Tokio.- El Sindicato Nacional de Médicos japoneses, que comenzando el mes mayo presentó una petición al Gobierno para que se suspenda por segundo año consecutivo los Juegos Olímpicos de Tokio, dijo este 27 del mismo mes que su llamamiento busca evitar cualquier riesgo de que surja una nueva variante del COVID-19.
“No podemos permitir la potencial aparición de otra mutación más peligrosa, resultante de los Juegos Olímpicos”, manifestó en una rueda de prensa el presidente del sindicato, el doctor Naoto Ueyama.
Naoto Ueyama argumentó que si el virus mutara durante el evento deportivo y surgiera una nueva cepa que afecte la eficacia de las vacunas, “no supondrá un problema sólo para Japón, sino para todo el mundo”.
Ueyama, facultativo especializado en medicina interna en un hospital de Saitama, al norte de Tokio, acusó al Comité Olímpico Internacional (COI) y al Gobierno nipón de “subestimar este peligro” y de “poner en riesgo las campañas de vacunación” a nivel mundial.
Según los cálculos más recientes de los organizadores de Tokio 2020, se prevé que unos 15.000 atletas y 78.000 miembros de la familia olímpica y otros participantes viajen a Japón. El COI espera que más del 80% lleguen vacunados contra el coronavirus.
“La vacuna no es una cura y hemos visto que otras variantes se están propagando en países que adoptaron medidas más estrictas, como Taiwán o Vietnam”, señaló Ueyama.
El japonés recordó que las vacunas existentes no previenen los contagios, sino el desarrollo de síntomas graves, y que la mayoría de la gente involucrada en los Juegos Olímpicos no tendrán un trato preferente para la inmunización.
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El médico expuso que la campaña de vacunación en Japón, que actualmente está destinada a sanitarios y mayores de 65 años, es “embarazosamente lenta” y que el grupo de edad al que se está inmunizando tiene poca conexión con las olimpiadas.
“Si surge una nueva cepa resistente a las vacunas, dará igual el porcentaje de inmunizados que haya alcanzado cada país”, añadió.
Ueyama también dijo que la reciente propagación del COVID-19 en países asiáticos supone un riesgo añadido, pese a la propuesta del COI de que cada comité olímpico nacional lleve personal médico a Japón para garantizar las medidas sanitarias necesarias, una idea que le pareció poco práctica.
“La legislación nipona prohíbe el ejercicio de actividades médicas a quienes no tengan una licencia en el país. Si alguien vinculado a los Juegos contrajera el COVID-19, los doctores que hayan venido no podrán estar a cargo del paciente ni entrar en el hospital”, aclaró..
Concluyó sus declaraciones a la prensa, diciendo que los Juegos Olímpicos “serán un experimento desde el punto de vista científico, pero que puede suponer el sacrificio de gente”.
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