Caracas.- Trató de no mencionar su nombre para evitar revuelo en los opositores. Lo sabía. Y los asistentes también estaban conscientes. Aun así se atrevió a llamarlo usurpador, como lo ha hecho desde el 10 de enero de 2019. Le dijo que no siente intimidación por los ejercicios de guerra que ha hecho la Fuerza Armada Nacional y que la ayuda humanitaria entrará a Venezuela “sí o sí”.
-No menciono su nombre porque la respuesta es contundente -dice Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela.
-¡Menciónalo, Guaidó! -le gritó una joven que llevaba una gorra tricolor.
-El usurpador Maduro pensó que nos íbamos a cansar, pero se equivocó.
Y al unísono se escuchó el Maduro Challenge, una nueva forma de expresar rechazo al gobernante cuestionado por más de 50 países. Ese rechazo implica que un grupo pronuncia «Maduro» y enseguida otro grupo responde una frase que muchos consideran «obscena», pero que una gran mayoría prefiero verla como parte del genuino humor del venezolano.
Desde que Guaidó se juramentó como presidente encargado de la República delante de miles de personas en la avenida Francisco de Miranda, el pasado 23 de enero, ha convocado a otras dos movilizaciones. La primera se registró el pasado 2 de febrero y la segunda este 12 de febrero, Día de la Juventud, en conmemoración a los 205 años de la batalla de La Victoria. En las tres la vista se ha perdido. Se sabe dónde comienza, pero no el final de estas concentraciones que dejaron de tener un solo propósito porque tiene muchos. La ayuda humanitaria es la más importante, pero la amnistía, la democracia y el gozar de servicios públicos de calidad también son motivos para salir a las calles.
A las 10:00 a. m., hora de la convocatoria, la asistencia parecía ser mucho menor a la del 2 de febrero, cuya concentración fue en Las Mercedes. Quizá porque era un día de trabajo. Pero la percepción de muchos fue cambiando cuando caminaban por el bulevar de El Cafetal, la avenida Libertador, la avenida Francisco de Miranda, el centro comercial Ciudad Tamanaco, La Carlota y Chacao y notaban la cantidad de personas que se dirigían hasta la altura del McDonald’s de la Francisco de Miranda. Mientras se colmaba la avenida, las banderas de Venezuela, de todos los tamaños, con siete u ocho estrellas, se ondeaban sin parar. Los residentes de Chacao también dejaron banderas en sus ventanas.
“Oiga la guardia, oiga el Sebin: esto se cae como el muro de Berlín” era una de las tantas consignas que repetían sin cesar. “Fuera los cubanos”, gritaban los adultos mayores que caminaban por la autopista de Prados del Este.
Ismelda Martínez trató de llegar hasta la tarima, pero fue imposible. Eso le permitió inferir que la cantidad de asistentes era superior a la de las convocatorias anteriores. Cuando llegó al Farmatodo de Chacao sentía que se ahogaba y prefirió devolverse para esperar a Guaidó desde un lugar donde pudiera sentirse más cómoda. La sensación térmica estaba por encima de los 30 grados centígrados.
En la espera, Ismelda coincidió con otro caballero que también intentó acercarse a la punta de la concentración. Al momento de llegar a la calle Guaicaipuro, cercana a la tarima, no pudo avanzar más y decidió retroceder. Ambos reflejaban gestos de alegría y esperanza. Así como Constanza Blanco, que había perdido un poco la confianza en los líderes opositores. El ahora presidente interino le hizo reflexionar y creer nuevamente en la protesta, como cuota del ciudadano, para lograr la transición. Constanza tenía en sus manos un cartel que decía: “La ayuda humanitaria no se negocia”. Esa era su forma de expresar que está en desacuerdo con cualquier intención de diálogo o negociación que se asome.
Para honrar uno de los motivos de la movilización, varios dirigentes juveniles tomaron la palabra con el fin de invitar a los opositores a Maduro a continuar en las calles en un acto de resistencia. En los derechos de palabra surgió el tercer punto de la ruta que ha planteado Guaidó: elecciones libres. Los jóvenes aseguraron que serán garantes, una vez que cese la usurpación, como ha dicho la Asamblea Nacional, de la expresión libre y transparente a través del sufragio.
La espera se hacía larga. Al anunciar un nuevo derecho de palabra, los opositores gritaban que solo querían escuchar a Guaidó, que había llegado a la tarima poco después de las 12:30 p. m. Pese a ello, la euforia regresó cuando el diputado Miguel Pizarro tomó el micrófono y recordó que los venezolanos habían recuperado la capacidad de soñar.
-¿Ustedes van a permitir que nos dividan? -preguntó Pizarro.
-No, señor. Aquí no hay vuelta atrás. De que Maduro se va, se va -le contestó un caballero que lo grababa con su teléfono celular.
-Llegará el día en el que Tibisay Lucena no esté al frente del Consejo Nacional Electoral; en el que nuestras casas volverán a ser el lugar de encuentro y en el que la asistencia humanitaria llegue a todos los hospitales. Nadie nos va a sacar de la ruta -prosiguió Pizarro.
-¡Ay, yo sueño con que todo esto acabe! Abro la puerta de mi cuarto todos los días y espero que alguien me diga que esta pesadilla se acabó -expresó Ismelda, a quien le dieron el día libre en la empresa donde labora para que marchara.
Un helicóptero blanco sobrevoló la concentración, y en el momento en el que Guaidó inició su discurso se acercó aún más. Dio vueltas y se alejó. Algunos opositores aprovecharon para grabarlo con sus teléfonos.
Guaidó, que ejerce como presidente encargado y del Parlamento venezolano, aseguró que el reto de este 12 de febrero era unir a todos los sectores e incluso a la Fuerza Armada Nacional (FAN). “Cada día que movilizamos y sonreímos es un día ganado y del futuro”, expresó.
Cuestionó que Maduro utilice como excusa el supuesto bloqueo económico para decir que no puede comprar medicinas y alimentos para los venezolanos, pero adquiera misiles “para una guerra que no va a existir”. También lamentó que en los ejercicios militares recientes quedara en evidencia la destrucción de la FAN.
-¡Vamos a tomarnos un selfi! Quiero enviar estos rostros de esperanza y alegría que tiene Venezuela -dijo Guaidó.
Con su teléfono logró retratar las sonrisas, las banderas y a quienes también aprovecharon para registrar el momento.
A diferencia de las actividades de calle de otros años, la estrategia de la oposición ha estado enfocada en ofrecer anuncios, hechos y hasta ultimátums. Los de Guaidó fueron que más de 250.000 personas se han inscrito en la página www.voluntariosxvenezuela.com para participar en la distribución de la asistencia humanitaria que está en Cúcuta y la que comenzará a llegar al segundo centro de acopio ubicado en el estado de Roraima, en Brasil, y cuya entrada al país está prevista para el 23 de febrero. Otros dos centros serán habilitados en los próximos días, destacó el presidente interino.
-La ayuda humanitaria va a entrar sí o sí. El usurpador va a tener que irse sí o sí -advirtió Guaidó.
Al término de su discurso señaló: «Los venezolanos nacimos en esta tierra de gracia para ser felices y lo vamos a lograr”.