Venezuela está presente en la Bienal de arte de Venecia 2022. Un indígena yanomami residente del estado Amazonas es uno de los 218 expositores que participa en la 59 muestra internacional de arte contemporáneo que comenzó el pasado 23 de abril y concluye el 27 de noviembre en la mencionada ciudad italiana. El dato lo difundió la ONG Kapé Kapé, un grupo protector indígena que monitorea la Amazonía venezolana.
El nombre del artista indígena es Sheroanawë Hakihiiwë. Nació en la comunidad Sheroana, municipio Alto Orinoco, y luego se estableció en Pori Pori, un sector de la misma localidad. Desde la década de los 90 comenzó a plasmar las costumbres, memorias y cosmovisión de su pueblo a través de trazos y colores.
Academia Internacional de Ceremonial y Protocolo reconoce labor de 2 venezolanos
Pinceladas con orgullo yanomami
En la obra que presenta en Venecia, Hakihiiwë plasma la mirada, tradiciones y hasta las preocupaciones del pueblo yanomami, a través de 12 monotipos elaborados sobre papel artesanal de fibra morena, detalló Kapé Kapé. El indígena aprendió esa técnica durante el proceso de elaboración del libro Shapono a finales de los años 90. Actualmente la sigue desarrollando en un taller de estancia en Caracas.
A través de las llamativas piezas, Hakihiiwë intenta mostrarle al mundo su mirada sobre la flora y la fauna de su tierra ancestral, de la cual se siente orgulloso y lo hace saber en cada pincelada. Por ejemplo, dibuja la Ira Mamiki o fruta de la palma garra de tigre, el Mapuu Thoki, que es como se conoce una pequeña planta enredadera; también ilustra las libélulas, que en lenguaje yanomami se les llama Omawe y los Pukupukumi, que son sapos fertilizando huevos.
Argentina lanza visa para nómadas digitales: así pueden aplicar venezolanos
El artista se adentra en el misticismo a través de Omayari misi, que traducida al español es el cielo que anuncia una enfermedad y Titiri, la caída de la noche.
Sheroanawë Hakihiiwë y su equipo esperan que este evento, en el que hay una amplia visibilidad mundial, sirva para generar conciencia sobre la fragilidad del Amazonas y de la vida que los indígenas desarrollan. Dice que es importante que se entienda el derecho que tienen los aborígenes a continuar con un estilo de vida que les ha sido sustentable y beneficioso durante cientos de años.