La noche de este jueves, 9 de julio, el reconocido poeta Armando Rojas Guardia falleció en Caracas, ciudad a la que dedicó varios de sus versos, a la edad de 70 años.
El miembro de la Academia Venezolana de la Lengua se encontraba hospitalizado desde hacía varios días debido a complicaciones de su estado de salud que involucraban diabetes con problemas respiratorios y hepáticos, además de un tumor en el páncreas. Para ayudarle con el costo de su tratamiento médico, se había abierto una campaña de crowdfunding.
Considerado como uno de los escritores más importantes de la poesía contemporánea de Venezuela, perteneció a esa generación de creadores que salió del Taller Calicanto de Antonia Palacios para fundar en 1981 el Grupo Tráfico, donde junto a otros intelectuales como Yolanda Pantin, Igor Barreto o Rafael Castillo Zapata, marcaron un nuevo rumbo para la movida poética de Caracas, donde destacó por abordar temas como la decadencia de la ciudad y su sexualidad, siendo un gran activista dentro del colectivo Lgbti.
Heredero de la causa poética al ser hijo del modernista Pablo Rojas Guardia, su debut fue con el poemario Del mismo amor ardiendo (1979), y desde entonces continuó cultivando sus versos con obras como Poemas de Quebrada de la Virgen (1985), Hacia la noche viva (1989), La nada vigilante (1994) y El esplendor y la espera (2000). Este último título también daría nombre a la antología de toda su obra poética, publicada en 2018 por la alcaldía del municipio ecuatoriano de Cuenca.
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Miembros del mundo académico y cultural venezolano lamentaron la pérdida de una de sus voces más representativas, quienes compartieron a través de las redes sociales fragmentos de sus poetas y pensamientos como homenaje a ese legado que dejó plasmado sobre la tinta y el papel.
«Se va Rojas Guardia de esta realidad transitoria, dolorosa, pequeña. Está ahora en el plano que soñó e indagó. La tristeza no es porque te hayas ido. Es porque no te tenemos más. Pero está tu obra perdurable que es lo mejor de ti. Le ruego a Dios porque te reciba como lo ansiaste», publicó el escritor José Tomás Angola.