Walter Márquez es diputado jubilado de la Asamblea Nacional de Venezuela. Su lucha por la defensa de los derechos humanos es constante. Mientras trabaja para acompañar y ayudar a otros, sus derechos son violentados casi a diario debido a las constantes fallas de electricidad que afectan su estado de salud y las condiciones que requiere por su discapacidad

Las secuelas de la poliomielitis han acompañado al diputado jubilado Walter Márquez durante sus 73 años de vida, porque la sufrió a solo meses de haber nacido. Además de utilizar una silla de ruedas para movilizarse, requiere de una manta térmica especial para poder dormir que debe estar conectada a la electricidad y que le ayuda a regular su temperatura corporal.

Sin embargo, las noches son largas y complicadas para Márquez por las constantes fallas eléctricas que se registran en el estado Táchira, donde reside. Los dolores en todo su cuerpo son inevitables si no tiene la manta térmica y la mayor parte de las noches no la puede usar porque en San Cristóbal, la ciudad donde vive, los apagones son de hasta de seis horas.

La hipersensibilidad al frío le impide descansar si no tiene la cobija especial conectada a la corriente eléctrica. El diputado es uno de los miles de venezolanos que son víctimas de los apagones en Venezuela. La interrupción eléctrica afecta la calidad de vida del diputado.


La hipersensibilidad al frío le impide descansar si no tiene la cobija especial conectada a la corriente eléctrica.


Márquez ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos. Actualmente preside la fundación El Amparo, con la que ha denunciado crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela en los últimos años ante la Corte Penal Internacional (CPI). Mientras lucha por obtener justicia internacional, es víctima de la violación del derecho a la electricidad, lo que perjudica su salud.

“Cuando se va la electricidad me despierto con mucho frío y eso me ha afectado la salud, en lo personal”, cuenta Márquez a El Pitazo. Su vida se ve totalmente paralizada sin el servicio eléctrico. Por su discapacidad construyó un elevador dentro de su vivienda para poder ir de un piso al otro.

En la primera planta de la casa está su cuarto, sala y comedor, por lo que lo más básico puede hacerlo ahí. En el segundo piso está su biblioteca, centro de estudios y de reuniones, al no poder usar el ascensor tampoco puede trabajar o estudiar.

La poliomielitis afecta las terminaciones nerviosas, el área muscular, el sistema óseo y con el tiempo se va desarrollando el síndrome postpolio, en el que aparecen otros hechos colaterales, como en su caso la hipersensibilidad al frío. Por eso, las fallas eléctricas, le restan calidad de vida a Márquez.

Un problema familiar

En Venezuela, dos apagones nacionales han dejado al país a oscuras. Uno ocurrió el 17 de marzo de 2019; y el segundo, el 30 de agosto de 2024. Pero los apagones que se registran a Táchira a diario y que en 2023 llegaron a ser de hasta 16 horas al día, no solo afectan a Márquez cuando no puede usar su manta térmica, sino también a su esposa, quien cada noche también padece el insomnio y el sufrimiento de la hipersensibilidad al frío.

El Pitazo documentó que en 2023 hubo 474 apagones en el Táchira que duraron entre 6 y hasta 16 horas diarias en todo el estado.

En el escenario distinto está su hijo. Cada noche solía dormir con el aire acondicionado encendido para mayor comodidad, pero con los cortes de electricidad no logra dormir por el calor. A Márquez le resulta curioso tener que justificar que un ser humano necesite de electricidad para descansar cómodamente.


Son contrastes. A mí me afecta la falta de electricidad por el frío y a mi hijo le afecta la falta de electricidad por el calor

Walter Márquez, exdiputado

“Son contrastes. A mí me afecta la falta de electricidad por el frío y a mi hijo le afecta la falta de electricidad por el calor”, dice el exdiputado.

También la familia Márquez se ha enfrentado a otras circunstancias con las fallas de servicios públicos, como no tener gas doméstico para cocinar y no poder usar hornillas eléctricas por los apagones. “Tuvimos que comer prácticamente racionamiento de combate, o sea, Diablitos, galletas, refrescos”, cuenta el también historiador.

Recuerda otro día en el que se quedaron sin agua. Se ríe, como quien pretende suavizar la circunstancia, cuando cuenta que el agua llegaba con barro y eso creó una especie de tapón en la tubería. La empresa estatal Hidrosuroeste la limpió y solventó la situación, y cuando creyeron que había pasado el problema, una baja eléctrica quemó la motobomba, por lo que en la segunda planta de la casa no llegaba agua.

“Es todo un drama familiar que afecta no solamente a lo particular, sino también a lo colectivo”, lamenta.

Se requieren soluciones

El exparlamentario reclama al Estado venezolano la solución de la crisis eléctrica. En Táchira hay hidroeléctricas, por su cercanía con Colombia podría firmar un acuerdo de intercambio de electricidad por gas o invertir en el sistema eléctrico en general.

Responsabiliza por la crisis eléctrica a quienes han gobernado en el país los últimos 25 años. “En el caso del Táchira es mucho más grave porque tenemos una represa en tres desarrollos, en dos desarrollos y una represa que debería generar 850 megavatios. Pero la corrupción, la desplanificación y otra serie de elementos, han conllevado a esta crisis eléctrica”, denunció.


El defensor de derechos humanos ha pasado muchas noches de angustia en medio de la oscuridad. Aunque puede usar otras cobijas, éstas no logran regular su temperatura corporal.


El defensor de derechos humanos ha pasado muchas noches de angustia en medio de la oscuridad. Aunque puede usar otras cobijas, éstas no logran regular su temperatura corporal.

“Se necesita urgente solución. Yo doy testimonio personal de que clínicamente me he visto afectado por la falta de electricidad y por los racionamientos eléctricos tan altos en un país energético y petrolero como Venezuela”, precisó Márquez.

El 24 de octubre se celebró el día de la poliomielitis, la enfermedad que aunque le causó secuelas en su vida, no le impidió ser padre, ser embajador, diputado, historiador y defensor de derechos humanos. Si no tuviese apagones a diario, su calidad de vida sería otra y no estaría afectado su momento de descanso, trabajo o educación.

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