¿Es posible que una pandemia tan terrible como el COVID-19 pueda inspirar un producto alentador, o positivo? La respuesta es sí, y el médico internista José Octavio Isea Dubuc lo demuestra con COVID-19, una canción de su autoría, musicalizada por la agrupación musical El sindicato de la pastilla.
Isea Dubuc es un internista y neumonólogo que labora en el Centro Médico Docente La Trinidad y tiene contacto directo (y diario) con enfermos de coronavirus en la Unidad de Cuidados Intensivos y en hospitalización. Para el médico, la música es uno de sus métodos para serenarse ante lo que ocurre diariamente en su entorno.
“Usted canta y algo ocurre. Es una manera de aliviar las penas y de amortiguar los dolores”, explica Isea Dubuc. Para él, en la primera línea de atención hospitalaria, resulta difícil y doloroso no solo lidiar con la pérdida de los pacientes, sino también de los propios colegas.
De hecho, confiesa que, ante la muerte de un paciente por causa del COVID-19, le resulta inevitable sentir que defraudó, de alguna manera, la confianza depositada en él por los familiares de los internados. “A pesar de ello, me encuentro diariamente con mensajes de amor, de afecto y bendiciones”, comenta.
COVID-19 es una composición con ritmos que coquetean con la salsa y los géneros caribeños. En ella se relata, de manera sencilla pero contundente, cómo llegó el COVID-19 desde China, el impacto que causa en el organismo, y las escasas (pero efectivas) medidas que poseemos para evitar el contagio: usar el tapabocas de la manera correcta, lavarse las manos con agua y jabón, portar gel antibacterial, no tocarse el rostro y evitar las conglomeraciones.
También posee un final esperanzador, donde Isea Dubuc evoca la llegada de la tan esperada vacuna, y el regreso de los abrazos y la cercanía.
Gabriela Montero improvisa versión de canción de Adelmaro Romero