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viernes, 29 marzo, 2024

Compra de alimentos extranjeros para el Clap solo genera pérdidas para Venezuela

La compra de productos de las cajas o bolsas Clap en el extranjero incide en que el Estado venezolano deje de percibir al menos tres impuestos nacionales y cuatro ingresos parafiscales obligatorios para las empresas venezolanas. Satisfacer la demanda de 70% de la población en pobreza extrema requeriría 3.000.000 toneladas de comida, lo que a precios internacionales costaría $3.500 millones

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El balance de la compra de productos importados para distribuir a través de las cajas o bolsas Clap a la población venezolana resulta negativo por donde se mida, de acuerdo con fuentes consultadas por El Pitazo

Al adquirirse en el extranjero lo que podría producirse en Venezuela, el Estado deja de recibir tres impuestos nacionales y cuatro ingresos parafiscales obligatorios para las empresas asentadas en el territorio venezolano, lo que también afecta la renta de los municipios. Además, no se generan empleos, ni el desarrollo del agro. 

Una fuente del sector agroindustrial, quien prefirió mantener su nombre en reserva para evitar represalias gubernamentales, aseguró a este medio digital que “Venezuela, en este momento, cuando el Ejecutivo está ávido de recursos, deja de percibir tributos como el Impuesto al Valor Agregado, Impuesto Sobre la Renta, así como los municipales, contribuciones parafiscales, como la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti), de Deporte, Antidrogas y contribuciones a la seguridad social”.

Expuso la fuente que para adquirir en otras tierras los alimentos, se necesita tres veces más divisas que si se produjeran en Venezuela. Agrega que los productos importados pueden no cumplir con las normas y reglamentos establecidos en el país.

 Los componentes de la Caja Clap son importados en su mayoría. | Foto: cortesía.
La bolsa Clap trae productos importados de naciones aliadas de Maduro. | Foto: cortesía.

El profesor de la Universidad Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora y especialista en economía agrícola, Wilfredo Briceño, destaca que “en condiciones de entera normalidad los venezolanos consumimos unos 40 kg/por habitante/año de arroz, y de azúcar, 45 de harina precocida y 23 de harina de trigo para pastas. Si asumimos que las cajas Clap satisfacen a 70% de la población, que según la última Encovi, se encuentra en situación de pobreza extrema, se requerirán unos 3.000.000 de toneladas de esos productos terminados que, al precio que rige actualmente en el mercado internacional, obligaría al gobierno de Maduro a desembolsar unos $3.500 millones”.

Este programa social del gobierno de Maduro se creó en el año 2016 y el objetivo es llevar a los hogares de los venezolanos productos de la canasta básica a precios subsidiados y así atender las necesidades calóricas de la población.

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Los componentes de las cajas provienen del extranjero en su mayoría, lo cual ha generado molestias entre el sector agroalimentario y agroprodcutor venezolano cuyos dirigentes han denunciado que el gobierno de Maduro crea empleos y favorece a empresas internacionales en detrimento de las nacionales.

Una vergüenza para el país

El presidente de Fedeagro, Aquiles Hopkins, aseguró a El Pitazo que “el Gobierno ha priorizado lo importado por encima de lo hecho en Venezuela (…) que da vergüenza que el país tenga que traer del exterior los artículos que son vendidos a la población en las cajas Clap, cuando el contenido de estas puede producirse en Venezuela, cinco veces más barato”.

Los componentes de la Caja Clap son importados en su mayoría. | Foto: cortesía.

La insistencia en importar las mercancías para surtir a los Clap impide la creación de fuentes de empleo directos en Venezuela debido a la no utilización de la industria y la mano de obra nacional. Los servicios tercerizados de las manufacturas locales, como la transportación de alimentos, también se ven afectados por la economía de puertos impulsada por la revolución.

Una caja Clap promedio y que fue distribuida en las últimas semanas tiene los siguientes componentes:

·         6 kg de arroz cosechado en Guyana

·         2 kg de azúcar envasada en Brasil

·         2 kg de pasta hecha en Turquía

·         2 kg de harina precocida brasileña, en presentación de 0,5 y de 1 kg

Relanzamiento de los Clap

El mandatario Nicolás Maduro anunció el 22 de julio que relanzará la Gran Misión Agro Venezuela, donde se privilegiará la producción nacional para lograr la soberanía alimentaria nacional, una de las metas no ejecutadas en casi 21 años de gobierno. En cadena nacional, el líder bolivariano anunció que su gestión impulsará lo nacional “poner la producción de la tierra, la producción de alimentos para el pueblo como elemento estratégico vital”.

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Esta intención fue puesta en duda por Aquiles Hopkins, quien señala que “solo el sector agrícola y pecuario tiene necesidades de financiamiento de 1.000 millones de dólares para ejecutar el ciclo de siembra 2021, el cual arrancó tarde y con poca inversión del sector público, de unos 415 millones de dólares, según datos aportados por el Ministerio de Agricultura y Tierras”.

Esta harina de maíz es importada de Brasil. | Foto: cortesía.

El dirigente empresarial expuso, en una conferencia vía Zoom ante la prensa especializada, que la cifra que requiere el sector incluya el trabajo de la tierra con los costos de los agroquímicos, maquinaria, combustible y otros requerimientos para el presente ciclo de siembra.

Sobre los planes de Maduro de fomentar la producción nacional para fortalecer la red de pública de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, Hopkins señaló que esa es una tarea cuesta arriba pues “en la actualidad hay déficit en todos los rubros alimenticios, nuestra producción agropecuaria tiene 10 años en caída sostenida”.

Hopkins denunció que el rubro café abastece a 30% del país, en tanto que la producción de arroz, azúcar y maíz blanco solo cubre la necesidad de entre 20% y 35% de las necesidades del mercado interno. Con la excepción del café, estos productos son la base fundamental de las cajas Clap. 

En la actualidad, en Venezuela se encuentran instaladas 13 plantas de pastas alimenticias, 33 de arroz, 37 de harina y 14 centrales azucareros. Al menos 30 de estas instalaciones están en manos del Estado. Estas industrias requieren financiamiento de instituciones estatales y de la banca privada, para poder producir en un contexto de recesión y de hiperinflación. Sin capital y sin empresas en pleno funcionamiento será difícil que el surtido de las cajas Clap sea enteramente de factura nacional.

Es un plan poco viable 

“Lo que dice Nicolás Maduro de que hay que privilegiar la producción agrícola nacional antes que suplir la oferta de alimentos básicos vía masivas importaciones, para ser distribuidos en las cajas Clap, es absolutamente cierto. Nadie puede estar en desacuerdo con ello. Ahora, la viabilidad en la actual situación venezolana de tal circunstancia es in extremis muy complicado”, declaró a El Pitazo el economista especializado en temas agrícolas, Wilfredo Briceño. 

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Briceño consideró que “excepto la harina de trigo para pastas, la importación de los demás rubros sí puede ser sustituida. Durante algún tiempo cubrimos la demanda de harina precocida con producción local; exportamos arroz; en azúcar desde los 70 del siglo pasado requerimos de las importaciones para satisfacer la demanda interna. Ahora, eso no es soplar y hacer botellas. Sustituir las importaciones de maíz blanco implica que sembremos unas 450.000 hectáreas; en arroz 220.000 y unas 220.000 de caña de azúcar. En total, nada más en esos tres rubros unas 890.000 hectáreas”.

Briceño señala que es necesario que en Venezuela se active un radical programa de reconversión tecnológica “para reducir el monumental atraso que tenemos en ese sentido, rehabilitar la flota de camiones que transporten la cosecha, el plantel agroindustrial que procese la materia prima, por ejemplo, habría que construir unos cuatro Centrales Azucareros, para moler los 15 millones de toneladas de caña que requerimos para satisfacer con producción local el consumo de azúcar. Nada fácil todo esto. ¿Es posible en las actuales circunstancias de caída abrupta en la producción petrolera, escasas reservas internacionales y sin posibilidad de acceder al mercado financiero internacional? Obviamente que no. Muy buena la intención. La aplaudo. Solo que no luce viable”, sentenció el economista.

Finalmente, explicó, el también docente de la Unellez de Barinas, que activar una política de sustitución de importaciones de los productos Clap, “exige seguridad jurídica, personal y patrimonial al productor, garantizarle rentabilidad, inversiones en agrosoporte físico, importaciones de semilla, agroquimicos, fertilizantes, maquinaria agrícola, un régimen tributario aduanero no fiscalista, para abaratar los insumos importados”.

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