El ganador del tercer lugar en la categoría historieta del concurso La escuela que es mi casa, realizó una viñeta en donde relata con humor y sencillez las dificultades a las que se han tenido que enfrentar los niños venezolanos para cumplir con las tareas de la escuela
El dibujo es la primera expresión artística de la humanidad. Basta con ver fotografías de las famosas cuevas de Altamira, en España, donde los primigenios hombres narraron con dibujos escenas de caza. Aun cuando el instinto de dibujar es casi algo primitivo, no es común conocer profesionales que se dediquen a esta forma del arte.
No es el caso de Gabriel Moncada, el ganador del tercer lugar en el segundo grupo de la categoría historieta en el concurso La escuela que es mi casa, un espacio nacido gracias a una alianza de El Pitazo y UNICEF con el objetivo de darles la oportunidad a niños, niñas y jóvenes de narrar cómo viven la transformación de sus casas en verdaderas aulas virtuales.
Así lo mira Gabo
Gabriel –Gabo, para sus familiares y amigos– dibuja, según él mismo, desde los 11 años. “Siempre me ha encantado dibujar y me fascina hacer caricaturas de denuncia”, declara. Su línea de trabajo actual se centra en explicar cómo es vivir el día a día en Venezuela desde la perspectiva de un joven.
Su cuenta de Instagram @asilomiragabo es su mejor carta de presentación. Destacan su reflexión ante la tragedia de los náufragos de Güiria y su mirada crítica sobre las flexibilizaciones permitidas por el Ejecutivo en plena agudización de la pandemia. Uno de sus dibujos más recientes consiste en un mesón con productos de la cesta básica, todos importados, incluida la nueva cepa de COVID-19, de origen brasilero. En la viñeta, el joven escribe: “Tenía que llegar, si aquí todo lo importamos”.
Si haces algo con amor, constancia y trabajo duro, podrás lograr tus objetivos
Gabriel Moncada, ganador del tercer lugar en la categoría historieta del grupo de 13 a 16 años
No es de extrañarse, entonces, que los maestros de Gabo sean Eduardo “Edo” Sanabria, Pedro León Zapata, Roberto Weil y Rayma Suprani. También es un fanático empedernido de Marvel y un experto, al que podría consultarse, sobre el universo cinematográfico que ha creado la compañía, parte del emporio Disney.
Pero no todo es política en la pluma de Gabo. También ilustra simpáticos chigüiritos y nutrias chapoteando en un río, o a las guacamayas que engalanan el cielo caraqueño. Hace fan art de personajes como The Mandalorian, personaje que bautiza la serie de la plataforma Disney+, o a la mítica Korra de la saga Avatar.
La alegría familiar
Gabriel ganó el tercer lugar de La escuela que es mi casa con una caricatura en la que cuenta, desde su perspectiva, cómo fue cambiar los pupitres y el contacto con sus profesores por las computadoras, las reuniones de Zoom y las clases en Google Classroom.
“En mi colegio no hay precisamente clases virtuales, sino más bien a distancia por las dificultades que tenemos para conectarnos. Nos asignan tarea y la enviamos. No tenemos ese contacto personal que antes teníamos con nuestros maestros”, relata el caricaturista en ciernes.
A lo largo de la entrevista, que tuvo lugar a través de Zoom, el sonriente Gabriel estuvo acompañado en todo momento por Cecilia, su mamá, tan sonriente y orgullosa como él. Lo describe como un muchacho dedicado, perseverante. “Su triunfo es una noticia buenísima en medio de toda la adversidad”, afirma con esa sonrisa que heredó su hijo.
El regreso a clases, aun sin pandemia, se hace cuesta arriba para familias como la de los Moncada-González. “Gabo no se puede ir caminando al colegio porque está en una zona peligrosa. Incluso, a veces se escuchan los tiroteos que provienen de la Cota 905”, relata Cecilia. “Además, no hay efectivo para tomar una camioneta. Y si llegamos a disponer, las unidades están abarrotadas y nos exponemos al contagio”, prosigue la representante.
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“Aún no están dadas las condiciones para que podamos regresar. Lo más prudente es que el Gobierno no dé aún ese paso”, opina Gabriel ante la posibilidad de regresar a clases planteada por el Gobierno de Maduro. Cecilia González, su madre, reafirma la postura de su hijo. “Claro que quiero que mis hijos vuelvan a clases, pero cuando haya mejores condiciones. Que todos los profesores estén vacunados, por ejemplo”, explica.
La obra de Gabriel pone en evidencia los grandes problemas de su país, pero desde la esperanza. Piensa en hacer una continuación de la viñeta ganadora para retratar esa “nueva normalidad” que vivirán los estudiantes una vez superada la pandemia. Con sus 15 años, llama a no perder la fe. A seguir trabajando, a seguir haciendo lo que nos apasiona. “Si haces algo con amor, constancia y trabajo duro, podrás lograr tus objetivos”.
El consejo le ha dado frutos. En su Instagram muestra orgulloso los premios recibidos por La escuela que es mi casa, y su rostro de alegría se impone al tapabocas que le cubre la mitad del rostro. Gabriel dará de qué hablar en un futuro, y lo hará por buenos motivos.