Además de las casas afectadas, propietarios de 14 establecimientos comerciales también reportaron daños debido a los cortocircuitos generados por las fluctuaciones de la electricidad, una que vez que fue restituida después de la falla nacional de energía registrada entre el 27 de marzo y el 10 de abril
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La oscuridad tenía fuera de sí a Arturo Meneses. El teléfono celular estaba por quedar sin batería y no había conseguido para las linternas. No tenía efectivo y era imposible pensar en el pago electrónico o por transferencia. En un grupo de WhatsApp del edificio donde reside, pasaron un tutorial de cómo hacer lámparas con aceite, agua, algodón y un pote de vidrio, de esos de mermelada o mayonesa.
“Tenía todo en casa, así que decidí hacer tres lámparas de esas, para solucionar esa noche y al día siguiente ver cómo conseguía pilas para las linternas. Hicimos las lámparas y fue fácil, sin mayor complicación. Colocamos una de las lámparas en una mesa cerca de un vetanal. Hubo una brisa y la cortina agarró candela de repente. De allí en adelante todo fue una locura en cuestión de segundos. Los vecinos nos ayudaron en medio de la oscuridad porque los bomberos, cuando los llamamos, nos dijeron que no tenían unidad para llegar. Perdimos algunos enseres y parte de la casa está toda chamuscada, pero allí vamos. Nos salió cara la gracia de querer iluminarnos en medio de la oscuridad del apagón”, refiere en vecino de Caraballeda en el estado Vargas.
El caso de Meneses fue uno de los tres incendios ocurridos en Vargas causados por mecheros de aceite o lámparas artesanales. Esta fue una de las alternativas de luz a la que recurrió la gente ante los sendos apagones nacionales que se registraron en Venezuela durante el mes de marzo y los primeros días de abril de 2019.
Pero sucesos similares no solo se registraron en la entidad costera, de acuerdo con datos recabados por el equipo de corresponsales de El Pitazo: además de los tres casos de Vargas, los bomberos de diversos estados reportaron hechos similares en otras 15 viviendas ubicadas en zonas de Caracas, Lara, Zulia, Falcón, Anzoátegui, Valencia, Monagas y Miranda.
“La extensión en días de los apagones del mes de marzo y el alto costo de las baterías y de otros equipos de iluminación hizo que muchas personas recurrieran, sin ninguna previsión, al uso de lámparas artesanales, ya sea para iluminar sus viviendas o hasta las calles de sus urbanismos. Al ser preparadas con aceites o con combustibles como el gasoil, son altamente inflamables”, refiere el especialista en seguridad industrial Alexander Rodríguez.
Lo expuesto por Rodríguez coincide con las experticias hechas por los bomberos en varios de estos escenarios: el incendio fue producto de la impericia, de la incorrecta elaboración del mechero, del uso de productos inadecuados y, en algunos casos, porque niños manipularon las lámparas artesanales. “Los afectados por estos incendios intentaron buscar una solución ante el apagón, pero lamentablemente la consecuencia fue la pérdida o afectación parcial de las viviendas”, acota Rodríguez.
Cortocircuitos contra viviendas y comercios
Pero no sólo las lámparas artesanales fueron las responsables de que algunas viviendas se incendiaran. En casas de Barcelona y El Tigre, en el estado Anzoátegui, y en por lo menos 14 establecimientos comerciales ubicados en los estados Vargas, Miranda, Maturín, Bolívar, Barinas y Anzoátegui, el incendio fue producto de los cortocircuitos que originaron la inestabilidad del fluido eléctrico.
Los versiones de cómo ocurrieron los cortocircuitos coinciden en algunos datos: el registro de una explosión luego de una subida o disminución abrupta del fluido eléctrico al intentar restituirse tras una larga suspensión de servicio.
Así ocurrió con una de las viviendas incendiadas en el barrio Tronconal II en Barcelona y en otra ubicada en la calle principal del sector La Vega, en El Tigre. En esta última, el alto voltaje de la energía eléctrica provocó que se originara un fuego por el lado posterior de la cocina y el refrigerador y se propagara hasta el cielo raso de la estructura.
Lo mismo ocurrió en los comercios: el retorno de la electricidad, y la posterior explosión de neveras o de toma corrientes, ocasionaron el incendio en un quiosco de comida en el balneario de Playa Caribe en Caraballeda; de negocios, como Repuestos Abreu, en Guarenas; un restaurante y lunchería que funcionaban en un local en el kilómetro 21 de la carretera Panamericana y el establecimiento comercial La Perla, ubicado en la calle Falcón de Santa Teresa del Tuy.
«Este fuego es otra obra del apagón. Pérdidas materiales que difícilmente se recuperan», narró uno de los comerciantes del estado Miranda, afectado por los hechos y que no quiso ser identificado.
El patrón se replica en el interior del país. Como en Maturín, donde vecinos del sector El Paraíso aseguran que escucharon una explosión cuando fue restituido el servicio eléctrico en la zona, la noche del 2 de abril. El incendio acabó con el depósito de un supermercado y un centro de venta de licores. Igual ocurrió en el centro de Barinas, donde el recalentamiento de líneas eléctricas trifásicas, utilizadas para el funcionamiento de la maquinaria de carpintería y elaboración de muebles, generó el fuego que arrasó dos locales dedicados a ese ramo. En el oriente del país, el domingo 7 de abril se incendió un depósito de la empresa Servisan ubicada en la calle 24 Sur de El Tigre, tras el retorno de la electricidad.
“Las fluctuaciones que existen en el sistema eléctrico son las principales causas de estos incendios en residencias y en comercios. Lamentablemente, el riesgo de cada apagón es este, porque al mantenerse el servicio sin electricidad e ir recargando los puntos de distribución puede ocurrir que el amperaje sea más alto o más bajo. Esto suele suceder con cualquier sistema eléctrico, pero en Venezuela puede pasar hasta cinco veces en un solo día al mismo sistema. Esto incrementa el riesgo”, explica nuevamente el especialista Alexander Rodríguez al ser abordado sobre el tema.
Frente a esta situación, Rodríguez acota que uno de los aspectos más graves es la incapacidad de los cuerpos de seguridad en Venezuela, en este caso de bomberos o Protección Civil, para hacer frente a estos incendios que se incrementan por la falla eléctrica.
En el caso de los incendios registrados en Vargas, Miranda, Aragua y Falcón, el equipo de El Pitazo pudo confirmar que hubo respuesta tardía de los cuerpos de bomberos de estas entidades al no contar con los equipos técnicos requeridos.