La reinstitucionalización de las Fuerzas Armadas, el cese de la represión gubernamental y la liberación de los presos políticos fueron parte de las exigencias que hizo el excomandante de la Guardia Nacional. En su libro, Desde las barbas del tiempo, repasó sucesos que, aparte de recordar la poca simpatía que tenía el expresidente Hugo Chávez por la guardia, explica el porqué hoy es usada como un instrumento represivo que sostiene al Gobierno de Nicolás Maduro

Por: César Batiz 

Durante los 25 años de gobierno del chavismo-madurismo, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) pasó de ser casi eliminada a convertirse en el brazo coercitivo del oficialismo. El general Gerardo Briceño García, quien comandaba este componente de la Fuerza Armada Nacional cuando se aprobó la Constitución de 1999, señaló que las causas de su transformación fueron desvirtuar su formación académica y, más que defender los principios de la Constitución, orientarla a proteger los intereses de un régimen que, en sus inicios, estuvo cerca de suprimirla.

Para el excomandante de la GNB es evidente que esta fuerza tiene una deuda moral con la sociedad venezolana. Así lo afirma en la portada de su obra, Desde las barbas del tiempo, cuya inspiración para escribirla surgió por dos motivos: contar la verdad y denunciar el rol represor que asumió sobre la ciudadanía.

“Si uno no cuenta la historia como sucedió, estos regímenes siempre echarán un cuento diferente (…). Nos tocó el papel que menos nos gusta, el de ser los represores de nuestra sociedad. A eso viene la motivación esencial del libro”, reveló al director de El Pitazo, César Batiz, en una entrevista.

Un traje a la medida

El protagonismo de la GNB en el mandato de Nicolás Maduro tuvo su punto de inflexión a partir del nombramiento de Néstor Reverol como comandante general en octubre de 2014. Ese año, la reputación de esta fuerza militar no se definió por garantizar el orden público, sino por ejercer una represión sobre las protestas ocurridas entre febrero y junio contra el Gobierno, que derivó en 42 fallecidos.

Para transformar este componente, Briceño apuntó que hubo un cambio en la educación y el enfoque de la misma. El artículo 328 de la Constitución indica que la guardia está “al servicio exclusivo de la nación y, en ningún caso, a una persona o parcialidad política”. En la práctica, Reverol ajustó esos principios a los intereses de Maduro.

La diferencia entre Chávez y su sucesor fue el tratamiento y la necesidad del componente. El general señaló que Reverol se convirtió en el comandante que confeccionó a la GNB a partir de los intereses del mandatario que tiene once años en el poder. Además, dijo que no hay una institución que esté más en deuda con la sociedad que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).


Maduro sabía que tenía que refugiarse en la represión

Gerardo Briceño, excomandante de la Guardia Nacional designado tras la aprobación de la Constitución de 1999

En el caso de la GNB, recordó que en 1994 se mostró contrariada ante la decisión del presidente Rafael Caldera de indultar a Chávez luego del 4 de febrero de 1992. “La Guardia Nacional era quien más había contenido la posibilidad de sus golpes de Estado”, explicó Briceño. Ante este hecho, consideró que pudo ser una de las causas por las que Chávez “odiaba” al componente militar.

Luego de ganar las elecciones de 1998, Chávez asumió la presidencia y, según Briceño, “trató de recuperar el mérito como uno de los aspectos esenciales de las Fuerzas Armadas” en sus primeros años. No obstante, esa iniciativa se alteró en la medida que su plan con los servicios de seguridad empezó a tomar cuerpo y el general lo analizó en uno de los capítulos de su libro.

“El Gobierno convirtió a la FANB en el principal partido político. Eso lo hizo Chávez cuando comenzó el Plan Bolívar 2000 y luego cuando ve con agrado la designación de oficiales activos en cargos políticos y de otro tipo que inundaron la estructura de mando y dirección de nuestro país”, declaró.

La idea de suprimir a la GNB siempre acompañó a Chávez. Incluso, el general comentó que hubo un grupo de oficiales de la Comisión de Seguridad, Defensa y Fuerza Armada, entre los que estuvo el exdirector de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), Eliécer Otayza, decididos a cumplir la instrucción del líder socialista de eliminar a la guardia.


A pesar de que el presidente (Chávez) lo negaba en foros públicos, siempre hubo la intención de eliminar la guardia

Gerardo Briceño, excomandante de la Guardia Nacional designado tras la aprobación de la Constitución de 1999

Para evitar su extinción, la GN expuso ante la comisión los diferentes servicios que prestaba a la nación. Ejercer de policía especializada, trabajar con el arancel de aduanas y ofrecer resguardo fueron parte de las actividades que mostraron la capacidad de este componente y que aseguró su supervivencia de cara a la redacción de la Carta Magna aprobada el último año del siglo XX.

Uno de los episodios más insólitos que vivió Briceño durante su período como comandante fue en la Tragedia de Vargas. Debido a la intención de algunos oficiales del Ejército de minimizar el trabajo de la guardia, un chisme llegó a los oídos del general Raúl Salazar, ministro de la Defensa de ese entonces, para desacreditar a la GN.

Tras ser notificado de que “los guardias estaban cometiendo arbitrariedades en el puerto de La Guaira”, Salazar le informó a Briceño que ordenó el retiro de los mismos, pero este no acató la orden. Al reunirse con él, ambos observaron un video en el que un grupo de militares impedía el paso de las personas en una situación de emergencia, pero lo hacían porque en ese sitio se resguardaba el dinero del Banco Central de Venezuela (BCV) y era un área destinada a ese fin.

En una situación tan delicada como lo fue el deslave de Vargas, el presidente Chávez y su ministro actuaron a partir de un rumor. Salazar rectificó y restituyó a los guardias a sus puestos, algo que dejó satisfecho a Briceño, ya que la GNB cumplió con su misión de resguardar las arcas.

Uno de los capítulos de Desde las barbas del tiempo hace mención a la operación Orinoco 2000. Esta maniobra, en conjunto con Colombia, Estados Unidos y otros países, permitió confiscar diez toneladas de droga. Sin embargo, según lo que recuerda Briceño, Chávez se mostró indiferente cuando recibió la noticia.

“Quizás el tema de la incautación de drogas no era lo que más le importaba en ese momento (…). En una reunión que hubo en Barinas, el presidente dijo: vamos a comprarle toda la droga a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que le hunda las patas a (Álvaro) Uribe”, recordó.

Más adelante, el capitán de navío Ramón Rodríguez Chacín, exministro del Interior, fue designado en ese entonces para dialogar con la guerrilla. Tanto él como Hugo “El Pollo” Carvajal, encargado de toda la red de distribución, estuvieron vinculados al narcotráfico en la región.

En el 2001, luego de un par de años de confrontaciones permanentes con Chávez, Francisco Belisario Landis sustituyó a Briceño en la comandancia de la GNB. “La última situación que recuerdo fue cuando dijo que se iba a disfrazar de camionero para agarrar a un guardia matraqueando”, comentó el general, quien aseguró que fue una frase que “llenó de indignación” al componente.


Eso (el cobro de dinero en las alcabalas) fue algo que siempre se combatió en la Guardia Nacional. No creo, tristemente, que sea combatido hoy

Gerardo Briceño, excomandante de la Guardia Nacional designado tras la aprobación de la Constitución de 1999

El uso del poder por parte de los guardias para obtener recursos para su propio beneficio se ha incrementado porque, de acuerdo con el general, el ambiente es distinto al que había antes de la llegada de Chávez al poder. Antes de convertirse en guardia nacional requería, por lo menos, un par de años de educación. Ahora el tiempo y las exigencias son menores. “Crearon una fábrica de malandros”, opinó.

Actualmente, no hay formación en las escuelas. “Van a cualquier destacamento y en tres meses se gradúan, supuestamente de guardias nacionales, para salir a trabajar” afirmó y denunció que esta rama de la FANB rebasó los límites de su desarrollo orgánico que establecían las escuelas de formación.

“Pasamos de 30.000 guardias nacionales a 65.000 en un año. En dos años más llegamos a 100.000, eso fue lo que hizo Reverol”.

—Entonces, ¿Reverol hizo la guardia a la medida de las necesidades de represión que tenía Nicolás Maduro?

—Sí, es correcto.

¿Cómo recuperarse?

Cuando Briceño ya estaba fuera de la comandancia de la GNB, ocurrieron los acontecimientos del 11 y 14 de abril del 2002. En su libro recuerda y critica este episodio, específicamente al general y comandante del Ejército, Efraín Vázquez Velazco, por la postura que tuvo en un momento tan álgido como lo fue la salida y restitución de Chávez en ese período.

“Al analizar en frío, creo que fue algo preparado para saber cuáles militares estaban a favor y cuáles no lo estaban”, consideró. Briceño también señaló que el general Lucas Rincón, quien en su momento dijo que se le solicitó la renuncia a Chávez y éste la aceptó, “cumplió con su guion” cuando el mandatario volvió al poder.

Veinte años después la Fuerza Armada Nacional, lejos de cumplir con su deber constitucional, acata las órdenes de un gobernante que ha recurrido a la represión para sostenerse en el poder. Ante el control de Maduro, Briceño recalcó que se debe reinstitucionalizar la estructura de la Guardia Nacional y el resto de fuerzas de seguridad.


Debemos ver hacia atrás, ver cuáles eran nuestras verdaderas condiciones y los trabajos que destacan el funcionamiento de la Guardia Nacional

Gerardo Briceño, excomandante de la Guardia Nacional designado tras la aprobación de la Constitución de 1999

El general insistió en que la GNB debe volver a ser una policía administrativa especializada. Esta labor está reflejada en la misión que aparece en el sitio web del componente, pero no la cumple conforme a lo establecido en la Constitución, es decir, sin favorecer a los intereses de una parcialidad política. “Es lo que la distingue y le da un carácter permanente”, agregó.

Una de las realidades que, así como ha afectado a todos los venezolanos también ha impactado en los guardias nacionales, es la crisis económica del país. Efectivos de este componente lo han abandonado para adentrarse en la región del Darién buscando una mejor calidad de vida en otro país. Hace poco Briceño, quien vive en Estados Unidos, conversó con uno de esos desertores.

“Tuve que hacer un trabajo en mi casa y uno de los muchachos, que vino por el Darién, había sido guardia nacional”, reveló. Al hablar con el joven, reconoció que no había sido formado bajo los principios de disciplina y subordinación a la nación. Había pasado tres meses en un destacamento y se graduó como guardia. Incluso, otros se gradúan como sargentos, un cargo que antes era una de las mayores aspiraciones para quienes optaban al ser parte de la estructura castrense.

Una de las reflexiones finales del general fue que “las cosas que van a pasar ya comenzaron a pasar”. Para él la Guardia Nacional no reprimió el 28 de julio, sino que participó en la entrega de los resultados, cuyo 83,5 % fue publicado y verificado por las actas recopiladas por el Comando Con Venezuela de María Corina Machado, a quien reconoce como una líder por haber dirigido un “hecho inédito” en la historia electoral venezolana.

Al dirigirse a sus compañeros de armas, Briceño recordó que la jurisprudencia sobre los casos de la obediencia debida, que es lo que más se aplica en contextos como el que vive Venezuela, normalmente criminaliza con mayor severidad al que ordena los hechos que al que cumple las acciones. “Quiero que eso no se les olvide”, añadió.

El excomandante es consciente de que detrás de cada preso político surge una tragedia familiar, ya que sus parientes sufren su ausencia. “También, que eso no se les olvide”, dijo. Además, enfatizó que los guardias que custodian a los detenidos arbitrariamente antes del período postelectoral y durante el mismo deben “buscar la manera de estar en el lado correcto de la historia”.


Los presos políticos deben acabarse en Venezuela, deben ser liberados

Gerardo Briceño, excomandante de la Guardia Nacional designado tras la aprobación de la Constitución de 1999

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