Un importante número de servidores públicos encontró una oportunidad de enriquecimiento en la pandemia. Compras de alimentos subsidiados a precios de restaurantes de lujo, ventiladores inservibles y reventa de medicamentos donados son algunas de las fechorías en las que están involucrados aquellos que deberían velar por el bienestar de la población

Por: CONNECTAS

Un fuerte dolor en el pecho y una fiebre insoportable llevaron al oficial de la policía peruana Edder Meca a buscar ayuda médica en el Hospital Central de la Policía. Había pasado intensas jornadas en operativos de control de los ciudadanos en Lima, en la comisaría La Victoria, donde estaba asignado. Confiado en los elementos de bioseguridad entregados como dotación, orientaba a los ciudadanos para que mantuvieran las normas de aislamiento al comienzo de la pandemia. A las pocas horas, murió.

Como Edder, 15.000 agentes se contagiaron de COVID-19 y fallecieron 223, en Perú. Una de las posibles causas fue la exposición, pues usaron mascarillas que no eran aptas, debido a una millonaria compra bajo investigación por irregularidades que involucra al ministro del Interior de ese país. Es uno de los retratos que la pandemia ha dejado en América Latina: el abuso político y la corrupción con los recursos públicos, como señala un informe de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal).

Esta nueva entrega del especial #HuellasDeLaPandemia, realizada de manera colectiva por periodistas Miembros de CONNECTAS, muestra cómo estos actos de corrupción en la región, antes y durante la pandemia, han dejado a los sistemas de salud en estado crítico en el momento en que más se necesitan.

El prontuario de irregularidades cometidas durante la emergencia sanitaria es largo. Desde marzo de 2020 se han presentado actos de corrupción que van desde el robo de medicina donada que ha sido revendida a hospitales, como en Ecuador, pasando por posibles sobreprecios en la compra de alimentos, con casos ejemplares en Colombia, hasta adquisiciones de respiradores sobrevalorados en Bolivia y México.

El hecho más notorio ocurrió en Ecuador, donde al expresidente Abdalá Bucaram y a sus hijos la policía les encontró 2.000 cajas de pruebas de coronavirus y 5.000 mascarillas. La Fiscalía local presume que las ventas de insumos médicos al Estado alcanzaron unos 7,7 millones de dólares y se trata de una operación de la que aún no se conoce todo su alcance. Además, a finales de marzo, medios de comunicación locales dieron a conocer que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Iess) había firmado un contrato para adquirir 131.000 un 240 por ciento más caras.

Pero este no es el único caso. En Perú, República Dominicana y Brasil también han caído políticos y altos funcionarios acusados de actos de corrupción en contratos dirigidos a atender la emergencia sanitaria. El sobrecosto en insumos médicos ha alcanzado precios hasta nueve veces superiores a los del mercado. En Panamá, el viceministro de la Presidencia enfrenta una investigación por adquirir 10 ventiladores 9,8 veces más caros que el precio de mercado.

Además de los altos costos, muchos gobiernos han adquirido insumos de mala calidad y sin las especificaciones técnicas necesarias para enfrentar el COVID-19. Hacia mediados de mayo, el Gobierno boliviano compró 170 respiradores inutilizables para pacientes con COVID-19, con un sobreprecio que bordea los 2,5 millones de dólares. En Honduras, la Comisión Permanente de Contingencias realizó la compra de 160 respiradores incompletos. Vea acá todos los casos de corrupción en la región detectados por este especial.

El peligro ya estaba anunciado. La corrupción viene desangrando los recursos de la salud de la región desde antes de la llegada del coronavirus y es parte de la razón de que muchos sistemas sanitarios estuvieran ya colapsados o mal preparados para enfrentar la pandemia. En muchos casos, los ministerios de Salud se han convertido en “ministerios Chequera”, como los denominan algunos expertos.

En Latinoamérica es fácil encontrar un “tipo de hospitales” proyectados como una gran solución, en los que se invierten millones, pero que nunca se concluyen. Se les denomina “elefantes blancos” y se han vuelto parte del paisaje. Para esta nota se logró documentar más de 500 a lo largo de la región. En la emergencia sanitaria actual, esas obras inconclusas serían de enorme utilidad.

En Brasil, la “Operación Contenedor” reveló una trama de fraude y sobreprecios de más de 27 millones de dólares, gastados entre 2009 y 2013, para la construcción de unidades de atención de emergencia en cuatro estados. En México hay al menos 327 hospitales, clínicas y centros de salud abandonados, según cifras de la Secretaría de Salud mexicana. Entre Colombia, Perú y Bolivia suman al menos 68 proyectos hospitalarios inconclusos o no funcionales. Lea acá más casos históricos de corrupción que han golpeado los sistemas sanitarios de la región.

Este largo historial de corrupción en los sistemas de salud de América Latina ha sido uno de los principales culpables de que la región no haya respondido de la forma más efectiva ante la pandemia. Ahora, por su culpa, carga con una larga lista de víctimas mortales del COVID-19, muchos de los cuales se hubieran podido salvar si no fuera por las garras negras de la corrupción.

Para conocer más de las #HuellasDeLaPandemia originadas en casos de corrupción, ingrese aquí.

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