Caracas.- Para presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), José Gregorio Afonso, las recientes declaraciones de Nicolás Maduro, en las que prometió un fortalecimiento de la indexación del salario, no representan nada nuevo, pues reitera la política de bonificación que, según el representante gremial, se traduce en la desalarización.
«En ese anuncio no hay nada nuevo (…) la desaparición de facto del salario. De hecho, en el caso del monto del salario mínimo y las pensiones, este (el salario) tiende a cero, pues, mientras en 2022 llegó a equivaler a 30 dólares, en la actualidad representa cerca de 2,30 dólares», señaló Afonso en entrevista con El Pitazo.
«En 2025 vamos a avanzar en fortalecer el concepto de indexación y de recuperación de los ingresos reales para ir creciendo en la misma medida que la generación de riquezas nacional», dijo Maduro en una reciente entrevista con el periodista español Ignacio Ramonet.
Ante este comentario, Afonso recordó que los bonos, al no tener incidencia en los beneficios contractuales, dejan sin efecto las contrataciones colectivas, los cuales son «una garantía de protección del trabajador».
«La reiteración de los bonos desconoce el valor de la experiencia, la formación y la diferencia de funciones, pues, estos tienden a homologar. Eso sucede con los bonos de Guerra Económica y de Alimentación (cestaticket), son iguales para un obrero grado I que para un supervisor o maestro de obrero; es lo mismo para un docente I o grado V, para un docente que inicia su carrera en las universidades y otro que la está finalizando», explicó.
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Un salario mínimo de 200 dólares
A su juicio, esa política salarial no tiene justificación, y menos en un país que, según anuncia el gobierno de Maduro, tiene una economía que crecerá por cuarto año consecutivo, donde el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) indica que recaudó, en 2024, 38 % más que 2023 y los responsables de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) indican que la producción superó un millón de barriles diarios.
«En el país hay recursos para aumentar el salario. Nosotros hemos dicho y demostrado que la base podría ser un salario mínimo de 200 dólares; sin embargo, lo que no existe es voluntad política de recuperar esa figura (…), porque la bonificación no solo es hambreadora, sino autoritaria, porque la decide el Gobierno unilateralmente», insistió.
Afonso asegura que los trabajadores, y entre ellos los del sector universitario, seguirán reclamando el salario que les corresponde. Considera que un salario mínimo de 200 dólares, como proponen, incidirá significativamente en los tabuladores salariales, y en las universidades el primer nivel se ubicaría en 876 dólares y el de más alto nivel en unos 1.300 dólares.
«Nos merecemos más y en América Latina los profesores universitarios cobran más que esto, pero planteamos un camino gradual de recuperación del salario. Un aumento viable, no inflacionario», concluyó.