Caracas.- El martes 20 de septiembre, la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó un tercer informe sobre Venezuela, en el que destaca que los servicios de inteligencia del Estado han funcionado como “estructuras bien coordinadas y eficaces para reprimir la disidencia mediante la comisión de crímenes de lesa humanidad”.
La intelectualidad venezolana ha intentado, en la medida de lo posible -y cuando no representa un riesgo personal-, documentar estos casos donde civiles son apresados, violados y torturados por ejercer el derecho básico a la libertad de expresión, o sencillamente por protestar de manera pacífica.
Varios de estos casos se registran en el libro Ahora van a conocer al diablo de la Editorial Dahbar, donde diez periodistas documentan diez casos de torturas, crueldad y abusos perpetrados por los organismos del Estado en diez presos políticos. El Pitazo, a la par de su labor informativa, también ha hecho lo propio a través de Te la cuento yo, un proyecto de periodismo performático que ya cuenta con una segunda temporada, y es un producto concebido, escrito y dirigido por Yoyiana Ahumada.
Ricardo corazón de La Vega: contar para no olvidar
De la misma manera que Inglaterra cuenta las historias de Ricardo Corazón de León, la comunidad de La Vega ahora cuenta con la historia de crueldad y esperanza de su propio Ricardo, cuyo sufrimiento forma ya parte de la memoria emocional de esta parroquia.
Ricardo Corazón de La Vega es, quizás, el producto del cual Ahumada se ha sentido más orgullosa durante todo el proceso de creación, producción y proyección que ha significado Te la cuento yo.
“Siendo como son todos mis creaturas no tengo preferencia por ninguna historia. No obstante, haber podido contar la historia de un preso político me llena de orgullo”, cuenta la actriz, poeta y dramaturga venezolana. “Además, me hace sentir que cumplí con un deber de ejercer y dejar constancia de historias de horror para que no vuelvan a repetirse”, asevera la creadora teatral.
Ricardo Corazón de La Vega cuenta la historia real de Leopoldo Cardozo, detenido y torturado durante seis meses por formar parte de las protestas de 2017. En la ficción, el personaje de Ricardo es interpretado por William Cuao, acompañado en escena por Nelson Lehman e Iliana Betania, quienes hacen el papel de carceleros del protagonista.
La proyección de este mediometraje, de 38 minutos de duración, se llevó a cabo el sábado 11 de junio en el auditorio del edificio Bolívar Films/Cinesa.
¿Quién me la cuenta?
Originalmente, Te la cuento yo comenzó como una propuesta llamada Barriodrama, y estaba destinada al llamado Plan País Cultura. “Estaba planteado como un taller presencial en las distintas parroquias caraqueñas para recoger las historias que los habitantes quisieran compartir, y convertirlas en piezas de teatro”, recuerda Yoyiana.
Para la nueva temporada, disponible en el canal de Youtube de El Pitazo, la creadora asumió nuevos retos. “Hay aún muchas historias por contar y ser representadas. Se sumaron nuevos renglones, como la dirección de arte y la escenografía”. Para Ahumada, la meta es “depurar aún más los códigos estéticos” y que cada historia maneje un lenguaje cada vez más cinematográfico.
Te la cuento yo es un producto elaborado de la mano de los Infociudadanos de El Pitazo y sus redes vecinales. Los temas de cada producción son determinados por los habitantes de las parroquias. “Creo que podemos mirar en perspectiva las temáticas escogidas y ver, desde allí, cómo se cuenta el país”, analiza Ahumada.
En la primera temporada de este seriado digital, las historias contadas desarrollaron temas como la migración, la violencia intrafamiliar y la crisis económica. En la segunda, el plato fuerte es la violencia que ejercen las autoridades del Estado sobre sus ciudadanos, y que destacan el día de hoy no solo en Ricardo Corazón de la Vega, sino también en el informe con carácter y rango internacional, con la esperanza de que los horrores relatados ahí no se olviden, ni se repitan nunca.