Después de 48 años viviendo en San Agustín, Margot no conocía a ninguno de sus vecinos. Luego del primer apagón nacional que comenzó el 7 de marzo de 2019 se quedó sin nevera y sin microondas, lo que la obligó a pedir ayuda. Ahora, cada día comparten desayunos y meriendas y ella, con 80 años, agradece la compañía

#APAGÓN2019 UN AÑO OSCURO

El 7 de marzo de 2019, Margot Esparragoza, de 80 años, estaba sola. Desde que murió su esposo, en 2018, está acostumbrada a pasar las horas en soledad en su casa en San Agustín. No le molesta, pero ese día, cuando todo se oscureció, sintió miedo. Casi a las cinco de la tarde, un apagón afectó a 23 estados de Venezuela, que luego los voceros de Nicolás Maduro reconocerían como una falla en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) producto de un ciberataque.

Margot recordó los simulacros que hacía Marcos Pérez Jiménez durante la Semana de la Patria en los años 50. “Él hacía eso como si estuviéramos en un apagón nacional. Eso era terrorífico”, pero ella sabía en aquella época que era eso, un simulacro. Esta vez la oscuridad se prolongó por tres, cuatro o cinco días, depende del lugar del país donde se pregunte. Cuando volvió la electricidad, Margot supo que se había quedado sin nevera y sin microondas.


ENTRE MARZO Y DICIEMBRE DE 2019, EL COMITÉ DE VÍCTIMAS POR APAGONES REGISTRÓ 100.200 ELECTRODOMÉSTICOS QUE SE DAÑARON A CAUSA DE LAS FALLAS ELÉCTRICAS


Ella pasó nueve meses cocinando la cantidad justa para un día; tomando agua a temperatura ambiente; guardando sus alimentos en casa de quienes sí tenían nevera. En medio de todo, resalta lo positivo: “Luego de 48 años viviendo aquí, por fin conocí a mis vecinos. Pasamos de no hablar nunca a compartir muchas cosas. Ahora, todos los días, alguien me trae una arepa para desayunar”.

En un país con una hiperinflación que cerró en 2019 en 9.500%, según el Banco Central de Venezuela (BCV), un salario mínimo que no llega a los 10 dólares y una capacidad de compra de menos de 5%, de acuerdo con el monitoreo mensual del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas), el dicho de “lo material se recupera” pierde vigencia. Margot tardó casi un año en sustituir su nevera. La compró gracias a la ayuda se su nieta que vive en Perú y su hijo que está en Chile. Esa plata la sumó al pago correspondiente a la pensión del mes de diciembre. Pero su microondas sigue allí, desconectado y guardado.

Entre marzo y diciembre del año pasado sucedieron ocho apagones nacionales, en ese período el Comité de Víctimas por Apagones registró 100.200 electrodomésticos que se dañaron a causa de las fallas eléctricas y 20 millones de dólares en pérdidas. El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos encuestó a 6.403 personas en ocho ciudades y 22,8% de los entrevistados reportó tener electrodomésticos dañados desde la falla nacional.

Luego del segundo apagón, que sucedió el 25 de marzo, Nicolás Maduro insistió en que en la página web del Sistema Patria estaba la encuesta para reportar equipos y solicitar la indemnización a través del programa Mi Casa Bien Equipada. Sin embargo, Margot nunca logró que le repusieran alguno de sus aparatos.


Luego de 48 años viviendo aquí, por fin conocí a mis vecinos. Pasamos de no hablar nunca a compartir muchas cosas. Ahora, todos los días, alguien me trae una arepa para desayunar

Margot Esparragoza

Preguntó en el Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) de su sector, mientras que su hijo hizo lo propio en la oficina de la Gran Misión Hogares de la Patria, en Parque Central. Para los dos, la respuesta fue negativa. Las indemnizaciones se quedaron en el artículo 34 de la Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico.

Margot insiste en que la soledad no le molesta, pero tener gente cercana con la que contar, es un alivio. Para ella, la oscuridad se combate con compañía.

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