La primera actriz regresa al teatro para contar su vida en el monólogo Como un libro abierto,escrito y dirigido por Gerardo Blanco y basado en una serie de entrevistas realizadas por el dramaturgo a Chelo Rodríguez. La obra comenzó recientemente su temporada en el Espacio Plural del teatro Trasnocho Cultural en la ciudad de Caracas
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El primer recuerdo que tiene Chelo Rodríguez de Venezuela es la decepción que experimentó al llegar. Consuelo Rodríguez Álvarez (su nombre de pila) llegó con 12 años a Venezuela desde A Coruña (una ciudad portuaria ubicada en la región de Galicia, España), el 20 de enero de 1958.
La decepción de Chelo fue ocasionada por comparar la ciudad bonita y perfecta de sus recuerdos con las humildes casitas de zinc que veía atestarse en los cerros. Aquel sentimiento empeoró y dio paso a la confusión, pues, tres días después —el 23 de enero—, las tanquetas cruzaron Caracas para poner fin a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Pasada la confusión, Chelo logró acostumbrarse, primero a Caracas; luego, al país. Hoy, con 77 años se define “venezolana, como la que más” y estrenó el monólogo Como un libro abierto, una producción del grupo teatral Bagazos, escrita y dirigida por Gerardo Blanco, que se presenta actualmente en el Espacio Plural de Trasnocho Cultural.
De Chelo a Rafaela
La sonrisa de Rodríguez le cruza el rostro y muestra unos dientes blanquísimos, parejos. Está un poco mareada, pues acaba de ensayar una coreografía que interpretará en el monólogo Como un libro abierto. La canción que suena al fondo a ratos, a todo volumen, es la versión que hizo la banda mexicana Flans de la canción No controles.
—Yo siempre aclaro que lo mío es el modelaje, no bailar. Sandrita —se refiere a Sandra Yajure, actriz y coreógrafa en la producción— dice que se va a ver bien, pero yo pienso que es para que la gente se ría porque yo no bailo.
—Usted ha afirmado que en este monólogo va a interpretar su papel más difícil, que es usted misma. ¿No debería ser el más fácil?
—Yo he interpretado a todo el mundo: borrachas, alcohólicas, prostitutas, indigentes, locas, de todo. Pero interpretarme a mí misma…, oye, me ha costado, ¿sabes?
—¿Por qué?
—De repente me da miedo no hacerlo bien o no estar segura, es un temor que no te puedo explicar. Me ha resultado difícil, pero puedo decir que ya lo dominé por completo.
–¿Piensa contarlo todo o se reservará algunas cosas?
—Yo lo estoy contando absolutamente todo en este monólogo. Desde que llegué a Venezuela, el 20 de enero de 1958. hay una cantidad de anécdotas históricas que viví personalmente. En mí, la historia del país se funde con mis deseos de ser modelo —uno de mis mayores sueños desde niña—, y mi lucha hasta que finalmente lo conseguí.
En mí, la historia del país se funde con mis deseos de ser modelo -uno de mis mayores sueños desde niña- y mi lucha hasta que, finalmente, lo conseguí.
Chelo Rodríguez, actriz
De la pantalla chica a la caja negra
Chelo Rodríguez se estrenó como actriz de teatro en la obra Nos vemos el miércoles, también escrita por Blanco, quien comenzó como dialoguista del personaje de Rodríguez en la telenovela ¿Vieja yo?que transmitió el canal Venevisión en el año 2008.
Después de 11 años alejada de la actuación para televisión, Rodríguez describe la oportunidad de trabajar en teatro como algo que ella necesitaba, algo que le hizo recordar los tiempos en los que ella lideraba el rating de la televisión y el trabajo, sencillamente, llovía. Nos vemos el miércoles agotó las funciones asignadas, lo que permitió que el teatro renovara la obra por una temporada más. Entre telones y bastidores, las anécdotas de Chelo fueron engrosando un anecdotario que Blanco había estado trabajando y que se convirtieron en un monólogo donde Rodríguez habla sin pausas, sin censura. De ahí su nombre: Como un libro abierto.
—En una sociedad que cada día es más feminista, ¿sería posible una novela como Rafaela?
—Podrá existir, pero no han vuelto a hacer ninguna como Rafaela. Perdóname si soy poco humilde, pero esa novela que yo protagonicé con Arnaldo André tuvo un éxito increíble. En la historia de la televisión, al menos hasta esa época, nadie había tenido un rating tan alto como lo tuvo Rafaela. Ese personaje me marcó profundamente. Uno de mis sueños antes de ser modelo era convertirme en doctora, cosa que logré en la ficción gracias a Rafaela.
—¿A qué le atribuye el éxito de esa telenovela?
—Arnaldo y yo éramos sumamente carismáticos y hacíamos una bonita pareja. El éxito de Rafaela fue tal que han pasado 42 años desde su transmisión y aún me conocen por ese personaje. Algo parecido me ocurre en Panamá, pues la última vez que estuve allí, en los canales transmitían ¿Vieja yo? y la gente me reconocía. No te imaginas cuánta emoción siento al ver que mi trabajo es reconocido, aun con el paso del tiempo.
—¿Cuál siente usted que es su papel más memorable?
—Además de mí misma, Rafaela, sin duda.
—¿Cuál le falta por interpretar?
—La segunda parte de Como un libro abierto.
—¿Volvería a modelar si se lo propusieran?
—No hace mucho, estando yo retirada del modelaje, la casa de moda venezolana Durant & Diego me llamó porque estaban realizando un desfile en colaboración con modistos de varios países. Querían que yo desfilara como una sorpresa para el público; nadie sabía que yo aparecería. Cuando anunciaron el nombre de la marca, fui la primera modelo en cruzar la pasarela. Recuerdo que Albani Lozada era la presentadora y me reconoció de inmediato. Fue increíble el cariño del público, su emoción. Sin duda, eso me ha dado la fortaleza para seguir trabajando. Me siento llena de vida, como una muchachita.
Queda Chelo para rato
—¿Cómo observa la industria de melodramáticos en la actualidad?
—En la decadencia total. Yo no he trabajado en una telenovela desde hace diez años. Más nunca me llamaron. Yo llamé varias veces, como hacemos los actores cuando vemos que no hay trabajo. Las únicas telenovelas que se transmiten actualmente en los canales son viejísimas, con colegas que no están en el país o que ya están en otro plano espiritual. Eso es sumamente triste.
Las únicas telenovelas que se transmiten actualmente en los canales son viejísimas, con colegas que no están en el país o que ya están en otro plano espiritual.
Chelo Rodríguez, actriz
—¿Aún mantiene aquel quiosco de periódicos en Sebucán?
Chelo Rodríguez suelta una sonora carcajada con esa voz profunda y femenina que ha sido su sello por tantos años. La quimera del quiosco de periódicos nació gracias al empeño de una de sus mejores amigas, de profesión odontóloga, que hizo sociedad con Rodríguez después de que sus anteriores socios decidieron abandonar la empresa. Por muchos años se dijo que el quiosco era la única entrada de dinero de Rodríguez en los años en que se mantuvo alejada de los canales y de las tablas. Pero ella lo desmiente:
—Fue una locura. Nos robaron unas cinco veces, siempre a punta de pistola. Aquello no valía la pena y decidimos dejarlo.
–¿Qué prefiere: ver telenovelas o actuarlas?
—He hecho tantas que ahora, cuando me toca verlas, puedo adivinar las tramas. A mis amigas no les gusta ver novelas conmigo por eso.
—¿Tiene alguna preferencia para elegir sus personajes?
—Me encantan todos por igual. Con las villanas me divierto más, me sacudo muchas cosas. Aunque tiene sus bemoles, porque cuando he tenido que trabajar con niños se me ha hecho sumamente complicado. Maltratar a un niño, gritarle o pellizcarlo, así fuera de mentira, me destruía. Por eso, antes de comenzar a grabar, lo apartaba y le explicaba con mucha ternura que nada de lo que yo iba a hacerle era de verdad, que todo era ficción.
Con las villanas me divierto más, me sacudo muchas cosas
Chelo Rodríguez, actriz
En Mundo de fieras, novela escrita por Ligia Lezama y transmitida por Venevisión en 1991, Chelo Rodríguez interpretaba a Miriam de Palacios de Camaro, una abuela despiadada que maltrataba, insultaba e incluso pellizcaba a sus pequeños nietos, a quienes siempre preparaba justo antes de comenzar la pauta de grabación.
—¿Qué consejo le daría a la Chelo adolescente que empezó siendo modelo?
—Que qué bueno que no empezó antes.
—¿Haría algo distinto si tuviera la oportunidad?
—Si vuelvo a nacer, haría exactamente lo mismo. Me preguntan por qué no me he ido. Hoy, que tengo tantos años sin aparecer en televisión, la gente aún me recibe con cariño y afecto. A veces pienso que quizás si me hubiese ido del país antes, hubiese llegado mucho más lejos y hubiese tenido la oportunidad de representar más a Venezuela. Pero lo hecho está hecho y ya no me puedo arrepentir. Además, mi papel de villana en La Zulianita (Venevisión, 1977) hizo que me ganara un premio ACE a la mejor interpretación extranjera en 1977. Mi trabajo en Rafaela fue aplaudido por Lee Strasberg (creador de “El método”, uno de los sistemas de actuación más reputados y utilizados en Hollywood) y su esposa Anna. Lee incluso me ofreció una beca para estudiar actuación con él, y aún mantengo contacto con Anna.
Me preguntan por qué no me he ido. Hoy, que tengo tantos años sin aparecer en televisión, la gente aún me recibe con cariño y afecto.
Chelo Rodríguez, actriz
—¿Le ha tenido miedo a envejecer?
—¿Más de lo que estoy? No. Yo no me siento vieja, y siempre he pensado que eso tiene que ver con cómo se siente uno. Vieja es la plaza Bolívar de Caracas. Viejo es el que quiere ser viejo, y yo me niego a eso. Soy una persona grande, que ha vivido y disfrutado. Me siento muy bien, y pues, aquí estoy.
Coordenadas
Como un libro abierto es una producción del grupo teatral Bagazos, el Centro de Artes Integradas y la Asociación Venezolana de Conciertos. Cuenta con la participación especial del actor Manuel Villalba, quien figura como soporte de Rodríguez en partes cruciales del monólogo. El vestuario fue confeccionado por el diseñador Carlos Aguilar y el registro fotográfico está a cargo de Lil Quintero.
Las funciones se presentan los viernes a las 5:00 pm, sábados y domingos a las 4:00 pm. Las entradas pueden adquirirse a través de www.ticketmundo.com y en las taquillas del teatro.