Bogotá.- La Quinta de San Pedro Alejandrino, ubicada en la Bahía de Santa Marta, fue el lugar donde el Libertador Simón Bolívar murió de tuberculosis a los 47 años y este jueves, 17 de diciembre, 190 años después, su última morada es uno de los museos históricos más importantes de Colombia y América Latina.
Esta casa colonial, construida el 2 de febrero de 1608, fue el refugio donde Bolívar experimentó el desengaño, la traición y las disputas políticas de sus copartidarios. Fue el lugar donde lloró en silencio y luchó contra la tuberculosis que lo llevó a la muerte el 17 de diciembre de 1830 a la una de la tarde.
La Quinta de San Pedro Alejandrino —declarada Monumento Histórico Nacional— conserva aún su belleza arquitectónica y guarda las glorias y amarguras de Bolívar, su elocuencia, ideología, su capacidad militar y talento como estratega.
El 25 de septiembre de 1828 Bolívar salió ileso de un atentado en su residencia en Bogotá, conocido como la “Conspiración Septembrina”; fue su compañera sentimental, la quiteña Manuela Sáenz, quien lo ayudó a escapar por la ventana lateral de la casa donde residían. Ese día, el Libertador tomó la decisión de refugiarse en la bahía de Santa Marta.
Bolívar perdonó a los autores del atentado, pertenecientes al movimiento santanderista. Uno de los directos responsables fue Francisco de Paula Santander, de quien la historia señaló que tuvo conocimiento de la conspiración y no la detuvo. Años después, Santander se retiró al exilio.
Después de los hechos, Bolívar siguió gobernando en un ambiente dilatado; las revueltas continuaron y su salud era bastante delicada porque se detectó que sufría de tuberculosis. Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830 y José Antonio Páez ocupó la presidencia de ese país, desterrando a Bolívar.
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El Libertador renunció a la presidencia de la Gran Colombia, renuncia que fue aceptada el 4 de mayo de 1830 por el Congreso Admirable, que le concede una pensión de 3 mil pesos anuales.
El 1º de diciembre de 1830 llega a la ciudad de Santa Marta y se ubica en una hacienda con grandes sembradíos de caña de azúcar, en donde funcionaba un ingenio de procesamiento de ron, panela y miel propiedad del español Joaquín de Mier y Benítez.
Todo en esta casa es un recuerdo de Bolívar, admirado por sus compañeros en los campos de batalla. Están los discursos y las victorias alcanzadas en su lucha por la libertad bajo los principios de justicia e igualdad de los pueblos.
Bolívar luchó con firme y noble anhelo desinteresado por la búsqueda de la independencia y autonomía de la Gran Colombia. Es una huella que encuentra el visitante en esta mansión.
En la Quinta de San Pedro Alejandrino se encuentran elementos auténticos de interés histórico y ambiental, así como el mobiliario de la época y algunos objetos que pertenecieron a la familia Mier como la vajilla, biblioteca, galería de cuadros, coche de la época tirado por caballos y adornos de porcelana.
La historia registra que los cuatro primeros días Bolívar se dedicó a recorrer la hermosa hacienda, que aún hoy conserva una gran variedad de árboles y fauna.
Por: Edelmiro Franco V