Caracas.- Un año ha transcurrido desde que se esfumó el bote Jhonaily José el 23 de abril y el Ana María el 16 de mayo de 2019, embarcaciones que desaparecieron en el mar sin dejar rastro, las cuales partieron desde el puerto de Güiria en el estado Sucre, hacia Trinidad y Tobago, con apenas 23 días de diferencia y 60 personas a bordo.
Los familiares de esas 60 personas siguen pidiendo a las autoridades que respondan con una búsqueda efectiva que le devuelva a sus familiares. Hasta ahora, solo escuchan promesas, mientras se acumulan los indicios de una extensa trama de trata de personas entre ambas naciones, con complicidad de funcionarios.
LEE TAMBIÉN
TalCual, en alianza con la plataforma periodística latinoamericana Connectas, en el marco del apoyo de la iniciativa del International Center for Journalist (Icfj, por sus siglas en inglés), desarrolló la investigación Desaparecer en el mar: una búsqueda sin brújula.
La investigación revela cómo las instituciones de gobierno han ignorado las alertas que apuntan el desarrollo de un delito de magnitud internacional: el tráfico de personas y la explotación sexual, en el cual Venezuela se posiciona como el primer país con prevalencia en Latinoamérica, según índices mundiales.
El trabajo multimedia fue desarrollado durante seis meses. Incluye reportería en el límite fronterizo entre ambas naciones y en la vecina Trinidad, para completar una historia de complicidades y omisiones de ambos gobiernos, cercanos en la política y en el silencio ante un problema “que se ha vuelto masivo por el contexto de la migración venezolana”, como admiten funcionarios trinitarios.
Compartimos con nuestros lectores el especial Desaparecer en el mar: una búsqueda sin brújula desde este 16 de mayo de 2020, cuando se cumple el primer año de la desaparición del bote Ana María, el segundo de los dos involucrados.