivalente digital de una casa de cambio, generar ingresos pasivos con criptomonedas aprovechando sus tendencias alcistas se ha convertido en una opción para hacer frente a una inflación que se mantendrá entre 2.000% y 2.500% para 2021, según proyecciones del IIES de la Ucab, y de la devaluación del bolívar en 96% respecto al dólar.

Este optimismo ante la adopción de las monedas digitales en el país lo comparte el presidente de Asociación Nacional de Criptomonedas (Asonacrip), ingeniero José Ángel Álvarez, una organización que agrupa a más de 110 empresas y que fue fundada en 2017. Para entonces, operar con criptomonedas no era ilegal en Venezuela, pero era sancionado por las autoridades, ante la falta de regulación. Álvarez cuenta que desde su creación, Asonacrip ha tenido como objetivo promover entre el sector público y privado, una “criptointegración” financiera en Venezuela. Y ya sea por las diligencias o no de esta organización dentro del sector, en pocos años el avance ha sido meteórico.


ÁLVAREZ DEFIENDE QUE ES POSIBLE QUE EL PROCESO DE LA MINERÍA PUEDA INDUSTRIALIZARSE EN VENEZUELA EN “ZONAS EMPRESARIALES DONDE HAY CAPACIDAD OCIOSA ELÉCTRICA”


Según la firma de inteligencia de blockchain, Chainalysis, Venezuela se ubicó en 2020 como el tercer país en uso diario de criptomonedas, solo por detrás de Ucrania y Rusia. Álvarez considera que este auge de los venezolanos en el mundo cripto responde, en parte, a que la población ha identificado la posibilidad real de ahorrar, por ejemplo, en bitcoins, como un valor refugio ante los embates de la crisis económica.

Si bien el precio del bitcoin se ha desplomado más del 40% en los últimos dos meses, en medio de un aluvión de malas noticias –como las nuevas regulaciones en China y las intervenciones en redes sociales del multimillonario Elon Musk–, su revalorización desde 25 junio 2020 al 1 de julio 2021, alcanza el 275%. Este comportamiento sitúa al bitcoin como uno de los activos con mayor rentabilidad en la actualidad, con una capitalización de mercado superior a los 634 mil millones de dólares, según el portal CoinMarketCap.

“Las criptomonedas son la digitalización del dinero para que sean más sencillas las transferencias y el intercambio de mercancía en tiempo real. De la misma forma en que envías una foto o documento por correo electrónico, puedes enviar dinero a cualquier parte del mundo sin ninguna limitación más que la conexión a Internet”, explica Álvarez.

Minería regularizada

El presidente de Asonacrip señala a 2016 como el año en que se empezó a registrar un mayor flujo de las transacciones con criptomonedas, al igual que de las actividades clandestinas de los llamados “mineros”, cuyo consumo desmedido de energía eléctrica era perseguido por los órganos de seguridad. No fue sino hasta inicios de 2018 cuando se inició un proceso de apertura en el mercado cripto a partir del lanzamiento del petro, el primer token o activo digital estatal del mundo respaldado por las reservas de varios recursos naturales de Venezuela como petróleo, oro, diamantes y gas. Esta decisión vino acompañada por la creación de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip).

Álvarez afirma que este nuevo marco regulatorio obliga a las empresas de minería a solicitar licencias de la Sunacrip para poder operar en el país. El ingeniero destaca que Venezuela tiene condiciones ideales para la minería, entre ellas, el acceso a tarifas eléctricas económicas debido al subsidio que mantiene el gobierno de Nicolás Maduro sobre un servicio que registra continuas fallas en diferentes regiones del país.

Aún así, Álvarez defiende que es posible que el proceso de la minería pueda industrializarse en Venezuela en “zonas empresariales en Venezuela donde hay capacidad ociosa eléctrica”, en lugar de actividades en áreas residenciales que no cuentan con el soporte eléctrico para tolerar el consumo ni con la autorización de la Sunacrip. “Así traemos un beneficio financiero a la nación donde ganemos los privados y el Estado, y se distribuya a la sociedad de forma tangible”.

La criptominería es el proceso en el que se crean nuevos bitcoins mediante poderosas computadoras que resuelven operaciones matemáticas complejas, por lo que se requiere de grandes cantidades de poder de cómputo y de energía. Los mineros son recompensadas con bitcoins que pueden cambiarse por dólares, otras criptomonedas, giftcards o bolívares.


SEGÚN LA FIRMA DE INTELIGENCIA DE BLOCKCHAIN, CHAINALYSIS, VENEZUELA SE UBICÓ EN 2020 EN EL TERCER LUGAR DE LA LISTA DE PAÍSES QUE USAN DIARIAMENTE CRIPTOMONEDAS, SOLO POR DETRÁS DE UCRANIA Y RUSIA


Álvarez señala que las actividades que engloba el mundo cripto comprenden ventajas para los usuarios, en especial, en un entorno económico agresivo como el venezolano. “No necesitas ningún intermediario, no necesitas estar en ningún sistema financiero registrado, ni una cuenta bancaria para poder mandar en tiempo real dinero”, cuyo valor de intercambio es determinado por la oferta y la demanda.

Del informe de Chainalysis también se desprende que Venezuela movilizó el año pasado en el mercado de las darknet, una colección de redes que persiguen el anonimato en la transferencia de información, más de 65 millones de dólares en criptomonedas, lo que ubicó al país como el primero de toda la región.

El presidente de Asonacrip, entre tanto, reconoce que si bien los criptoactivos por su carácter anónimo pudieran utilizarse para actividades ilegales, dice que no es una condición exclusiva de las monedas digitales, sino de cualquier mecanismo que represente dinero. “Del lavado de dinero, por ejemplo, las mayores cantidades se producen con dólares”, apunta.


Las criptomonedas son la digitalización del dinero para que sea mucho más sencillo las transferencias, el intercambio de mercancía en tiempo real

José Ángel Álvarez, presidente de Asonacrip

El petro frente a la pérdida de poder adquisitivo

Con respecto al petro, Álvarez justifica su catalogación como criptodivisa, pese a las críticas por no ser descentralizada, pues al tener un diseño de algoritmo criptográfico que utiliza la tecnología blockchain o cadenas de bloque, cumpliría con los criterios del mercado. Dicho blockchain funciona como un libro contable público no modificable que almacena todo el sistema de transacciones de la red.

De acuerdo con Asonacrip, el petro actualmente cotiza en 46,57 dólares promedio, en el mercado secundario, que comprende a las casas de cambio como AmberesCoin, mientras que en el mercado primario, designado por la Sunacrip, se encuentra en 56,32 dólares. “Lo más interesante de esto es que al tiempo que vemos la caída del poder adquisitivo del bolívar, vemos el ascenso del valor del petro”.

Aunque según el gobierno, más de 27.000 comercios se han incorporado a aceptar el petro como medio de pago, entre ellos Traki, Tiendas Clap, Zona Burger, así como las estaciones de servicio para la compra de gasolina internacional, su uso todavía no está cerca de ser masivo.

Sin embargo, Álvarez apuesta a que mejore este escenario y así el token obtenga mayor confiabilidad y, en consecuencia, un aumento en su precio para favorecer su uso como medio de inversión.

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