Es común que en enero las actividades culturales de la urbe comiencen los últimos días. Esta semana, por ejemplo, el Centro Cultural Chacao retoma su programación en materia de artes plásticas con las exposiciones Aguas urbanas y De partituras urbanas.
Los artistas en cuestión son Gregorio Boscán y José Gabriel Hernández, cuyas obras estarán a la disposición del público en las galerías La Caja 1 y La Caja 2, ambas en el Centro Cultural Chacao.
El agua como elemento y medio
José Gregorio Boscán es oriundo de Maracaibo, capital del estado Zulia, y el agua ha tenido un lugar latente, protagónico, tanto en su vida como en su obra. No solo por la presencia del Lago de Maracaibo, sino en ríos como el Táchira, el Torbes o el Orinoco, que tuvo la oportunidad de conocer en su infancia y su juventud.
¿Por qué el agua? El artista explica que el agua es la vida. Para afirmarlo se basa en la biología: el cuerpo humano está compuesto por un 70% de agua. En condiciones extremas y dependiendo de las características de cada sujeto, el cuerpo humano podría vivir días sin comer, pero tan solo tres sin tomar agua. Donde abunda el agua disminuyen las temperaturas, prospera la flora y por ende la fauna. En conclusión: donde hay agua, hay vida.
Aunque estudió arquitectura y ha dedicado gran parte de su carrera al diseño industrial y de interiores, Boscán se define primero como artista. De hecho, explica que el arte ha enriquecido su manera de componer una estructura y de concebir el color que llevará después. En Aguas urbanas, realiza un ejercicio de observación y recomposición del agua a partir de líneas verticales y onduladas, con gamas de colores como el azul, el morado o el verde.
También utiliza el marrón y lo hace, precisamente, cuando aborda el Guaire, cuerpo de agua que le llama la atención de una manera particular porque, en comparación con otros ríos, tiene un kilometraje reducido y solo lleva desperdicios humanos. Aunque en su obra su figura está revestida con cierta bondad, al considerarlo como una especie de “sombra del Ávila” que corre a su par y se encuentra bajo sus faldas.
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Sonidos del concreto
“La tierra tiene música para quienes saben escucharla”, afirma un anónimo. Si bien la arquitectura en la obra de Boscán juega un papel secundario, los roles se invierten cuando el espectador observa la obra de Hernández Coll, llena de paralelismos entre los altos y bajos de cualquier paisaje citadino y los altos y bajos que están presentes en una partitura musical.
El arquitecto combina la arquitectura con su pasión por la música, materializada en la cinta magnética que Hernández Coll ha estudiado durante años y ha utilizado durante su carrera como artista.
Las Partituras urbanas de Hernández Coll está compuesta por instalaciones físicas realizadas con cinta magnética que reproducen sonidos sampleados. También se compone por dibujos arquitectónicos que emulan una partitura musical y que son, por lo tanto, “interpretables” musicalmente hablando
Coordenadas
Aguas urbanas y Partituras urbanas podrán ser visitadas desde el 2 de febrero hasta el 1 de marzo en La Caja 1 y 2 del Centro Cultural Chacao, ubicado en la avenida Tamanaco de El Rosal. El horario de visita es de martes a viernes de 10:00 am a 2:00 pm; sábados y domingos de 11:00 am a 5:00 pm. La entrada es libre.
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