A inicios de septiembre, cuando el dólar paralelo estaba en torno a los Bs. 25.000, una persona necesitaba al menos 13 dólares (Bs. 325.000) para comprar diez productos de la canasta alimentaria: caraotas negras, pasta, harina de maíz precocida, arroz, mantequilla, azúcar, carne de primera, huevos, tomate y cebolla.
Hoy, poco más de un mes y medio después, con una tasa en Bs. 18.000, esa persona requiere mínimo 23 dólares (Bs. 414.000) para comprar lo mismo, es decir, diez dólares más. El costo de la vida en dólares se sigue encareciendo en Venezuela, país que lleva casi dos años en un severo ciclo hiperinflacionario que ha pulverizado el poder adquisitivo de las personas y generado una dolarización de facto cada vez más profunda.
“Antes con 100 dólares hacía un mercado para todo un mes y ahora solo alcanzan para 15 días”, expresó en un supermercado express, en el este de Caracas, Pedro Mendoza, trabajador de una empresa de seguridad diplomática donde gana 200 dólares mensuales. Hace un año, cuando empezó a trabajar en la compañía, pudo completar los ahorros que tenía de su empleo anterior para comprar un Toyota Corolla 2002 en 2.200 dólares. “Ahora 100 dólares me alcanzan para comprar un solo amortiguador, y el carro necesita cuatro”, añadió el consumidor mientras pagaba en la caja del establecimiento.
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