Caracas.- Este 7 de mayo se cumplen 27 años de la ceremonia de beatificación de María de San José, la cual se llevó a cabo en la plaza San Pedro de Roma y estuvo presidida por el papa Juan Pablo II; lo que la convirtió en la primera beata venezolana de 25 causas que estudiaba el Vaticano, entre ellas, la de los hoy beatos Candelaria de San José, Carmen Rendiles y José Gregorio Hernández.
Esta beata aragüeña se dedicó y trabajó 92 años de vida para alcanzar la santidad, poniéndose al servicio de los pobres y desvalidos. Además, fue de la fundadora de la orden Hermanas Agustinas Recoletas, congregación religiosa católica femenina de derecho pontificio.
“Quiero ser santa, pero santa de verdad” – escribía en sus apuntes espirituales y a ello animaba contantemente a sus hijas Agustinas Recoletas: “¡Adelante y siempre adelante, amadas hijas! No olviden que esta tierra es para trabajar y el cielo para descansar y gozar eternamente; que las cosas por grandes que sean, son nada en comparación de la eternidad feliz que nos espera; que el mundo, aunque mucho ofrezca, nada puede dar”, relata la hermana Gracelia Molina, vicepostuladora de causa de canonización, a ser consultada sobre su proceso para alcanzar el título de santa.
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La hermana continúa describiendo a María de San José como alguien que por amor a Dios y a los pobres actuaba sin medida, que ejerció una caridad desinteresada con todo aquel que precisara de sí, ya fuera en alimentos, medicinas, un consejo, compañía, educación, atención, acogida, oración, etc.
Un 7 de mayo de 1995 la plaza San Pedro de Roma estuvo llena de banderitas de Venezuela y se abrió paso a que en próximos años fueron beatificados otros venezolanos.
“Por su imaginación jamás pasó la inhóspita posibilidad de ser la primera venezolana a la que se le confiriera el título de beata. Hoy celebramos el 27 aniversario de aquel momento que cambió la historia de nuestra Venezuela católica y que hasta hoy tiene sus frutos, por contar no sólo con una fiel intercesora, sino con un modelo humano y espiritual, digno de imitar en nuestro seguimiento a Cristo Jesús hoy”, reitera Molina.