Punto Fijo.- «La pobreza material empieza a ser vencida por la riqueza espiritual», esta frase era una de las favoritas del maestro de la música José Antonio Abreu, una frase que llevan plasmados los que conforman la Orquesta Sinfónica de Paraguaná y del Conservatorio Músical del estado Falcón, al hablar de las condiciones a las que están sometidos para no dejar morir la música en la región.
Desde hace 18 años trabajan en el viejo edificio donde hace mucho tiempo funcionó el Banco Maracaibo; aunque la sede es propia, ya que luego de ser invadida, la gobernación del estado hizo formalmente la entrega del edificio a la música, han intentado recuperar los espacios, cada vez es más difícil y es inevitable ver como se va cayendo la infraestructura, mientras los sueños de los músicos siguen intactos.
Llegar al lugar, es mágico, es como entrar en un sótano poco iluminado, lleno de polvo, con la pintura desgastada, con unas vitrinas que hacen recordar la vieja entidad bancaria y máquinas por doquier, sin uso desde hace mucho tiempo, pero a los pocos metros se escuchan los instrumentos mezclar los sonidos, mientras las voces de los profesores guían cada tono.
No hay luz en todos los lugares y se pueden ver cables colgar por doquier ante la falta de bombillos y lámparas, sin embargo, es evidente que la música se resiste a morir.
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Sus directivos han enviado cartas y solicitudes a empresas públicas y privadas, pero las respuestas que llegan son pocas, tampoco tienen un staf de instrumentos para poder impartir las distintas clases que se acostumbraban hace unos años.
Han sido víctimas de hurto en muchas oportunidades; se han llevado instrumentos, material de oficina, cables, pocetas y lavamanos que han dejado los baños fuera de servicio.
Shirley Navas, presidenta de la Orquesta Sinfónica de Paraguaná contó que han hecho todo lo posible por conseguir donaciones y lograr tener autogestionarse para pagar los profesores y el personal, pero en la situación que se encuentra el país es muy difícil mantener la escuela y más aún adecuar cada espacio que ha sido cerrado por falta de mantenimiento.
Expresó que hay salones que fueron clausurados por las paredes agrietadas o por daños en el techo, tras presentar un gran peligro para los estudiantes.
El apagón dejó secuelas
El último apagón registrado en todo el país que afectó también a la Península de Paraguaná, convirtiéndose en el primero del mes de abril, dejó dos pisos del conservatorio a oscuras. «No sabemos que pasó en estos dos pisos, con el apagón quedamos a oscuras y por ende los salones fuera de servicio», dijo Navas.
Por ahora no tienen como pagar a una persona que se encargue de revisar y reparar el daño, por lo tanto los alumnos fueron distribuidos en otras zonas del edificio.
Invasores
Desde hace un tiempo tienen una familia en el último piso del edificio que invadieron el lugar, ellos esperan poder salir de este grupo para adecuar los espacios que tanto necesitan.
«De aquí han salido grandes músicos que están en todo el mundo y están dispuestos a ayudar la escuela. Todos estamos trabajando como hormiguitas para recuperar la escuela, pero no está demás la ayuda de los organismos competentes.
Abrieron inscripciones
Las inscripciones están abiertas para todos los que quieran desde los cinco años formar parte de la escuela de música por un costo de 5.000 bolívares mensual y 2.000 de inscripción.
«Antes se cobraba una colaboración y se daban los instrumentos en comodato, ahora debemos hacerlo por autogestión, por ello pedimos a quienes tienen instrumentos en sus hogares que pertenecen al conservatorio que los devuelvan para que otros tengan la oportunidad de descubrir la magia de la música».