La cantautora venezolana, radicada en México, se presentará en Madrid el domingo 14 de noviembre, donde compartirá temas de su nuevo disco Del amor y otras sustancias, que saldrá a la venta el 14 de febrero de 2022

El lugar es el Centro Venezolano Americano y el año es 2015. Mientras sus músicos hacen pruebas de sonido y los trabajadores acomodan las sillas para el público, Laura Guevara llega con sus instrumentos a cuestas, con tocados de plumas acomodados sobre su cabello rojo y ondulado. En sus manos, una caja de cartón con grullas de papel de colores, que ella misma se encarga de colocar en el techo del escenario.

En el escenario, Laura es la más feliz. Lo evidencian los hoyuelos que se marcan en sus mejillas cuando sonríe, su corporalidad cuando canta una canción y su conexión con el público que la sigue desde su participación en Noches de Guataca, en obras de teatro de Federico Pacanins, en eventos de la revista Ladosis y que la consigue ahora fuera del país, más madura y un poco más oscura, preparándose para un concierto en Madrid que tendrá lugar el domingo 14 de noviembre y que servirá como abrebocas de lo que será su próximo disco, Del amor y otras sustancias.


Me estoy convirtiendo en productora musical y, aunque en la práctica lo hago, quiero cantar mis canciones y ser una creadora de forma total

Laura Guevara

El sonido actual de Laura ya no es el que escuchamos alguna vez en Late, o en El Constructor. Atrás quedaron las coronas de flores, las plumas de pájaros de colores, el folk y la inocencia. Sigue siendo ella, sigue siendo su voz, ahora con un sonido más electrónico, un mensaje más grave y profundo.

Con ustedes, Laura Guevara.

–¿Cómo ha influido la migración en tu manera de ver el mundo y de concebir la música?

–Ha influido muchísimo. En Ciudad de México hay demasiados tipos de música y proyectos musicales de distintos tipos, tanto que uno se impresiona. Es impactante ver la cantidad de opciones y eventos disponibles. He adquirido una perspectiva un poco más global de lo que escucha la gente y, obviamente, la migración me ha cambiado como persona. Migrar es básicamente borrar tu identidad. Ya no importa lo que eras, lo que fuiste o lo que sabes porque la gente no tiene idea y no le importa.

–¿Qué hacer frente a esa circunstancia?

–Tienes que abrazar lo que eres con tu presente. Tienes que demostrar en el presente de lo que eres capaz, tener paciencia, perseverancia y fortaleza. Cuando uno emigra la soledad es una compañera que siempre está presente. Uno tiene que transformarse y levantarse mil veces.


Uno cambia, la sociedad cambia, es obvio que uno como artista quiera explorar y encontrar cosas y formas de expresarse

Laura Guevara

–¿Qué retos tiene por delante la Laura emigrante?

–Tengo la necesidad de reconectar, retomar y que la gente reconozca a esta nueva Laura. El reto es volver a conectar con mi público, que me acompañe de nuevo en ese viaje y que pueda identificarse y verme como una persona más global, con conversaciones más globales y no centrada en Venezuela.

–¿Cuáles serían esos planteamientos más globales?

–Tengo una visión mucho más madura de las relaciones y de lo que significa el amor propio. De las injusticias que hemos normalizado en el día a día. Es una visión mucho más sensible y empática, que viene de la certeza de que ninguno de nosotros es el centro del mundo. Estos temas que me importan y que me impactan, que han sido parte de mi proceso en esta nueva etapa migratoria.

–¿De dónde sale Del amor y otras sustancias?

–El año pasado, el verme forzada a encerrarme sola en el departamento que alquilo, lejos de mi familia y con mi gato, me puso perspectivas en muchos sentidos. El obligarme a estar sola hizo que me diera cuenta de que yo no sabía estar sola y eso me llevó a revisar cómo me he relacionado amorosamente, cómo es mi autodiálogo y cómo me percibo. Al tener la imposibilidad de ir afuera me fui hacia mi interior para revisar hábitos, costumbres y patrones. No fue un trabajo fácil, pero eso resultó en Del amor y otras sustancias

–¿Cómo diste con el nombre?

–Yo me di cuenta de que el tipo del amor romántico que yo había practicado desde adolescente no era amor, sino un tipo de sustancia que lo parecía. Las relaciones tóxicas funcionan en el cerebro igual que una adicción. Este tipo de relación nos hace mucho daño, nos debilita, no nos permite trabajar al 100% de nuestras capacidades. Quería desintoxicarme y también quería que la gente se desintoxicara conmigo. Y, de alguna manera, tener una versión distinta del amor propio y del amor para no seguir normalizando el devastar al otro.


Trabajar en mi autoestima, descubrir el feminismo y la importancia de la equidad en el amor, en la cama y en la vida doméstica me hizo darme cuenta de que hemos confundido el abuso con el amor

Laura Guevara

–¿Qué descubriste con este álbum?

–Que tendía a estar en relaciones tóxicas, que sin darme cuenta practicaba hábitos en lo afectivo que no eran positivos. Que no sabía conocerme, cuidarme, tener un diálogo interno y un trato hacia mí que no eran amorosos y respetuosos. Trabajar en mi autoestima, descubrir el feminismo y la importancia de la equidad en el amor, en la cama y en la vida doméstica me hizo darme cuenta de que hemos confundido el abuso con el amor y hemos intentado resolver problemas anulando la dignidad del otro. Del amor y otras sustancias es una transición a una Laura que viene más fuerte, musicalmente más preparada y distinta, que se soltó de muchas cadenas, pesos y patrones que se repetían.

–¿Dirías que sin la pandemia habría existido Del amor y otras sustancias?

–El trabajo interior requiere tiempo, atención y compromiso. En la vida loca que manteníamos antes del COVID-19 no teníamos tiempo de preguntar cómo nos gustaría que nos trataran. Estábamos siempre corriendo y este es un gran viaje hacia adentro. La pandemia sirvió para madurar, crecer. Para entender que el amor no te hace llorar, no es una montaña rusa. El amor es paz, sentirte cuidado, tranquilo, tener un estado de tranquilidad. La cultura nos ha enseñado una versión distorsionada del amor.

–¿Cuál es la canción que más te duele de este nuevo disco?

–De los temas más fuertes del disco (que aún no han salido) son Tú y yo, Fantasma y Me tengo siempre. El 29 de octubre saqué el lyric video de Palabras. El cancionero del disco es una revisión de las cosas que me han desconectado de mí, reconocer mi propia incapacidad de estar sola y que quien me aprueba es el otro; ha sido una revisión dura. Espero que esto que me ha ayudado a sanarme a mí le sirva a varios hombres y mujeres para cuestionar y hacerse responsables afectivamente.

–¿Cómo ha sido la recepción del público ante el material que has publicado?

–La gente se preguntaba qué me había pasado. Uno cambia, la sociedad cambia, es obvio que uno como artista quiera explorar y encontrar cosas y formas de expresarse, pero la gente ha abrazado más esta exploración y ha cambiado. Al principio, la gente estaba muy impactada de escucharme un poco más electrónica, buscando otros colores, matices, sonoridades y búsquedas. Con mis canciones siempre he querido tener la libertad de explorar y que mi voz sea el hilo conductor. Mi música no es un tema de géneros, sino de mensaje y de voz.


Las relaciones tóxicas funcionan en el cerebro igual que una adicción

Laura Guevara

–¿Qué busca Laura Guevara ahora?

–Estoy haciendo una especialización en composición en la Sociedad de Autores y Compositores de México, que me ha abierto la cabeza demasiado. Más allá de las influencias, siento que me he conectado con lo que quiero decir y cómo lo quiero decir. Me estoy convirtiendo en productora musical y, aunque en la práctica lo hago, quiero cantar mis canciones y ser una creadora de forma total.

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