Caracas.- El martes 10 de enero, el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, adelantó que el gobierno de Nicolás Maduro evalúa un ajuste salarial que sea sustentable en el tiempo. Señaló que los integrantes del gabinete de Maduro son conscientes de que las remuneraciones actuales son insuficientes para vivir dignamente. Se esperaban anuncios relacionados con el aumento de salario durante la presentación de la Memoria y Cuenta del gobernante ante la Asamblea Nacional oficialista, pero no ocurrieron.
Ante la declaración de Bernal, el equipo de El Pitazo contactó a los economistas Douglas Ramírez, profesor de la Universidad de Los Andes (ULA); Aaron Olmos, profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (Iesa) y fundador de la firma Olmos Group; y al analista financiero Henkel García, director y fundador de Albusdata. Los tres coincidieron en que las políticas económicas actuales impiden que cualquier aumento de salario sea sustentable.
Un aumento sustentable, explicó Olmos, implica que sea compatible con los recursos que tiene actualmente el país, es decir, que se pueda pagar. Señaló que de no ser así se alimenta el círculo vicioso inflacionario que se puede convertir en hiperinflación. “Que el Gobierno nacional pueda generar ingresos suficientes durante todo el año fiscal para seguir pagando ese salario. Si no es así se incrementa el salario generando déficit fiscal”, indicó.
¿Qué dijo Maduro de los sueldos y los contratos colectivos?
Insistió en que un aumento salarial debe ir acompañado de un programa de reestructuración económica integral. “De lo contrario, va a tener un efecto que, como el mismo Bernal decía, será un esfuerzo que se va a ir de las manos de las personas, como sal y agua”, insistió.
A juicio de Olmos, la palabra sustentable es importante porque implica la capacidad del Estado de generar ingresos suficientes para pagar la nómina pública. “Un país no debería incrementar el salario mínimo si no tiene cómo pagar (…) no es tanto aumentarlo y tener cómo pagarlo. Es aumentarlo, tener cómo pagarlo y tener las condiciones para que ese salario no se vaya deteriorando en el tiempo”, dijo.
¿De cuánto debería ser el salario para que sea sustentable?
El aumento salarial debería depender de la proyección de ingresos que tenga el Ejecutivo nacional producto de las exportaciones. “Igual lo van a hacer, pero para ello necesariamente deben mejorar las condiciones económicas, porque, de lo contrario, se perderá el esfuerzo”, reiteró Olmos.
En un país se deben tomar en cuenta los indicadores sociales y los niveles de ingresos, tanto en el mercado interno como en el externo para ajustar el salario mínimo. Es decir, tomar en cuenta el costo de la canasta básica, señaló.
Henkel García, por su parte, recordó que desde marzo de 2022 el gobierno de Maduro comenzó a pagar un salario mínimo de 30 dólares, pero a final de año representaba apenas 7 dólares. “La realidad económica se impone. La economía está diciendo que no se puede pagar 30 y se ajustó de tal manera que terminaron pagando 7”, indicó.
“¿Hay cambios significativos como para aseverar que ya tienen (el Estado) los recursos para pagar algo más de 7? Quizás un poco más sí tiene, pero no será importante. Quizás hasta quede por debajo de los 30 (dólares) que se propusieron a comienzos del año pasado”, continuó el analista financiero.
Salarios dignos: jubilados y trabajadores del sector público reactivan las protestas
A su juicio, si el aumento salarial es mayor también se incrementará el desequilibrio en los precios y, probablemente, comencemos otro episodio hiperinflacionario. “No es una decisión fácil para el gobierno. Quizás la misma declaración de Bernal hace ver que no tienen los recursos necesarios y que si quieren una economía estable deberían ajustarlo a algo acorde”, reflexionó.
“Aumentarán el salario mínimo y pueden ponerlo nominalmente igual o superior a la aceleración de la devaluación, pero la inflación volverá a despreciar. El resultado será un salario promedio menor al ciclo anterior de no cambiar las políticas económicas”, dijo, por su parte, el economista Ramírez.
El director de Albusdata destacó el hecho de que este 2023 sea un año preelectoral presidencial y hay tentaciones de caer nuevamente en las emisiones monetarias para crear la ilusión de estabilidad. En ese sentido, Ramírez advirtió que con cada depreciación diaria el gobierno de Maduro obtiene más bolívares por dólar y con ellos pagan los compromisos en bolívares, lo que denomina impuesto inflación. “El financiamiento del déficit público por impuestos inflación es como una droga: no le gustan los efectos, pero la adicción es muy alta”, dijo al respecto.
Insostenibilidad de las intervenciones cambiarias
Olmos puntualizó que la política de intervención cambiaria está diseñada para que sea a corto plazo y en Venezuela ya tiene más de año y medio. “Se ha ido abusando de esa política”, aseveró. Dijo que esta política fue exitosa cuando se incrementó en días y cantidad de dinero la venta de divisas, pero los montos bajaron considerablemente y ahora no son suficientes para la demanda. “Hay menor cantidad de divisas en las intervenciones y eso presiona al alza el dólar. No hay confianza en el bolívar ni en la política económica”, explicó.
“Una de las principales luchas que debe tener cualquier gobierno es proteger el salario y no por la vía de la intervención cambiaria. Tampoco de los controles de precio, ni del cobro de más impuestos a las empresas, ni por las zonas económicas especiales, porque ya por todo eso hemos pasado”, repasó.
Ramírez indicó que el mercado cambiario necesita instituciones adicionales al Banco Central de Venezuela, pero asegura que no hay agentes que puedan ofertar igual o más que el ente emisor. “Abrir el mercado a nuevos inversionistas que confíen en el marco de reglas internas es difícil. Tienen que acabar con las raíces del financiamiento del déficit público, pero implica dejar de financiar a la estructura clientelar del partido y eso es perder apoyo electoral y político”, consideró el economista y profesor de la ULA.