Durante más de dos décadas, Pablo Argüello ha estado al frente de la dirección del Colegio Emil Friedman, que cuenta con un ADN musical que inicia desde la etapa preescolar.
Los alumnos no solo se instruyen en los fundamentos musicales, sino que también se involucran en actividades como el canto en coro, el aprendizaje del solfeo y la gramática musical. “Quienes estudian aquí, salen aprendiendo a disfrutar la música, porque conocen a fondo de ella”, comenta Argüello.
En su 75º aniversario, el Colegio Emil Friedman, reconocido en Venezuela por su larga historia, celebra los principios transmitidos a través de la música y la inclusión educativa que sus aulas ofrecen, famosas mundialmente por su enfoque en una educación completa.
La música como columna vertebral
Los estudiantes se adentran en el mundo de la música desde pequeños, explorando instrumentos y cantando en coro, lo que despierta su interés y curiosidad.
Conforme progresan académicamente, la música se integra con otras asignaturas, promoviendo habilidades como la disciplina, la eficiencia y el trabajo colectivo, además de valores como la concentración, el orden y la tolerancia.
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El programa musical del colegio se extiende desde el preescolar hasta el nivel de bachillerato, brindando la oportunidad de tocar diversos instrumentos y de participar en clases individuales y colectivas, ensambles y orquestas. La música se transforma en un vehículo para la expresión emocional, y los profesores juegan un rol clave en el desarrollo estudiantil.
“Los maestros son los protagonistas de todos los progresos, el profesor Emil Friedman y su esposa lo tenían claro. Enamoraron a los docentes con este método que incluye la música, y luego los educadores comenzaron a ver los beneficios que tenía para los niños y comenzaron a hacer esta idea suya”, dice Argüello.
Más allá de la musicalidad
La institución se distingue por su visión de construir una nación próspera a corto y mediano plazo, a través de la educación y el legado de su fundador, músico y docente, Emil Friedman, poniendo al niño y al educador en el centro de la sociedad y reconociendo el valor esencial del maestro para restaurar su prestigio social.
Con 128 maestros de música, muchos de ellos parte del Sistema Nacional de Orquestas y directores de renombre, el colegio colabora con otras organizaciones que buscan formación musical, compartiendo su filosofía y métodos.
De los 1470 estudiantes del colegio, aproximadamente 500 participan en la coral y más de 900 en el conservatorio. A lo largo de 75 años, el Colegio Emil Friedman ha sobresalido por su contribución cultural y musical, formando figuras destacadas.
“En la actualidad, el legado del profesor Friedman está más vigente que nunca, porque se sigue evidenciando que hay un trabajo de maestro que es enorme”, agrega Argüello.
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También, trabaja con la comunidad de Canaima, formando a jóvenes y profesores, y colabora con las Olimpiadas Especiales, fomentando el deporte y la cultura a través de la música.
“Tenemos una relación de colaboración con todas aquellas instituciones que deseen recibir formación musical. Estamos abiertos a colaborar, a mostrar lo que nosotros hacemos y ver si les puede servir a los demás”, destaca.
Formación para el futuro
La filosofía del centro educativo ha permitido que gran parte de sus egresamos hayan tenido un notable impacto cultural en la sociedad venezolana. La integración de la música en el currículo, permite la formación de ciudadanos competentes y de significativa calidad humana, indica Argüello.
Con esa premisa y mirando hacia el futuro, el Colegio Emil Friedman seguirá su misión con pasión y compromiso. Para ellos, la música es una parte esencial y diaria en la vida de los niños de esta institución educativa.
“No hay nada material que pueda compararse con un alumno que te agradece por la formación que ha recibido. Formamos en valores, ciudadanos críticos y curiosos, que están acostumbrados a trabajar en equipo”, finaliza.